Comer los pecados del fallecido fue una costumbre funeraria popular
Desde el siglo XVII
está documentada en Inglaterra la figura del comepecados. Esta persona se
encargaba de comer simbólicamente los pecados de un muerto para que éste
pudiera alcanzar la salvación de su alma. Cuando un hombre o mujer fallecía,
los familiares en ocasiones llamaban al devorador de pecados al lecho de muerte
y le hacían sentar en una silla o taburete. Por encima del cadáver, le pasaban
algo de comida y bebida, normalmente pan o queso y cerveza o leche. A veces
posaban la comida en el pecho del difunto unos instantes. Cuando el comepecados
consumía los alimentos, se creía que éste absorbía
inmediatamente los pecados del difunto.