La proporción áurea: ¿la naturaleza esconde patrones matemáticos?

El número dorado Imagen meramente ilustrativa. La proporción áurea, también conocida como número dorado, es una constante matemática que ha ...

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Los orígenes de la democracia ateniense: un legado de participación ciudadana

El contexto histórico y cultural de la democracia ateniense

Pericles, dirigiéndose a los atenienses. Imagen: Wikimedia Commons

La democracia ateniense es ampliamente reconocida como uno de los pilares fundamentales de la civilización occidental y un hito en la historia política. Surgió en la antigua Atenas, en el siglo VI a.C., en un contexto de cambios sociales, políticos y culturales. Atenas era una polis floreciente, con una población diversa y una creciente clase de comerciantes y artesanos que buscaban una mayor participación en los asuntos públicos.

La democracia es errancia

Según el pensamiento de la errancia, la identidad no se halla en la raíz sino en la relación

La democracia es errancia, imagen ilustrativa

“Según el pensamiento de la errancia, la identidad no se halla en la raíz sino en la relación. Puntos de partida de esta concepción son los conceptos de rizoma y nomadismo de Deleuze y Guattari. Es en el pensamiento del rizoma –noción que se opone a la de raíz única y totalitaria– donde un autor como E. Glissant ubica el comienzo de lo que él denomina una poética de la relación, según la cual toda identidad se despliega en una relación con el Otro. Asimismo el concepto de nomadismo opuesto al de sedentarismo cuya raíz intolerante fundaría la ley, lo lleva a reflexionar sobre lo que llama nomadismo circular, que está ligado a sus contingencias más que al goce de la libertad” (Rodríguez Ballester, A. “Pensamiento de la errancia”. Revista Ñ. Febrero 2018).

La democracia no cree en la democracia

De acuerdo con Cristina Calcagnini, para “caracterizar el inconsciente freudiano habría una fórmula: Dios no cree en Dios, que es lo mismo que decir hay inconsciente”

La democracia no cree en la democracia

Así como, de acuerdo con Cristina Calcagnini, para “caracterizar el inconsciente freudiano habría una fórmula: Dios no cree en Dios, que es lo mismo que decir hay inconsciente”, las generales de la ley le corresponderían a nuestras democracias representativas a las que podríamos comprender en sus abismales filtraciones, en sus siderales vacíos, al adolecer ésta de la convicción de creer en sí misma, que sería lo mismo que decir que hay un pueblo a la deriva,  desguarnecido, empobrecido, asediado por problemáticas indignantes e inhumanas,  privado de una institucionalidad que lo ordene, bajo parámetros en los que se consensue un acuerdo que dote de sentido a esa voluntad general con posibilidades de firmar un contrato social que se defina, semántica como conceptualmente: de democrático.

Orfismo democrático

Orfeo, como tantos otros que osaron extender la concepción limitada de libertad griega, fue atrozmente penalizado

Orfeo y Eurídice, del pintor francés Louis Ducis
El mito es un habla sobre todo simbólico. Orfeo, como tantos otros que osaron extender la concepción limitada de libertad griega, fue atrozmente penalizado. Tal vez antes de su acto (de allí que este artículo poseyó un título subyacente que rezaba del “acto al pasaje”)  por el manejo encantador de su lira, su castigo, hiciera lo que hiciese, ya estaba consumado. Venció el mandato de la prohibición misma, la miró a su amada Eurídice, y allí perdió en el mito, pero se inmortalizo como habla en el lenguaje de lo humano. Miles de años después, un poeta, quién sino, dispuso que el orfismo fuese una corriente artística que surcase la inmortalidad. En el maridaje fundador de lo humano, entre música (la lira de Orfeo) y poesía (la creatividad de Apollinaire) la sintonía que más cabalmente nos representa, sin la cual la vida sería un error como anatematizo el filósofo, es ocluida, sin embargo, obturada, sesgada, por las promesas de palabras que se deberían traducir en actos que nunca se corresponden con lo prometido.

Del aparato psíquico al aparato institucional

Sobre la explicación psicológica o psicoanalítica del molde institucional

De todas las teorías desarrolladas por Sigmund Freud, la del Ello, el Yo y el Superyó es una de las más famosas. Según su enfoque psicodinámico, cada una de estas estructuras representa una instancia psíquica que, desde nuestro sistema nervioso, nos llevan a perseguir unos intereses que chocan entre sí
Tras los conceptos fundamentales que se conocen como ello, yo y superyó, constitutivos del aparato psíquico, otorgándoles funcionalidades políticas o encontrando las mismas, en la tríada que divide los poderes de los estados occidentales, podríamos maridar, sin temor a que digamos nada que no se traduzca como real, como operando en lo simbólico y tal vez, en lo arquetípico de lo imaginario, que el ello es el poder legislativo (el carácter deseoso de la ley, que muchas veces hasta resulta, o todas las veces, incumplible en tales términos) el yo (la ejecución de lo presente, o la administración de lo circundante, el poder ejecutivo) y el superyó (penalidad y contrarresto de lo deseante puro, poder judicial). La explicación psicológica o psicoanalítica del molde institucional que concibió y concibe el engranaje mediante la cual, la ciencia política creyó concebir algo que le perteneciera en un porcentaje destacable, no es más que la prueba fehaciente que de la frase “lo personal es político” debiéramos buscarlo en sus trasfondo, en lo subyacente, para explicitar que lo político-democrático, actual, estructurado como esta, jamás podrá permitirnos algo más allá de un tratamiento y jamás una cura, respuesta determinada, acabada o definición manifiesta. Se trata de nuestra condición, no de los sistemas, ni de como estemos cada uno de los cuales podemos llegar a interpretarlo o en el mejor de los casos plantearlo bajo modificaciones.

Emancipándonos de la democracia (y de Rancière)

Nosotros los Latino, en vez de considerarnos parte de la Europa de ultramar nos negamos en tal condición, y nos compramos las revueltas o revoluciones de facciones de nuestros antecesores que, por disputas vanas de poder, se apoderaron del significante de patria, de la América nueva, independizada de Europa

Jacques Rancière
Todo lo que no expresamos, se constituye, tal vez, en lo que nos incordia, en lo que nos compone sin que sepamos muy bien por qué, desde cuándo o desde dónde. El giro, al articular palabras, que por lo general, rebaten, contrastan, reconvierten esos conceptos subyacentes, eso con lo que convivimos, como una suerte de herencia, un remolino de vocablos performativos, axiomáticos, peticiones de principios, harto condicionantes, se articulan en una actitud libertina o libertaria, en donde el regurgitar, el articularlo como lenguaje, nos sitúa en una especie de lugar, como de tiempo distinto, fácilmente caemos en la conclusión de que por dejar fluir, dejar correr, hacer pasar esta reacción, automática o automatizada, nos termina de transformar en seres que escogemos ejercitar una de las facultades mayores de la humanidad, ser libres, en tal habla, de esas estructuras que nos pretendían  determinar. Pero, ¿no existe nada más que esto? Es decir ¿nos conformaremos con este modo de ser, de ejercitar nuestra libertad de pensar en el mundo?

Propuesta de reforma democrática: el voto anticipado

El presente instrumento pretende acrecentar la calidad democrática, en tiempos electorales, generando al ciudadano la posibilidad de que adelante su voto

Propuesta de reforma democrática: el voto anticipado
El presente instrumento pretende acrecentar la calidad democrática, en tiempos electorales, generando al ciudadano la posibilidad de que adelante su voto, el sufragio, el pacto tácito que realiza con sus representantes, a los efectos ulteriores de que el sistema político se adapte, se amolde, a las necesidades actuales de la ciudadanía contemporánea, y no en sentido contrario, como se acostumbra que sea el ciudadano el que se vuelva a adaptar a un sistema que cada vez le exige más sí, pervirtiendo de esta manera la razón de ser una forma de gobierno que se define como la que dimana del pueblo mismo, defendiendo los intereses de este.

De la sociedad disciplinaria a la sociedad prostibularia

Indagación acerca del totalitarismo del azar y de lo incierto de lo democrático

Imagen de Michel Foucault
En los tiempos “foucaultianos” la mayoría de los países occidentales, salían de las experiencias bélicas, por intermedio de procesos políticos, con ingentes dosis totalitarias y la idea de libertad, asociado a una suerte de “revival” de lo democrático clásico, se imponía como una suerte de imposible a alcanzar o consumar. De hecho, en la definición de manual, la básica, la tradicional, la de a grandes rasgos, podríamos citar las siguientes líneas como las más representativas del pensamiento nodal de Michel Foucault que entre tantos conceptos referenciales entronizo la de Sociedad disciplinaria: “Es aquella sociedad en la cual el comando social se construye a través de una difusa red de dispositifs o aparatos que producen y regulan costumbres, hábitos y prácticas productivas. La puesta en marcha de esta sociedad, asegurando la obediencia a sus reglas y a sus mecanismos de inclusión y / o exclusión, es lograda por medio de instituciones disciplinarias (la prisión, la fábrica, el asilo, el hospital, la universidad, la escuela, etc.) que estructuran el terreno social y presentan lógicas adecuadas a la razón de la disciplina. El poder disciplinario gobierna, en efecto, estructurando los parámetros y límites del pensamiento y la práctica, sancionando y prescribiendo los comportamientos normales y / o desviados”.

Sarpullido Inglés

El remedio democrático, en su función de placebo, debe demostrar, cada tanto, su inutilidad para que creamos que deseamos dejar de estar enfermos

El remedio democrático, en su función de placebo, debe demostrar, cada tanto,
su inutilidad para que creamos que deseamos dejar de estar enfermos
Volvió a producirse el síntoma. Tal vez en el mejor momento, cuando el paciente, creyéndose sano, amenazó con extraviarse en jornadas dionisíacas de exceso, abotagado de circunstancial sanidad, se sintió envalentonado por la soberbia de haber creído que, sintiéndose vencedor de la enfermedad que lo aqueja, le daría derecho y sobre todo, posibilidad, para parársele a la muerte misma. La fiebre le volvió a subir, el escozor regreso y las remembranzas no sólo que son obvias, sino conducentes. La cuestión de fondo, la enfermedad de base, no sólo que sigue presente, sino que nunca fue tratada ni diagnosticada. A ningún médico le podría alegrar la descomposición de un paciente, sin embargo, muy dentro suyo, a esté, no le convenció nunca la supuesta recuperación, mágica y sin precedentes, del enfermo que creyó que se curaba por tan sólo cambiar de médico, o en el mejor de los casos de tratamiento o medicamentos, sin el debido diagnóstico previo y exacto.

La castración democrática

Las historias nos enseñan que debiendo ser las leyes pactos considerados de hombres libres, han sido pactos casuales de una necesidad pasajera

Gabinete de las sombras
“Las historias nos enseñan que debiendo ser las leyes pactos considerados de hombres libres, han sido pactos casuales de una necesidad pasajera; que debiendo ser dictadas por un desapasionado examinador de la naturaleza humana, han sido instrumento de las pasiones de pocos”. (Beccaria, C.)

Democrafobia

El arte y la palabra suelen estar para velar la falta 
 
Democrafobia
El neologismo, o el término que viene siendo usado casi informalmente, por parte de ciudadanos occidentales del mundo que preocupados por el desandar del sistema político instituido, buscan resignificar o conceptualizar, el menosprecio o la escasa afección a la democracia de los que se dicen democráticos o los que formal y políticamente la representan (en término Lacanianos podríamos aducir: "El arte y la palabra suelen estar para velar la falta.") con la finalidad, precisa y obvia, de generar presencia, en el agujero de lo no democrático (sobre todo la criminalidad de que la democracia supuestamente garantice libertad y derechos humanos, a expensas de mantener a millones en la pobreza, la marginalidad y la exclusión) necesita de una definición precisa y taxativa.

El sorteo elige, la elección aprisiona

Así como no elegimos ni el cuerpo, ni el lugar, ni el tiempo en el que somos arrojados a la existencia, o nacemos, tampoco elegimos, cuando creemos hacerlo o cuando nos dicen que lo hacemos

El sorteo elige, la elección aprisiona
Así como no elegimos ni el cuerpo, ni el lugar, ni el tiempo en el que somos arrojados a la existencia, o nacemos, tampoco elegimos, cuando creemos hacerlo o cuando nos dicen que lo hacemos. La cuestión con la elección, como si fuese un tema sencillo en sí mismo, no es tanto eso mismo que creemos elegir, o que nos dicen que elegimos, sino todo lo otro que dejamos de hacer o que no hicimos al estar dedicando tiempo y esfuerzo a la supuesta elección. El ejemplo es contundente. En vez de estar leyendo estas líneas, usted podría estar haciendo una inimaginable lista de cosas que deja de hacer al creer que toma una decisión determinada en un momento dado.