Nosotros
los Latino, en vez de considerarnos parte de la Europa de ultramar nos negamos
en tal condición, y nos compramos las revueltas o revoluciones de facciones de
nuestros antecesores que, por disputas vanas de poder, se apoderaron del
significante de patria, de la América nueva, independizada de Europa
|
Jacques Rancière |
Todo lo que no
expresamos, se constituye, tal vez, en lo
que nos incordia, en lo que nos compone sin que sepamos muy bien por qué,
desde cuándo o desde dónde. El giro, al articular palabras, que por lo general,
rebaten, contrastan, reconvierten esos conceptos subyacentes, eso con lo que
convivimos, como una suerte de herencia, un remolino de vocablos performativos,
axiomáticos, peticiones de principios, harto condicionantes, se articulan en
una actitud libertina o libertaria, en donde el regurgitar, el articularlo como
lenguaje, nos sitúa en una especie de lugar, como de tiempo distinto,
fácilmente caemos en la conclusión de que por dejar fluir, dejar correr, hacer
pasar esta reacción, automática o automatizada, nos termina de transformar en
seres que escogemos ejercitar una de las facultades mayores de la humanidad,
ser libres, en tal habla, de esas estructuras que nos pretendían determinar. Pero, ¿no existe nada más que
esto? Es decir ¿nos conformaremos con
este modo de ser, de ejercitar nuestra libertad de pensar en el mundo?