La sexualidad ha sido el
primer bastión que el humano entregó para representar su vida más allá de sí
mismo
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La sexualidad y el trabajo |
Sí existe alguna dinámica, es decir algún impulso
consuetudinario que se escape de lo cultural y que se exprese desde lo innato
de la condición humana, es la sexualidad.
Sin embargo, la sexualidad ha sido el primer bastión que el humano entregó para
representar su vida más allá de sí mismo. De hecho el resultante, posible, como
probable de una de las formas de sexualidad (el intercambio de fluidos entre un
hombre y una mujer en período fértil) acaba, o concluye, con la continuidad de
la especie, o con la perpetración de la contradicción manifiesta en que la
experiencia humana no acabe, acabando. El acto sexual no se lleva comúnmente en
la plaza o el escenario público, no sólo por las cuestiones sabidas y
brillantemente narradas por otros, sino por sobre todo, porque la sexualidad es
la instancia en donde todos y cada uno de nosotros nos despojamos de nuestra individualidad para coger el traje de
seres sociales, padecientes y obedientes a las cláusulas sociales que nos vamos
imponiendo al ritmo de la práctica sexual.