Jack Olivier, borracho perdido, se acercó
hasta un puesto local para comprar un pedazo de sandía, pero su negativa a
pagar desató la batalla
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Fusiles y revólveres definieron cada uno de los bandos |
Panamá, tierra de ríos cortos y cuna de la biodiversidad, era en 1856 el
paso recomendado para todos aquellos que soñaban con encontrar El Dorado. Allí,
los indios eran menos indios que en California y los paisajes menos agrestes. El
lazo por donde se anudan el Pacífico y el Atlántico se convirtió, por su
peculiar orografía, en el colchón desde donde saltar hacia las reservas de oro que atrajeron a
millones de personas de todo el Globo. Por cercanía y por ventaja, al menos
comercial, EE.UU. se convirtió en su principal visitante, de modo que Panamá pasó
a ser un enmascarado dependiente de los Estados Unidos a raíz de la firma del
Tratado de Mallarino-Bidlack.