María de Estrada, la valerosa mujer que luchó junto a Hernán Cortés en la conquista de Tenochtitlán

Un nombre que brilla con luz propia

Imagen meramente ilustrativa.

María de Estrada, la valerosa mujer que luchó junto a Hernán Cortés en la conquista de Tenochtitlán, es uno de esos personajes que la Historia ha intentado ocultar bajo el polvo de los siglos. Sin embargo, su nombre brilla con luz propia entre las leyendas de la conquista. María no solo rompió con los moldes tradicionales de la mujer española de su época, sino que se labró una reputación en medio del caos y la violencia que marcaron la caída de uno de los imperios más poderosos de América: los mexicas.


De Sevilla a la conquista de México

El primer enigma que rodea a María de Estrada es su origen. Nació en España, probablemente en Sevilla, hacia finales del siglo XV. Como muchos otros de su tiempo, María se embarcó en una aventura que la llevaría al otro lado del Atlántico, en busca de nuevas tierras y fortuna. Viajó a América en los primeros años de la colonización, acompañando a su hermano Francisco de Estrada. Se ha especulado que arribó al Caribe, probablemente a la isla de Cuba, donde conoció a Pedro Sánchez Farfán, quien sería su esposo.

Su destino cambió radicalmente en 1519, cuando se unió a la expedición de Hernán Cortés que partió hacia las costas de México. En un mundo dominado por hombres y por el poder de las armas, María no solo acompañó a los soldados españoles, sino que participó activamente en las batallas más importantes de la campaña de Cortés. Luchó con valentía, espada en mano, al lado de hombres que escribían con sangre la Historia de la conquista.


La batalla de Tenochtitlán: María en primera línea

El momento culminante de su historia llegó durante la conquista de Tenochtitlán en 1521. La ciudad mexica, considerada por los europeos como una maravilla del mundo, era un bastión casi impenetrable. Cortés y sus soldados enfrentaron no solo a un ejército aguerrido, sino a una población que defendía su hogar con una ferocidad que los conquistadores jamás habían visto. En este escenario caótico y sangriento, María de Estrada destacó por su coraje y habilidad en el combate.

Las crónicas de la época hablan de ella como una mujer excepcional, que luchaba a la par de los hombres. Al contrario de lo que podría esperarse, María no se limitaba a las tareas tradicionales asignadas a las mujeres en campañas militares, como cocinar o cuidar a los heridos. Según algunos testimonios, María tomó las armas y se lanzó a la batalla, espada en mano, enfrentándose a los guerreros mexicas con la misma ferocidad que sus compañeros. En la legendaria "Noche Triste", cuando los españoles fueron derrotados y forzados a huir de la ciudad bajo una lluvia de flechas y piedras, María de Estrada estuvo allí, luchando por su vida en medio de la desesperación y el caos.

Este hecho la convirtió en una de las pocas mujeres conocidas que participaron directamente en los combates durante la conquista de América. Mientras otros nombres de conquistadores han quedado grabados en la Historia, el de María, por razones que solo se pueden suponer, no ha recibido el mismo reconocimiento. Quizá por el simple hecho de ser mujer en un mundo dominado por hombres, o tal vez porque su historia no encajaba en la narrativa que se quería proyectar sobre la conquista, su memoria fue relegada a un segundo plano.


María de Estrada, una figura incómoda

María no solo fue una guerrera, también fue una mujer que exigió sus derechos en una sociedad que no estaba preparada para lidiar con mujeres como ella. Tras la conquista, cuando la violencia de las batallas dio paso a la organización del nuevo territorio, María y su esposo solicitaron encomiendas, tierras y recursos que recompensaran sus esfuerzos en la campaña de Cortés. Esta petición la puso en conflicto con otros conquistadores, quienes no estaban dispuestos a compartir el botín con una mujer, por muy valiente que hubiera sido en la batalla.

De hecho, María de Estrada fue una de las primeras mujeres que demandó un trato igualitario en términos de reconocimiento y recompensas económicas por sus servicios militares. Este comportamiento, que en nuestra época podría parecer natural, en el siglo XVI era visto como un acto de rebeldía. Las mujeres, especialmente las que no pertenecían a la nobleza, no tenían voz ni voto en asuntos políticos o económicos. Sin embargo, María no solo levantó la voz, sino que lo hizo con tal fuerza que su nombre quedó grabado en algunos documentos oficiales de la época.


El legado de María de Estrada

El caso de María de Estrada es un ejemplo vivo de las muchas mujeres que participaron en la conquista de América, pero cuyos nombres han sido olvidados o silenciados por la Historia oficial. Mujeres que, como María, rompieron con las normas establecidas, demostrando que la valentía y el coraje no eran cualidades exclusivas de los hombres.

Su vida, envuelta en la leyenda y el misterio, es un testimonio de la complejidad de la Historia de la conquista, donde no todo es blanco o negro. María de Estrada fue una mujer que vivió y luchó en un tiempo y en un lugar que la mayoría de nosotros no puede ni siquiera imaginar. Fue una guerrera en un mundo que no esperaba que las mujeres tomaran las armas, y, sin embargo, lo hizo, enfrentándose no solo a los guerreros mexicas, sino también a las barreras sociales y culturales que intentaban relegarla al olvido.

A pesar de los intentos por minimizar su participación en los hechos que marcaron la Historia de México y España, su nombre ha resurgido en los últimos años como un símbolo de resistencia y valentía femenina. En un tiempo en que las mujeres estaban relegadas a papeles secundarios, María de Estrada se convirtió en protagonista de su propia historia, una historia que, aunque olvidada por muchos, sigue viva en el imaginario de aquellos que buscan entender el verdadero rostro de la conquista.

Quizás nunca sepamos todos los detalles de su vida, pero lo que sí sabemos es que su presencia en la batalla de Tenochtitlán fue real, y su valentía, innegable. María de Estrada fue, en todos los sentidos, una mujer que se adelantó a su tiempo, una fémina cuya vida y legado merecen ser recordados con el mismo respeto y admiración que se otorga a los grandes nombres de la Historia.

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