El Códice Mendoza: un tesoro histórico de la civilización mexica

La creación del Códice Mendoza: un encargo imperial Parte de una página del Código Mendoza. En el vasto océano de la historia, pocos documen...

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ACETRE: "El mercader de Zafra".



ACETRE, un grupo de música folk extremeña.
Actuación en el Teatro Romano de Mérida (Extremadura).

La música en la Iberia Antigua: de Tartessos a Hispania.




La música en la Iberia Antigua (De Tartessos a Hispania) es el título de una investigación, aún sin publicar, cuyo principal objetivo es rescatar del olvido los diversos documentos arqueológicos, iconográficos, epigráficos y literarios que se refieren al fenómeno musical perteneciente a las sorprendentes fechas relativas a la Historia Antigua de la Península Ibérica. En concreto, este trabajo abarca desde los alrededores del siglo XII a.C. hasta el declive del Imperio Romano en Occidente (s. V d.C.).
Museos, exposiciones itinerantes, ensayos, artículos y toda suerte de investigaciones dedicadas a la protohistoria de la Península Ibérica presentan los rasgos más característicos de la vida cotidiana y costumbres de nuestros antepasados: creencias religiosas, el mundo funerario, el modo de vivir en los poblados, su arquitectura, la manera y los medios con que sobrevivían (agricultura, ganadería, comercio), la artesanía (cerámicas, textiles, metalurgia); así como también se estudia, por supuesto, la escritura, la moneda y la organización social y militar... Trabajos realizados todos por investigadores a los que la Ciencia y quienes nos valemos de ellos, tanto debemos. 


La música en la protohistoria peninsular.


Sin embargo, en lo que se refiere estrictamente a la música de aquel tiempo poco suele destacarse. Algo, por otro lado, comprensible, ya que son realmente escasos los vestigios de las culturas prerromanas y romanas que hacen alusión a este aspecto. Pero, aunque son escasos, no por ello debemos obviarlos —ni olvidarlos—, puesto que haberlos, haylos.
Por ejemplo, en el Museo de Prehistoria de Valencia podemos observar algunos recipientes, utilizados para el transporte y almacén de todo tipo de mercancías, que los iberos solían decorar con dibujos representativos de diferentes escenas de la vida diaria. Algunas de estas pinturas hacen alusión a la música, bien en forma de danza, bien en desfiles bélicos o bien en contextos funerarios, por lo que cabe deducir que en aquella sociedad la música cumplía un papel especialmente relevante. 
Y existen otras manifestaciones referentes a la música en algunos relieves, como los de Osuna (Sevilla) y otras piezas sumamente inquietantes, como lo son ciertas estelas funerarias cuya antigüedad se remonta a los siglos XI-IX a.C., a saber: la hallada en Ategua (Córdoba), donde viene representada una danza en corro; la perteneciente a Luna (Zaragoza), con una impresionante lira; o las especialmente interesantes descubiertas en varios municipios de Badajoz, en las que aparecen grabados que, sin ninguna duda, también muestran liras. En estos últimos casos, la Arqueología, la Historiografía, la Iconografía y la Musicología no han hallado aún una explicación satisfactoria y generalizada, porque el debate en torno a esta y otras cuestiones surgidas del estudio de la música en la Iberia antigua es extenso, y en la mayoría de los casos muy comprometido. Requiere un estudio exhaustivo que está llevando años completar y, aún así, no proporcionará resultados complacientes para toda la comunidad científica.

El libro.
El resultado de esta investigación viene plasmado en un libro de unas 260 páginas, cuyo contenido está dividido en dos grandes partes: una primera, en la que se plantearán unas consideraciones generales, con hipótesis y reflexiones previas; y un segundo bloque en el que se aborda de lleno el tema de la música en la Iberia Antigua y sus características generales. Se estudian brevemente las posibles influencias musicales que terminaron llegando hasta la Península desde Oriente, partiendo de culturas como lafenicia, la griega o la romana y otras que, de manera indirecta, pudieron calar también en Iberia a través de los pueblos colonizadores, como podría ocurrir con la música mesopotámica, la egipcia o la etrusca.
El trabajo cuenta también con una extensa bibliografía, referencias iconográficas y una detallada relación de obras y autores clásicos. Además, para su realización he contado con la ayuda personal de grandes expertos y profesores de diferentes universidades españolas (Complutense de MadridU. Autónoma de MadridU. de OviedoU. de Granada o U. de La Laguna, en Tenerife, entre otras).
En definitiva, tras casi 10 años de investigación y dos títulos publicados en 2004 y 2009 respectivamente, La Música en la Iberia Antigua: De Tartessos a Hispania, busca un “padrino”. Editoriales, universidades, entidades públicas o privadas… Si hubiera alguien interesado en publicarlo, que no dude en ponerse en contacto conmigo.


Autor.
Ángel Román Ramírez
Musicólogo, compositor e investigador especializado en Historia de España Antigua. Además de su labor como docente, desde hace tres años colabora como asesor histórico del célebre guitarrista Manolo Sanlúcar, en un proyecto que versa sobre los orígenes de la música española en general y andaluza en particular.Contacto:angelroman76@hotmail.com

Fotografías.
Foto 1 - Cálato de la ‘Danza Nupcial’ de El Tossal de Sant Miquel (Liria, Valencia). Museo de Prehistoria de Valencia. Autor: Ángel Román.
Foto 2 - ‘Danza Nupcial’ de El Tossal de Sant Miquel (detalle). Autor: Ángel Román.
Foto 3 - Tañedor de lira y tañedor de doble aulós en un vaso de cerámica de El Cigarralejo (Mula, Murcia). Autor: Ángel Román.
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Extraído de Mediterráneo Antiguo

Rosendo

“Masculino singular”

Los gustos musicales de los chimpancés.

Los chimpancés prefieren la música melódica. Un equipo de científicos japoneses han investigado los gustos musicales de estos primates, y han descubierto que no sólo distinguen entre sonidos armónicos y disonantes, sino que prefieren los primeros por ser más agradables.

Sakura es el nombre de la protagonista de la historia, una hembra de chimpancé (Pan troglodytes) que al comienzo de la investigación apenas tenía 4 meses. Debido al rechazo de su madre siempre había vivido entre humanos en el zoológico de Itozu-no-Mori, en Fukuoka, Japón, pero a pesar del continuo trato con sus cuidadores nunca había escuchado música antes del experimento.

Tasuku Sugimoto y Kazuhide Hashiya, científicos de la Universidad Kyushu de Hakozaki y principales responsables de la investigación, colocaron una banda de tela en la muñeca de Sukura que iba conectada a un aparato de música, de forma que según la movía de una u otra manera, generaba una melodia armónica o disonante (esta última obtenida por modificación de la primera).

Tócala otra vez, Sakura.

Comprobaron que el animal movía más veces su brazo para volver a escuchar una música agradable, lo que demuestra una clara preferencia. Además, las pruebas se repitieron seis veces distintas, una por semana y con una duración de 20 minutos, obteniendo siempre el mismo tipo de resultado. "Rápidamente aprendió el mecanismo y movía la muñeca para obtener música armoniosa de mayor duración", afirma Hashiya. Los investigadores defienden su estudio a pesar de haberse valido de un sólo mono, porque aseguran que hay experimentos previos que indican este tipo de preferencias en bebés humanos. Y consideran muy importante el hecho de que Sakura no tuviera una experiencia musical anterior.

Si bien otros estudios en pájaros demuestran que pueden diferenciar entre ambos tipos de sonidos, no han mostrado tener una preferencia clara como es este caso.

Está claro que el ser humano no es el único capaz de apreciar la buena música, y que el origen, por tanto, se encuentra en un ancestro común, aseguran los científicos japoneses.
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Extraído de El Mundo

R.E.M.

“Man on the moon” (en directo)

Rosendo

“Agradecido”

Michael Jackson

“Beat it” (en directo, 1996)

El instrumento musical más antiguo del mundo.

Desde hace más de un siglo, y especialmente en las últimas décadas, los arqueólogos se han lanzado a una ávida carrera por hallar las evidencias más antiguas de esa delicadeza que se presupone a quienes fueron capaces de hacer arte en la prehistoria. Una vez más, las cuevas alemanas de Hohle Fels, que constituyen una mina arqueológica sin parangón de la cultura auriñaciense (Paleolítico Superior), han aportado nuevas evidencias de que la música era ya una práctica común hace 35.000 años, poco después de que los humanos modernos procedentes de África colonizaran Europa.

Tras unas fructíferas excavaciones llevadas a cabo en 2008 en las cuevas del suroeste de Alemania, Nicholas J. Conard, de la Universidad de Tubinga, y colegas se están enfrentando a la detallada descripción e identificación de grandes tesoros artísticos del Auriñaciense. Tan sólo unas semanas después de describir en Nature la figura femenina tallada en marfil más antigua hasta ahora conocida, salida de Hohle Fels, hoy publican, en la misma revista británica, los hallazgos de varias flautas en las mismas cuevas que se suman a la cada vez más amplia colección de instrumentos musicales, estatuillas y herramientas que han dado estos yacimientos. Las flautas aparecidas en esta región alemana son, de hecho, las evidencias convincentes más antiguas (anteriores a hace 30.000 años) de prácticas musicales humanas.

Funciones sociales.

La cantidad de fragmentos y pequeñas piezas de instrumentos encontradas en la zona junto con restos de animales y herramientas dan cuenta de lo extendida que estaba la práctica musical en el Auriñaciense y de que la música cumplía funciones sociales diversas.

Al tratarse de una tradición ya arraigada hace 35.000 años, los arqueólogos concluyen que la música, como parte de otras expresiones artísticas y simbólicas de la época, contribuyó «al mantenimiento de redes sociales más grandes (...) y por lo tanto a la expansión territorial y demográfica de los humanos modernos en relación con las poblaciones de Neandertales, culturalmente más conservadores y demográficamente más aisladas», dice el artículo.

Las flautas son una reliquia típica de ese periodo, pero lo que distingue al reciente descubrimiento de los anteriores es que una de ellas, hecha con el radio de un buitre leonado, ha sido reconstruida casi al completo a partir de 12 fragmentos. Es, hasta ahora, la reconstrucción más completa de las flautas halladas en estas cuevas, cuyas piezas suelen estar sueltas y sin conexión con otras.

La flauta reconstruida mide 21,8 centímetros de largo y unos 8 milímetros de diámetro. En ella se identifican cinco orificios para colocar los dedos sobre ellos, así como dos hendiduras en forma de «V» en el extremo superior del tubo, por donde los músicos probablemente soplaban. La otra punta de la flauta, el extremo inferior, permanece rota por la mitad del quinto agujero.

Huesos de ave.

A falta de una réplica con la que estudiar mejor sus cualidades musicales, los investigadores han comparado esta flauta con otra hallada anteriormente en las proximidades (en Geissenklösterle), ésta de tres orificios, que produce cuatro notas, más otras tres adicionales según cómo se sople. «Dado que la flauta de tres agujeros produce un rango de notas comparable a muchos tipos de flauta modernos, creemos que la de Hohle Fels ofrece un rango de notas y posibilidades musicales comparables o incluso mayores», escriben en su artículo.

Además de lograr la reconstrucción de la flauta de hueso, los arqueólogos han rescatado de su alijo de Hohle Fels pequeños fragmentos de lo que muy probablemente sean dos flautas de marfil, y una tercera pieza del yacimiento de Vogelherd. Aunque representan sólo piezas aisladas, el marfil aporta siempre más interés a los hallazgos debido a que requiere mucha mayor habilidad por parte del artesano.

A diferencia de los instrumentos con hueso de ave, para fabricar una flauta de marfil es necesario tallar en línea recta una pieza que es por naturaleza corva (como es el colmillo de un mamút). Pero además, para hacer el tubo hueco de la flauta, es necesario hacer un cuidadoso corte vertical de modo que la pieza quede cercenada simétricamente en dos, perforar el marfil para hacer los orificios, cavar el hueco en cada mitad y sellar las dos partes sin dejar aire atrapado ni fisuras.

as flautas pertenecen a un yacimiento arqueológico muy estudiado de los albores del Paleolítico Superior, y los controles de termoluminiscencia y otros métodos indican que son anteriores a hace 35.000 años. Por su parte, la estratigrafía sugiere que podrían tener, incluso, 40.000 años de edad. Una edad nada desdeñable para la música humana.
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Extraído de El Mundo

Metallica

“Fade to black”

Seguridad social

“Quiero tener tu presencia”

Maná.

“Vivir sin aire” (en acústico)

Coldplay

“Viva la vida”

Amy Macdonald

“This is the life”


“Run”

Marilyn Manson

“Sweet dreams”

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“Tainted love”