El Códice Mendoza: un tesoro histórico de la civilización mexica

La creación del Códice Mendoza: un encargo imperial Parte de una página del Código Mendoza. En el vasto océano de la historia, pocos documen...

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Reconstrucción de la Gran Mezquita de Sevilla en 3D.



El ilustrador de Muy Interesante, José Antonio Peñas, ha reconstruido en 3D la Gran Mezquita de Sevilla, que fue parcialmente destruida para dejar espacio a la conocida Catedral de Santa María y su Giralda. Esta es la primera vez que se puede ver este edificio, que durante el siglo XIII ya empezó a utilizarse como templo cristiano. A partir de 1433 se comenzó su demolición al tiempo que se construía el santuario gótico. De ella sólo se conserva y el Patio de los Naranjos y el alminar, al que durante el Renacimiento se le incluyó el conocido giraldillo.

Se trataba de una mezquita de planta rectangular que ocupaba una superficie de 15.500 metros cuadrados. La parte destinada a rezar, que se perdió durante la intervención cristiana, estaba formada por diecisiete naves separadas por arquerías de doce vanos y ocupaba cerca del 60% del edificio.

Extraído de Muy Interesante

Ya en redacción la cripta arqueológica del Patio de Banderas para arrancar las obras en marzo de 2013.


 La Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla redacta ya, con un presupuesto estimado de 3,5 millones de euros y un plazo aproximado de 20 meses para su ejecución, un proyecto integral para instalar en el Patio de Banderas, en los aledaños de los Reales Alcázares, una cripta arqueológica en torno a las ruinas romanas, paleocristianas e islámicas que guarda dicho espacio. El proyecto contempla, además, la transformación de la casa número 15 del Patio de Banderas en un centro de interpretación y la excavación de un túnel que conecte esta antigua vivienda con la propia cripta arqueológica.

   El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido (PP), ha visitado este jueves el imponente yacimiento arqueológico del Patio de Banderas acompañado del primer teniente de alcalde y delegado del Real Alcázar, Javier Landa, y del arqueólogo director de este conjunto palaciego declarado Patrimonio de la Humanidad, Miguel Ángel Tabales.

   Tras inspeccionar el yacimiento, todos ellos han celebrado una rueda de prensa al objeto de exponer el resultado de las últimas excavaciones arqueológicas promovidas en el enclave y el destino de los activos patrimoniales descubiertos en el Patio de Banderas, uno de los lugares más simbólicos de Sevilla por su relación con el recinto palaciego.

LA HISTORIA ANTIGUA DE SEVILLA EN UN SOLO ENCLAVE.

   Durante su comparecencia, el alcalde hispalense y Miguel Ángel Tabales han explicado que en los últimos años, el Patronato del Real Alcázar, que gestiona este conjunto palaciego declarado Patrimonio de la Humanidad, ha promovido una intensa campaña de excavaciones arqueológicas en el Patio de Banderas, donde de hecho se ubicaría el primitivo acceso al recinto fortificado. En este enclave, pero en 1974, el arqueólogo Manuel Bendala Galán había descubierto unos restos arquitectónicos de época medieval que él atribuía entonces a una antigua basílica paleo cristiana.

   Continuando con las catas arqueológicas antaño realizadas por Manuel Bendala Galán y una nueva investigación impulsada en 1999, estas excavaciones han propiciado en los últimos tiempos la identificación del más antiguo vestigio de ocupación humana de la ciudad hispalense, fosas y un fondo de cabaña con restos de lo que pudiera haber sido una cocina utilizada allá por el siglo IX antes de Cristo, según han explicado el primer edil y Tabales.

DESDE LA HISPALIS ROMANA A LA ISBILIYA ISLÁMICA.

   Los arqueólogos han descubierto también restos de muros correspondientes a un antiguo edificio de la Hispalis romana. Se trataría de un edificio datado en el siglo I antes de Cristo, del periodo republicano, y de gran tamaño dada la envergadura de sus sillares. Según ha detallado Miguel Ángel Tabales, estos vestigios arquitectónicos podrían haber correspondido a un almacén quizá relacionado con el puerto de la antigua ciudad romana. Siguiendo la secuencia cronológica, los investigadores han descubierto además restos arquitectónicos datados en el siglo V después de Cristo y relativos a un edificio religioso perteneciente a la cultura paleo cristiana, así como vestigios de otro edificio levantado en torno al siglo VII sobre este último y también asociado al culto cristiano.

   "No hemos encontrado la basílica que Manuel Bendala Galán pensaba que estaba en este entorno", ha dicho no obstante el arqueólogo director del Real Alcázar. Las ruinas más recientes halladas en el yacimiento, según Tabales, corresponden al viario público y los alzados de un barrio de la antigua medina islámica, restos datados estos últimos en el siglo XI después de Cristo.

NUEVAS EXCAVACIONES Y PROYECTO TÉCNICO PARA LA CRIPTA.

   Ambos han destacado el valor de los vestigios arqueológicos que guarda el Patio de Banderas al reunir "la historia de Sevilla desde el siglo IX antes de Cristo hasta el siglo XI" de la era en curso. De hecho, el alcalde ha anunciado que la siguiente fase de la intervención arqueológica cuenta ya con un presupuesto de 234.800 euros, al objeto de que las excavaciones sean reanudadas en aproximadamente un mes y se prolonguen durante otros cinco meses.

   Pero lo más importante es que la Gerencia de Urbanismo, como ha anunciado el alcalde, redacta ya un proyecto integral destinado a instalar sobre el yacimiento arqueológico una "cripta" que acoja las ruinas y permita su visita. Juan Ignacio Zoido ha detallado que el proyecto técnico apunta un presupuesto estimado de 3,5 millones de euros y un plazo de ejecución de aproximadamente 20 meses y contempla, además, la creación de todo un "centro de interpretación" en la casa número 15 del Patio de Banderas, cuya cesión reclama el Consistorio hispalense a la Dirección Nacional de Patrimonio del Estado. El proyecto, además, incluye la construcción de un túnel que conecte el futuro centro de interpretación con la propia cripta arqueológica.

SIN AFECCIONES AL PATIO DE BANDERAS.

   "Queremos que el yacimiento, que contiene la historia de Sevilla durante más de 2.000 años, pueda ser contemplado por todo el mundo y que sea un reclamo turístico para que la ciudad siga creciendo", ha enfatizado el primer edil, quien ha defendido que la cripta en cuestión será instalada "bajo rasante" y no afectaría a "la fisonomía tradicional y la imagen" del Patio de Banderas. El proyecto, además, contempla la integración del área excavada en 1974 por Manuel Bendala Galán en la propia cripta arqueológica, que así sumaría aproximadamente 600 metros cuadrados con una profundidad de entre cinco y seis metros.

   Así, Juan Ignacio Zoido ha explicado que sus previsiones pasan por la "presentación" del proyecto integral de la cripta arqueológica y el centro de interpretación el próximo mes de septiembre, al objeto de que los primeros trabajos arranquen "en marzo" de 2013 una vez licitados y adjudicados.
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Extraído de Europa Press

Tras una pintura de Vasari, el fresco perdido de Leonardo.

Apenas unas semanas después de que el museo del Prado anunciase el hallazgo de una 'hermana' de la Gioconda elaborada en el propio taller de Leonardo Da Vinci, el genio renacentista y sus misterios vuelven a dar una nueva sorpresa. Según ha desvelado este lunes un equipo de investigadores, unos restos de pigmento negro encontrados tras un falso muro del Palacio Viejo de Florencia (centro de Italia) podrían pertenecer al 'Leonardo perdido': el fresco de Leonardo da Vinci (1452-1519) 'La Batalla de Anghiari'(1452-1519).
El director de la investigación, el italiano Maurizio Seracini, llevaba tras la pista de la pintura de Leonardo -perdida hace cinco siglos- más de 30 años. Seracini compareció ante la prensa en Florencia para informar sobre el hallazgo en el Palacio Viejo (actual sede del Ayuntamiento florentino) de estos restos, que se cree pueden provenir de la anterior obra perdida del genio renacentista, datada en los primeros años del siglo XVI.
Según Seracini, la muestra de material negro, encontrado en una pared oculta tras un falso muro en el Salón de los Quinientos del Palacio Viejo, tiene una composición química compatible con la usada por el genio renacentista en 'La Gioconda' y en el 'San Juan Bautista', que se conservan en el Museo del Louvre de París.
"Aunque estamos aún en la fase preliminar de la investigación y hay aún mucho trabajo que hacer para poder resolver el misterio, las pruebas demuestran que estamos buscando en el lugar adecuado", dijo el investigador.

'El que busca encuentra'.

A comienzos del siglo XVI, los líderes florentinos encargaron a Leonardo un gran fresco para celebrar la victoria de la República de Florencia sobre la milanesa en la batalla de las llanuras de Anghiari, que tuvo lugar en junio de 1440. El genio renacentista abandonó el proyecto un año después, probablemente porque una nueva técnica experimental para los frescos había fallado.
El misterio sobre el paradero del fresco de Leonardo se remonta al 1560, varias décadas después del proyecto, cuando el pintor y arquitecto toscano Giorgio Vasari (1511-1574) recibió el encargo de decorar y reestructurar el Salón de los Quinientos del Palacio Viejo. Todas las pistas del trabajo de Leonardo se pierden tras el fresco que encargaron a Vasari: 'La batalla de Marciano'.
Una reconstrucción de cómo sería el 'Leonardo perdido'. | AFP
Una reconstrucción de cómo sería el 'Leonardo perdido'. | AFP

A partir de ahí empiezan las cábalas sobre qué hizo Vasari con el fresco de Leonardo, que tenía problemas de conservación por la técnica que había utilizado para pintarlo, pero que muchos reprodujeron pues pudieron contemplarlo durante los años que estuvo la obra expuesta en esa sala del Palacio Viejo, en la que se reunía el Consejo Mayor de la República de Florencia.
Seracini obtuvo en 2007 la autorización del Gobierno italiano para proceder a la exploración de la pintura de Vasari sobre la batalla de Marciano en Val di Chiana. Guiado por una inscripción a 12 metros del suelo, sospechó que la pared este de la sala, donde se encuentra la anterior pintura, podía ocultar el fresco de Leonardo da Vinci.
En esa inscripción, un soldado florentino de la pintura de Vasari, mueve un estandarte con las palabras "Cerca trova" ("El que busca encuentra"), algo interpretado por el investigador como una pista que pudo dejar el arquitecto, quien, como admirador del trabajo de Leonardo, habría intentado conservar la obra del autor de 'La Gioconda'.

Algunos detalles.

Con un radar, el equipo de investigadores descubrió un espacio vacío entre la pintura de Vasari y el muro posterior, y mediante una sonda con microcámara, introducida a través de seis pequeños orificios en la pared falsa, una capa beige que solo pudo ser pintada con pincel.
Una sonda a través del fresco de Vasari.
Una sonda a través del fresco de Vasari.
Además de los restos de pigmento negro y de la capa beige, se han localizado varios fragmentos de material rojo, que se pueden asociar a una laca de ese color, cuya presencia es muy improbable en la construcción de una pared normal.
"Encontramos trazas de pigmentos que parecen ser los que sabemos que usaba exclusivamente Leonardo", explica Seracini. "Estos datos son muy esperanzadores".
El proceso en busca del 'Leonardo perdido' ha sido controvertido, en parte porque los investigadores han tenido que practicar varios orificios sobre el trabajo de Vasari y porque no todo el mundo coincide en que el fresco de Leonardo esté todavía ahí.
El equipo de Seracini trabaja en esta investigación con el apoyo deNational Geographic, la Universidad de San Diego y el Ayuntamiento de Florencia, entre otras instituciones.
La investigación de esta obra maestra, que según algunos expertos erauna de las más significativas de Leonardo, es "una iniciativa importante" para la National Geographic Society, afirma en un comunicado divulgado en Italia el vicepresidente ejecutivo de esa sociedad, Terry García.
Pese al entusiasmo de los investigadores, algunos historiadores del arte son escépticos y creen que el fresco de Leonardo debió de ser destruido antes de que Vasari pintase el suyo. De hecho, algunos historiadores de arte que trabajaban en el proyecto retiraron su apoyo.
Además, Italia Nostra -el grupo italiano líder en conservación de obras de arte- ha pedido a las autoridades florentinas que suspendan el proyecto porque podría dañar el fresco de Vasari y creen que es poco probable que el 'Leonardo perdido' siga ahí.
El alcalde de Florencia, sin embargo, está convencido de que el fresco de Leonardo sigue tras el muro y que la tecnología moderna permitirá al público admirar ambos. "Pero si tuviese que elegir, elegiría a Leonardo".
Extraído de El Mundo

La necrópolis prehistórica de Las Cruces.

Un estudio de la Hispalense data el yacimiento a final del tercer milenio antes de Cristo.

Un estudio elaborado por el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla data a finales del tercer milenio antes de Cristo o comienzos del segundo milenio de esta era la antigüedad de la necrópolis prehistórica descubierta en 2006 en dos yacimientos arqueológicos del Coto Minero Las Cruces, donde la empresa Cobre las Cruces explota la mayor mina a cielo abierto de Europa. Esta necrópolis, formada por un total de 38 enterramientos en cista o fosa en los que fueron localizados al menos 51 individuos, tendría parcialmente y según esta investigación "cierta vinculación" con las poblaciones que durante la Edad del Bronce habrían habitado el área occidental de Sierra Morena.

El estudio, titulado Dataciones radiocarbónicas de las necrópolis de la Edad del Bronce SE-K, SE-B y Jardín de Alá, parte de las excavaciones arqueológicas preventivas promovidas en 2006 en los términos municipales de Gerena y Salteras por Cobre las Cruces y Construcciones Azagra, respectivamente.

Según este informe elaborado por los arqueólogos Mark Hunt, Jacobo Vázquez, Daniel García Rivero y Juan C. Pecero, en el yacimiento SE-B del Coto Minero Las Cruces fueron localizados 12 enterramientos, dos de ellos en cista, con sus correspondientes restos óseos y vestigios de un ajuar formado principalmente por piezas metálicas y de cerámica. En el yacimiento SE-K, en este mismo entorno cercano a la Rivera de Huelva, los arqueólogos descubrieron "26 unidades de enterramiento, con un número mínimo de 39 individuos y con asociación, en algunos casos, de ajuares cerámicos, metálicos y malacológicos". Las tumbas en cuestión habían sido formadas mediante lajas de pizarra (cista), fosas con cubierta de piedra o sencillamente fosas "sin cubierta conservada".

En las excavaciones arqueológicas promovidas en la finca de Salteras Jardín de Alá de otro lado, fue localizado "un cementerio islámico", fondos de cabaña de la Edad del Hierro y una única estructura funeraria "aislada" correspondiente a la Edad del Bronce.

El informe atribuye a las inhumaciones del yacimiento SE-B, en el Coto Minero Las Cruces, "las dataciones más antiguas", correspondientes al final del tercer milenio antes de Cristo, "en el entorno del cambio de milenio". Los 26 enterramientos del yacimiento SE-K, así, serían "inmediatamente posteriores, cronológicamente", y a estas inhumaciones estaría asociada la tumba "aislada" de la Edad del Bronce descubierta en la finca Jardín de Alá. El informe, finalmente, concluye que las inhumaciones prehistóricas del yacimiento SE-K serían "coetáneas" con las 27 cistas funerarias de la Edad del Bronce descubiertas entre 1992 y 1993 en la finca La Traviesa, en Almadén de la Plata (Sevilla), y con "la fase antigua" del poblado de El Trastejón, en Zufre (Huelva). Los ajuares de estas inhumaciones, especialmente las piezas de cerámica, tendrían además "cierta vinculación con las tradiciones de la Edad del Bronce de la Sierra Morena Occidental, suponiendo una de sus manifestaciones más orientales".

Extraído de Diario de Sevilla

¿Ha entrado la Tierra en la era del Antropoceno?

Los seres humanos han producido cambios tan inmensos y sin precedentes en el planeta que pueden estar marcando el comienzo de un nuevo período de la historia geológica: el Antropoceno. Entre las causas figuran la contaminación, el crecimiento demográfico, la urbanización, los viajes y traslados de grupos humanos hacia zonas vírgenes formando nuevas ciudades, la minería y el uso de combustibles fósiles, que han alterado el planeta de una manera considerable. Este hecho, estiman los expertos, se dejará sentir durante millones de años. El impacto de la humanidad es tan importante que puede dar lugar a la sexta extinción en masa más grande en la historia de la Tierra, con el agregado de miles de nuevas especies de plantas y animales, además de las que ya estaban en vías de desaparición. La idea no es nueva, pero un recién formado grupo de trabajo de expertos ha sido creado para reunir todas las pruebas que apoyen el reconocimiento del Antropoceno como el sucesor de la actual época del Holoceno, en la que nos encontramos oficialmente. Se espera que dentro de tres años, este caso sea presentado en la Unión Internacional de Ciencias Geológicas, que decidirá si la transición a una nueva época se ha iniciado o no.

La nueva era, llamada Antropoceno (del griego «antropo», humano, y «keinos», nuevo) sería el primer período de tiempo geológico creado por la acción directa de una sola especie animal. Viajando hacia atrás en el tiempo, hace 58 millones de años se estima que terminó el Paleoceno y se dio inicio al Eoceno (del griego «eos”», aurora). Durante este período ocurrió un evento que cambiaría a la Tierra y que se debió también a una sola especie, en este caso de origen vegetal: una planta llamada azolla. La azolla es un helecho de agua fresca que se asocia con una bacteria (la «Cianobacteria anabaena») que tiene una característica sobresaliente: la eficiente fijación del nitrógeno y el carbono. En esta combinación, cada 4.000 metros cuadrados de azolla pueden «atrapar» en un año una tonelada de nitrógeno y seis toneladas de carbono. Cuando se dan condiciones favorables, la azolla crece muy rápido y con 20 horas de sol puede duplicar su biomasa en tres días o menos.

El Evento AzollaEn el Eoceno las condiciones eran muy favorables para la azolla, sobre todo en el Polo Norte donde hacía calor, y además durante el verano estaba expuesta constantemente al sol. El crecimiento de la azolla comenzó a disminuir el dióxido de carbono de la atmósfera. El registro fósil muestra que en el transcurso de 800 mil años los niveles de CO2 en la atmósfera bajaron de 3.500 partes por millón (ppm) (al principio del Eoceno) hasta 650 ppm. Conocido por los paleontólogos como el Evento Azolla, el cambio atmosférico originado por el crecimiento explosivo de este helecho inició el enfriamiento global que duró hasta el Pleistoceno ("pleisto"=mucho) donde aparecieron y se extinguieron muchas especies de mamíferos gigantes y hasta apareció nuestro antepasado directo, el Homo erectus. Este período, el Pleistoceno finalizó hace aproximadamente 11 mil años, cuando se retiraron los hielos, para dar lugar al Holoceno («holo», todo) con la flora y la fauna que hoy habita nuestro planeta.

Aunque el término Antropoceno ha sido utilizado de manera informal entre los científicos por más de una década, es ahora considerado un término oficial. Un nuevo grupo de trabajo ha sido creado para reunir todas las pruebas que apoyen el reconocimiento del Antropoceno como el sucesor de la actual época del Holoceno. Se espera que dentro de tres años este caso sea presentado en la Unión Internacional de Ciencias Geológicas, que decidirá si la transición a una nueva época se ha iniciado. La teoría ha sido propuesta por un grupo de científicos, como Paul Crutzen, premio Nobel de Química en 1995, en la revista Environmental Science & Technology. Los expertos llegaron a la siguiente conclusión: «El Antropoceno representa una nueva etapa en la historia tanto de la humanidad como de la Tierra misma, ya que al combinar las fuerzas naturales y las fuerzas humanas, el destino de una está determinando el destino de la otra. Geológicamente, este es un episodio importante en la historia de este planeta».

Una extinción catastróficaEl Dr. Jan Zalasiewicz, de la Universidad de Leicester, coautor del documento, añadió: «Se sugiere que estamos en el tren de producción de una extinción en masa catastrófica capaz de rivalizar con las anteriores cinco grandes pérdidas de especies y organismos durante el pasado geológico de la Tierra». Hoy la preocupación inmediata es las emisiones de dióxido de carbono que está causando un lento pero incesante calentamiento global. Pero no es la única huella por la que de aquí a varios miles de años los arqueólogos reconocerán al Antropoceno. Además del cambio climático, mucho más brutal que el causado por la azolla, encontrarán miles de millones de toneladas de plásticos y residuos tóxicos. El Antropoceno será una de las épocas geológicas más claramente marcadas y todo parece indicar que puede ser la más corta en la historia de la Tierra. Una época que muchos niegan y se resisten a recibir intentando cada día una nueva actividad que genere conciencia y ponga freno a este suicidio masivo en el que estamos todos embarcados.
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Extraído de ABC

Aparece el vestigio de actividad humana más antiguo de Sevilla.

Las excavaciones que se están desarrollando en el Patio de Banderas han posibilitado un descubrimiento inesperado: los vestigios de actividad humana en Sevilla más antiguos que se conocen hasta la fecha. Se trata de un fondo de cocina u horno que data del siglo VIII a. C., en los últimos años del Bronce Final, el momento en el que los historiadores y los arqueólogos datan el origen de la capital andaluza.

Sorprendente ha sido también la aparición de los restos de un gran edificio romano de la época tardorrepublicana, de la que, hasta hoy, apenas se habían documentado vestigios arqueológicos de importancia.

Estos dos hallazgos de importancia se suman a los restos ya anunciado en los meses anteriores que, como indica el director de las excavaciones, Miguel Ángel Tabales, permiten hacer un recorrido por la historia de la ciudad desde sus orígenes hasta el siglo XI, ya con el dominio musulmán en pleno apogeo.

Aunque ya se habían encontrado con anterioridad algunos restos cerámicos del siglo VIII a. C. en el mismo Alcázar o en San Isidoro, no se tenía constancia arqueológica de actividad humana en esta época. Por esto el descubrimiento de esta cocina ha provocado el entusiasmo tanto del conservador como del alcaide del Real Alcázar, Antonio Balón y Antonio Rodríguez Galindo, respectivamente, quienes, incluso, se plantean la posibilidad de ampliar unas excavaciones a las que aún le quedan dos meses y en la que se han invertido 350.000 euros.

Sobre el lecho de cenizas de la cocina, aparecido en la banda más septentrional de la lámina de albero del Patio de Banderas a cinco metros de profundidad (cota 7,5 metros sobre el nivel del mar), se han encontrado numerosos trozos de grandes dimensiones de platos cerámicos de retícula bruñida, la más común en el periodo. "Aunque por estas fechas ya se está iniciando el contacto entre los pueblos indígenas y los comerciantes fenicios, la cerámica es marcadamente local, aún sin influencias orientalizantes. Todavía queda un siglo para que se forme lo que conocemos como Tartessos", afirma un también eufórico Tabales. Durante el siglo VIII a. C. Sevilla todavía está a las orillas del mar y esta cocina "tuvo que ser comunal, rodeada de cabañas de planta circular. Los restos nos indican que en ella se guisó y comió", continúa el director de las excavaciones.

Pese a ser un descubrimiento menos mediático, los arqueólogos también están más que satisfechos con los restos de un inmueble romano del siglo I. a. C, a finales de la era republicana. "Se habían encontrado algunos vestigios pero no de esta importancia. En Sevilla, todo lo que sea anterior al siglo II es importante", dijo Tabales. Se trata de unos muros de "gran potencia" que llegan en algunos tramos a alcanzar los tres metros de altura y que están realizados con la técnica opus africanus, una forma constructiva muy antigua que se abandonó posteriormente y que como característica más llamativa destaca la utilización de grandes sillares en disposición vertical. "Esta técnica fue copiada del mundo púnico", asegura Tabales, quien también indica que, probablemente, el edificio descubierto podría servir de almacenes para la actividad del puerto de Sevilla.

Las excavaciones también han detectado una intervención sobre el inmueble republicano ya en el siglo I de nuestra era. "Esta transformación a base de paredes de ladrillos reutiliza algunos muros previos a modo de cimientos pero anula otros" y, en general, se observa que se le dio al inmueble mayor prestancia, como indican los restos de estuco, mármoles y teselas procedentes de mosaicos dispuestos en su interior.

Finalmente, según desvela la excavación, a inicios del siglo IV los almacenes fueron destruidos para sustituirlos por otras construcciones que estarían relacionadas con el supuesto baptisterio paleocristiano excavado por Manuel Bendala en los años 70 y que, según parece, estaría relacionado con la basílica de San Vicente Mártir, uno de los primeros templos cristianos de la ciudad junto a los de Santa Jerusalén y Santas Justas y Rufina. Precisamente, la posible aparición de esta basílica era uno de los principales atractivos de las excavaciones iniciadas el pasado 16 de febrero. Aunque todavía no se puede concluir nada al respecto, Tabales se muestra "cada vez más convencido de que el templo se encuentra aquí", por los indicios que van apareciendo. Eso sí, Tabales pide cautela, "hay especialistas que ponen en cuestión los hallazgos de Bendala. Hasta que no aparezcan enterramientos propios de un templo cristiano no se puede asegurar nada".

Casi novelesca es la destrucción de este posible templo por los Vándalos en 426 y la aparición de un tesorillo de 30 monedas con un crismón del obispo Marciano que alguien intentó ocultar del saqueo de los bárbaros y que, "evidentemente, nunca volvió a por él", asevera el arqueólogo. Se constata sobre este inmueble otro edificio, probablemente visigodo, que pudo servir de templo y que estaría vinculado al baptisterio paleocristiano, una teoría todavía en estudio.

El resto de los hallazgos son de época árabe, con la construcción en el siglo XI de un arrabal que supondría la destrucción del templo cristiano y que fue mejorado en el siglo XII con un sistema de alcantarillado. La zona fue abandonada probablemente tras la conquista castellana, momento en el que se comienzan a detectar explanaciones del terreno que culminarían con la construcción del apeadero del Alcázar por Vermondo Resta a inicios del XVII.
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Extraído de Diario de Sevilla

Bernard Vincent: «La Sevilla de las tres culturas es sólo un mito».

“La imagen pacífica de la Sevilla de las tres culturas es un mito que tiene su inicio pasada la Edad Media. Existieron muchos conflictos porque cada una de las comunidades –cristiana, musulmana y judía– estaba convencida de la superioridad de su fe y de poseer la verdad absoluta... por eso eran tan duros los límites de aquella convivencia”. Así se explicaba ayer el célebre hispanista Bernard Vincent, actual director de la Escuela de Estudios Sociales de París, que pronunció ayer en el Alcázar la conferencia La tragedia de los moriscos.

Invitado por el Centro de Estudios Andaluces, con motivo de la celebración del IV centenario de la expulsión de los moriscos de España, a raíz de la firma del decreto por Felipe III, el profesor Vincent analizó “el drama” de una comunidad “que embarcó en los puertos de Sevilla y Málaga sumida en la miseria, sin pertenencias, en condiciones trágicas y extremadamente peligrosas para su integridad física”.

De este modo, el profesor de la Universidad de la Sorbona tachó de “fracaso” la política de asimilación de los moriscos emprendida por la Corona española en el siglo XVI, etapa en que otros países europeos también vivieron un proceso de “confesionalización”. La expulsión de la población morisca, que Felipe III aprobó en 1609, supuso, según Bernard, “una tercera vía entre las otras dos opciones de las que el monarca disponía para abordar la permanencia de moriscos en el territorio español, tras la asimilación”, que Vincent denomina “etnocicio”, y el genocidio.

Sin embargo, entre 1502, cuando la corona española obligó a los mudéjares a convertirse al cristianismo, y 1609, fecha en que decretó su expulsión, la mayoría de esta comunidad “siguió profesando su fe”, ya que los moriscos “no cambiaron sus ideas por el hecho de recibir el bautismo”, dijo. “Algunos autores han querido mitificar esta vía moderada de asimilación comparándola con políticas del siglo XX relacionadas con la integración de las minorías, pero es una equivocación”, dijo el autor, que recordó también el papel que jugó la represión a la población morisca por parte de la cristiana en etapas en que la convivencia entre ambas se tornaba “más conflictiva”, señaló el historiador, que puso como ejemplo “el rumor que nació en Sevilla en 1580, y que se extendió hasta la Sierra de Ronda, de una sublevación de los moriscos en Andalucía. El ejército salió a la calle, junto con la población cristiana, y se produjo una auténtica caza de moriscos”.

Entre 1609 y 1614 salieron de España alrededor de 350.000 moriscos, un hecho “que trajo consecuencias muy negativas para la economía”, finalizó Vincent. “La calidad de su trabajo era un hecho, su profundo saber tecnológico, el arte de la seda y sus conocimientos agrícolas, todo eso salió de España junto a los moriscos, y trajo unas consecuencias gravísimas”.

El subsuelo del Patio de Banderas arroja, para empezar, un barrio taifa.

El Patio de Banderas es la zona cero de Sevilla, donde se forjó la fenicia Spal, la romana Híspalis, la Isbiliya islámica y la Sevilla cristiana. El Patronato del Real Alcázar ha iniciado una investigación arqueológica en profundidad que, tras su primer mes, ha desvelado sus primeros resultados: restos de un barrio taifa del siglo XI.

Los trabajos no han hecho, como quien dice, nada más que empezar, pero el enclave es tan fértil en historia que, a poco que se excave, surgen los restos, el pasado. En busca del más remoto va el equipo multidisciplinar configurado por el arqueólogo Miguel Ángel Tabales, uno de los de mayor solvencia y prestigio que operan en la ciudad, lo que le ha valido ser algo así como el arqueólogo de cabecera del Patronato del Real Alcázar.

Y es que este organismo autónomo que dirige el alcaide Antonio Rodríguez Galindo es el que está promoviendo las referidas excavaciones, que nada tienen que ver con la gran mayoría de las que se han hecho o hacen –ahora menos, por la crisis– al abrigo de tanta obra de nueva planta con garaje subterráneo en zona patrimonialmente sensible incluido.

“En la excavación del Patio de Banderas no estamos en la Encarnación, ni en tantas obras donde los promotores privados apremian a los arqueólogos para que se vayan lo antes posible. El Patronato del Alcázar, cuando se embarca en un sondeo, lo hace para investigar, sin prisas, con previsión, planificación y con cuantos medios sean precisos para poder extraer los mejores resultados posibles”, explica Galindo a pie de obra.

Junto a él están el director del Alcázar, Antonio Balón, los arquitectos que han redactado el avance del Plan Especial de Protección del Alcázar y sus alrededores, Vicente Llanos y Rafael Bermudo, y, cómo no, el arqueólogo Miguel Ángel Tabales, que está más que ilusionado en los hallazgos que se están empezando a producir.

Los primeros ya han hecho acto de presencia. Hace poco menos de un mes comenzaron los trabajos con un corte de 80 metros cuadrados –en la segunda fase, se abrirán otros 80 pero en sentido perpendicular– y ha quedado de manifiesto que la visión que se tiene hoy en día del Patio de Banderas no resiste el paso del tiempo, es decir, que tendrá a lo sumo tres cuartos de siglo de pervivencia, no más. “Hemos hallado, a ras de albero, una sucesión de los pavimentos anteriores que lució el lugar, el primero de los cuales era de cerámica Pickman de finales del XIX o principios del XX. A partir de éste, hubo varias reformas y suelos nuevos, todos por lo general de poca monta, hasta que el lugar se adecentó para la Expo Iberoamericana del 29 configurando, en buena medida, el patio tal cual lo conocemos hoy en día”, describe Tabales.

Todos esos niveles se condensan en unos escasos 50 centíemtros de profundidad a ras de albero. Bajo ellos, lo que hay es historia: restos islámicos primero almohades (siglo XIII) y, bajo éstos o entre éstos, los correspondientes a un barrio taifa, es decir, del siglo XI. Se trata de muros correspondientes a varias casas taifas y los vestigios de una calle que las delimita.

Un arrabal ‘expropiado’. Este primer hallazgo de relevancia en el sondeo es curioso porque documenta un urbanismo totalmente distinto al que consolidarían de forma tan potente los almohades cuando ampliaron los dominios del Alcázar, dotándolos de la muralla que hoy separa la plaza del Triunfo del conjunto palatino. Para ello, todo ese barrio taifa fue demolido hasta niveles de cimentación, justo los que ahora han aflorado dejando a la vista estructuras curiosas como las de las letrinas, conectadas a pozos individuales bajo las calles y que, por su abundancia, sugieren que uno de los edificios localizados en el corte practicado tuviera “carácter público”.

Los almohades, como acredita también la excavación, reurbanizaron a fondo la zona dotándola de una red de alcantarillado acorde con el gran centro de poder que era el Alcázar en el siglo XIII, con sus 17 hectáreas de terreno amurallado, ajardinado y refinadamente decoradas, “una extensión superior a la de muchas ciudades –recuerda Tabales– que nos aporta mucha información sobre la historia de Sevilla y su Alcázar”.

Empieza la emoción. Todo es relevante en arqueología, y aunque por lo general el gran público prácticamente sólo se pone ojiplático cuando se le habla o ve restos romanos de empaque, lo cierto es que también para los arqueólogos la emoción empieza ahora, cuando, tras analizar y documentar los restos islámicos, los levanten para acceder a los niveles inferiores, correspondientes al mundo tardorromano. De hecho, éste ya ha hecho acto de presencia en un punto del sondeo, dejando a la vista restos de muros romanos medio destruidos “que son vinculables a la posible basílica paleocristiana excavada por Bendala en 1974 a escasos metros de la excavación”, apunta Tabales.

Lo que se pretende con la excavación en marcha, que en principio durará unos tres meses, es agotar todo los registros con huella humana del lugar. Y si las sospechas de los arqueólogos son ciertas, habrá mucho que contar por una sencilla razón: el enclave no es uno cualquiera, “sino que fue el límite meridional de la ciudad durante al menos 2.000 años”, un punto bañado por el Tagarete por un extremo y por el Guadalquivir por otro en el que se cree que se condensa el origen de Sevilla. “Trabajamos con la hipótesis –sostiene Tabales– de que podremos localizar restos de hasta el siglo VIII a.C., es decir, del periodo del Bronce final, a unos 3 o 3,5 metros de profundidad”.

Se trataría del primer asentamiento protohistórico de Spal, que era el nombre que los fenicios le dieron a esta tierra cuando la alcanzaron y se mezclaron con su población autóctona –los tartesios–. Y también se trataría de la primera excavación que aportase, de confirmarse las expectativas, algo más que un puñado de cerámicas de ese siglo VIII a.C., lo único documentado en la capital hasta la fecha. Para salir de dudas, no obstante, toca esperar, aunque no demasiado. El Alcázar lo tiene todo para marcar un antes y un después tras esta excavación.
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Iglesia del Salvador de Sevilla y su historia.

Las dos historias del Salvador.
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De mezquita mayor a templo clasicista con interior barroco: ésa es la biografía del Salvador puesta al descubierto por la restauración del edificio. Su pasado puede llegar más lejos: a la época romana: Quizá hubiera allí una basílica después convertida en templo cristiano. No hay evidencias documentales pero columnas y capiteles del patio sugieren ese pasado. Sí está determinado que el solar acogió a la mezquita Addabás, aljama de la ciudad hasta que el aumento de población exigió mayor recinto. Del pasado árabe queda a la vista el patio (disminuido recuerdo del dedicado a las abluciones) y la parte baja del alminar, que se levanta en la calle Córdoba. Lo demás estaba literalmente enterrado, como los restos de la iglesia colegiata en que se convirtió la mezquita, tras la conquista, girando su orientación: hacia levante en lugar de mirar al sur.
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Los clérigos de la colegiata mantuvieron, frente a la catedral, la dignidad del templo. Quizá por eso querían convertirlo en una gran iglesia. Iniciadas las obras en 1671, errores de cimentación hundieron la estructura. Las intervenciones sucesivas de Granados de la Barrera y Leonardo de Figueroa terminaron el templo en 1712. Su concepción era clásica y su interior luminoso pero los retablos mayor y sacramental le añadieron espléndida impronta barroca.
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El libro une a estas vicisitudes la reseña de los arquitectos que intervinieron en la obra, las influencias que el templo tuvo en edificios posteriores y la incomprensión que sufrió durante el siglo XIX y buena parte del XX. ¿Pudo esta mala fortuna crítica (y la conversión en parroquia) influir en el relativo abandono del templo?
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A todo ello hay que añadir otra historia, la de la restauración que ha ocupado al autor, el arquitecto Fernando Mendoza, durante más de veinte años. Las primeras alarmas, en 1987, sólo llevaron a intervenciones puntuales. En 2003, la notoria precariedad del edificio y cierta presión cívica lograron que se abordara un proyecto de alcance que ha permitido precisar y remediar el principal riesgo para la estabilidad del templo (un brazo fósil del río que corre en su subsuelo), sacar a la luz los restos de la antigua colegiata (protegidos en una cripta por un forjado de hormigón), devolver la claridad clásica a sus trazas y recuperar el brillo sensual de los retablos oculto por centímetros de polvo y hollín.
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Hay finalmente en el libro dos aspectos de sumo interés para quien se acerca a él: uno de ellos, la información gráfica dada por casi 800 fotos y unos 220 planos. El otro, que la restauración, como muestra el autor, fue un esfuerzo colectivo en el que han cooperado numerosos investigadores y especialistas. Un libro pues en el que se aprenden muchas cosas. No sólo del pasado remoto.
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Extraído del Diario de Sevilla

Cuatro expertos reflexionan en Sevilla sobre la Guerra de la Independencia.

Un ciclo de conferencias, organizado por la Fundación José Manuel Lara, dedicará un apartado específico al crucial y poco reivindicado papel que la ciudad jugó como efímera capital del país.

"Sevilla jugó un papel fundamental durante la Guerra de la Independencia, aunque ha sido un poco olvidado. Aquí estuvo la capital de la nación desde la caída de Madrid en manos de Napoleón hasta la disolución de la Junta Central. O sea que, durante casi dos años, Sevilla fue la capital del país", explica Manuel Moreno Alonso, profesor titular de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla y uno de los ponentes en el ciclo de conferencias Cuatro miradas la Guerra de la Independencia. Sevilla y el nacimiento de la nación española, que durante los días 4 y 5 de noviembre, organizado por la Fundación José Manuel Lara, se celebrará en la Casa de la Provincia.

Gerard Dufour, rector honorario y profesor emérito de la Universidad de Provenza, disertará sobre La mirada francesa en torno al conflicto, mientras que Charles Esdaile, catedrático de Historia de la Universidad de Liverpool, hará lo propio desde la perspectiva británica (martes 4 a las 19:30 y 20:15 respectivamente). Ambos participarán posteriormente en un coloquio moderado por Jacobo Cortines, profesor titular de Literatura Española de la Universidad de Sevilla, y Moreno Alonso.

El miércoles 5, siguiendo el mismo horario y estructura, participarán Ricardo García Cárcel, catedrático de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de Barcelona, quien hablará sobre La mirada patriótica, y Moreno Alonso, que ha titulado su conferencia Una mirada al nacimiento en Sevilla de la nación española.

"La ciudad ya había tenido una importancia muy grande durante el siglo XVI, con el descubrimiento y la colonización de América -recuerda el profesor-, pero nunca había jugado un papel decisorio desde el punto de vista político o ni siquiera económico. Por primera vez en su historia va a ser el centro, la capital desde la que se dirige la guerra y la política. Aquí es donde se refugia el gobierno de la Junta Central y se deciden aspectos que van a ser fundamentales".

En este sentido, Moreno Alonso explica que "propiamente como tal, tanto el Partido Liberal como el Partido Constitucionalista surgen en Sevilla", ciudad por la que pasan "todos los miembros del Gobierno y los intelectuales más importantes, como Jovellanos, además de los que ya están, como Blanco White o Alberto Lista, que colaboran con el nuevo gobierno".

Para el historiador, "no es que estos hechos sean poco conocidos, sino que resulta totalmente desconocidos". "Es aquí donde se redactan varios proyectos de Constitución, que darán pie a lo que luego apruebe en Cádiz. De hecho, Ranz Romanillos, que también había sido el redactor de la de Bayona y después lo será de la de Cádiz, está aquí en Sevilla. Y aquí llegan Argüelles, Flores Estrada, los diplomáticos de todo el mundo, Wellington... Desde aquí se mandan embajadores a muchos países, a Inglaterra, a Rusia, a Constantinopla, a Suecia... Sevilla es el centro de la nación en unos momentos de solidaridad impresionante".

¿Qué ocurre entonces para que Sevilla quede apeada de un episodio histórico de semejante trascendencia? "La razón es que el gobierno de la Junta Central se disolvió con la entrada de los franceses en la ciudad. Se van a Cádiz y a Sevilla le queda una muy mala conciencia, porque habiendo sido la cuna de la Nación y del liberalismo ha sido cobarde y no la ha defendido. La ciudad esperaba un sitio como el de Zaragoza, pero no se defiende, y luego apuesta por el absolutismo una vez que fracasa la Constitución de Cádiz en 1814. Así que los sevillanos sienten vergüenza de reclamar que fue en Sevilla donde surgió todo esto".

Para Moreno Alonso, incluso el mito del 2 de mayo se alimenta desde Sevilla coincidiendo, en 1809, con el primer aniversario del mismo. "Se mitifica en exceso con una intencionalidad propagandística clara. Y se hace desde Sevilla, donde la prensa está muy viva y busca prender la llama del patriotismo. Conocemos bien los mitos, pero no la realidad sobre la que se asientan. Y esa realidad es la guerra y la construcción de una nueva nación sobre la base de la soberanía nacional, de discutir cuáles van a ser los temas que vayan a las Cortes, cuál va a ser el programa de esas discusiones, cómo se hace una política que englobe también a América... Todas esas cuestiones salen de Sevilla", asevera.
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Extraído de Diario de Sevilla