La Ciudad Blanca es una leyenda de la que muchos hablan
sin haberla visto, cuyos primeros vestigios parecen haber sido detectados en la
espesa selva de Honduras por
un grupo de arqueólogos que confían en poder desvelar los secretos de una
antigua civilización precolombina.
Tecnología punta como el escaneo aéreo mediante láser, así
como el aporte de científicos hondureños y estadounidenses
hizo posible la detección, hace dos semanas, de lo que parecen ser los restos
de esa legendaria ciudad sagrada, descrita por la tradición oral indígena e
incluso en algunas reseñas de los conquistadores españoles como una urbe
impresionante.
La Ciudad Blanca, que ha figurado
también en textos escolares como uno de los lugares enigmáticos de Honduras, se
cree que está oculta por una jungla espesa formada por
imponentes árboles de 75 metros de altura, en el sector de La Mosquitia, en las
costas del Caribe de Honduras.
Un “sistema de detección aéreo de luz
y medidas de rangos” permitió visualizar en un terreno de unos 1.500
kilómetros cuadrados “varios ríos en el interior de la jungla y una ciudad
inmensa”, dijo en una entrevista el gerente del Instituto Hondureño de
Antropología e Historia (IHAH), Virgilio Paredes.
Puede tratarse, señaló el funcionario,
de la “Ciudad Blanca, concebida como las ruinas de una población precolombina,
que está protegida por un impenetrable y húmedo bosque tropical“.
Para determinar con precisión “qué
ciudad o qué cultura vivió” en ese lugar de La Mosquitia, en unos dos meses
comenzará una exploración con el apoyo de universidades e
instituciones sin fines de lucro de España, Estados Unidos, Francia, Japón y
Reino Unido.