Uno
de los aspectos más conocidos de la Primera Guerra Mundial es el profundamente
negativo impacto que causó en unos jóvenes soldados que no estaban preparados
para la vida en el frente. Los avances
tecnológicos en materia militar y las enfermedades junto a los meses
estancados en el barro de las trincheras les causaron irreversibles secuelas
psicológicas a la mayoría de los supervivientes. De esta manera, necesitaban
distraer su mente con algo que les animase a seguir adelante, como consiguieron
gracias a las madrinas de guerra.