Durante los días
del solsticio, los paganos celebraban la festividad del Yule y los romanos el
Saturnal
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Stonehenge durante el solsticio de invierno |
Desde antiguo, el ser humano ha estado muy ligado al transcurrir
de los ciclos de la naturaleza, a los cuales siempre se ha ajustado para vivir
en armonía. Es por este motivo que los
solsticios y los equinoccios, los cuatro extremos del año solar, han estado
ligados a grandes celebraciones, en las que se rendía culto al viaje del Sol a
lo largo de los diferentes constelaciones y su transformación en las diferentes
estaciones. A lo largo de la historia del hombre, en estos cuatro puntos estacionales
se han simbolizado los hitos que marcan la vida en la naturaleza: el
nacimiento, el crecimiento, la madurez y la muerte. Todo el proceso conlleva la
regeneración de la naturaleza y del ser.