Averroes, el filósofo cordobés y su legado en la Historia del pensamiento

Filósofo, médico y jurista

Imagen meramente ilustrativa.

En la vasta extensión de la historia del pensamiento, hay figuras que se elevan por encima de las contingencias de su tiempo, dejando una huella que traspasa fronteras culturales, religiosas e ideológicas. Una de esas mentes brillantes fue la de Abū l-Walīd Muhammad ibn Ahmad ibn Muhammad ibn Rushd, conocido en Occidente como Averroes, el cual nació en la Córdoba del año 1126. Este filósofo, médico y jurista no solo representa el apogeo de la civilización andalusí, sino que, gracias a su obra, el pensamiento aristotélico alcanzó un impacto crucial en la filosofía medieval y moderna, configurando el renacimiento del racionalismo en Europa.

Averroes vivió en un período convulso, en una Al-Ándalus ya en declive, donde los almohades, una dinastía bereber de férrea doctrina religiosa, dominaban políticamente la península. Sin embargo, su figura destacó no solo por su erudición, sino por su osadía en un tiempo donde las ortodoxias religiosas imponían límites estrictos al pensamiento filosófico y científico. Averroes asumió el desafío de reconciliar la razón con la fe, al tiempo que contribuyó decisivamente a la preservación de las obras de Aristóteles, uno de los pensadores más influyentes de la antigüedad, cuya obra se había perdido en gran medida para Occidente tras la caída del Imperio Romano.


Averroes y la reinterpretación de Aristóteles

En el contexto de su época, Averroes se enfrentaba a una tarea de titanes: preservar, explicar y adaptar el legado aristotélico a las necesidades del mundo islámico. Las traducciones al árabe de Aristóteles ya circulaban por la intelectualidad musulmana desde hacía algunos siglos, pero la interpretación de sus ideas estaba teñida de platonismo, particularmente debido a la influencia de Avicena (Ibn Sina), quien había fusionado las ideas aristotélicas con nociones neoplatónicas. Averroes, con una lectura más rigurosa y directa de Aristóteles, rechazó muchas de las aportaciones de Avicena y se dedicó a restaurar lo que él consideraba la auténtica doctrina del pensador estagirita.

Lo que distingue a Averroes de otros filósofos islámicos es su firme creencia en la capacidad de la razón humana para acceder a las verdades del mundo natural, sin la necesidad de recurrir constantemente a la revelación divina. Este enfoque lo llevó a desarrollar la teoría de la "doble verdad", una noción que ha sido discutida y malinterpretada a lo largo de la historia. En esencia, Averroes sostenía que la verdad revelada y la verdad filosófica podían coexistir sin contradicción. La fe, según su visión, era una herramienta indispensable para las masas, mientras que la filosofía estaba reservada para aquellos que tenían la capacidad de razonar más allá de las creencias religiosas ordinarias.

Uno de los aspectos más influyentes de su obra fue su defensa del uso del intelecto activo, un concepto aristotélico que define al entendimiento humano como parte de un proceso universal de conocimiento. Para Averroes, el intelecto activo es compartido por todos los seres humanos y nos conecta con el conocimiento divino. Esta idea fue particularmente revolucionaria, ya que proponía que el alma individual no es la responsable última del conocimiento, sino que participa en una realidad cognitiva mayor.


El impacto en Europa y la controversia del averroísmo

Aunque Averroes fue una figura importante en Al-Ándalus, su impacto en el mundo islámico posterior fue limitado, en gran medida debido a la reacción teológica en su contra. Los almohades, aunque inicialmente apoyaron sus trabajos, pronto comenzaron a ver sus ideas con desconfianza. Sus escritos fueron prohibidos en muchos lugares del mundo islámico y, a su muerte en 1198, su legado parecía destinado a desaparecer en las arenas del olvido. No obstante, su influencia comenzó a florecer en el lugar más inesperado: Europa.

En el siglo XIII, a medida que las universidades europeas se establecían como centros del saber, los escritos de Averroes, traducidos al latín, comenzaron a circular en las principales ciudades europeas, especialmente en París y Bolonia. La Universidad de París, en particular, se convirtió en un hervidero de debates en torno a las ideas averroístas, especialmente por su interpretación de Aristóteles. Entre sus aportes más controvertidos estaba la idea de la eternidad del mundo y la no inmortalidad del alma individual, que chocaba de frente con las doctrinas cristianas.

El "averroísmo latino" que surgió en esta época fue una reinterpretación de las ideas del filósofo cordobés, lo que llevó a que muchos teólogos y filósofos cristianos, como Tomás de Aquino, escribieran en su contra. Sin embargo, es innegable que Averroes dejó una huella indeleble en el desarrollo del pensamiento escolástico y en la configuración del humanismo renacentista. De hecho, los averroístas latinos, seguidores de sus interpretaciones, fueron uno de los eslabones que conectaron el pensamiento medieval con el Renacimiento.

A través de sus "comentarios" a Aristóteles, Averroes se convirtió en El Comentador por antonomasia en Europa, influyendo profundamente en la tradición filosófica occidental. Incluso filósofos modernos como Baruch Spinoza y Gottfried Wilhelm Leibniz bebieron de la fuente averroísta, reconociendo el valor de su insistencia en la razón como camino hacia la verdad.


Averroes como médico y jurista: el pensador integral

Más allá de su faceta como filósofo, Averroes fue también un destacado médico y jurista. Su obra médica más importante, Colliget, fue una enciclopedia del saber médico basada en gran medida en las enseñanzas de Galeno, pero revisada y ampliada por sus propias observaciones. Esta obra fue también traducida al latín y circuló por Europa durante siglos como un texto de referencia.

Como juez supremo o cadí de Sevilla y Córdoba, Averroes escribió extensamente sobre jurisprudencia islámica, demostrando su capacidad para armonizar las leyes del Corán con los principios de justicia racional. Fue en estos textos donde se percibe de manera más clara su intento de mantener un delicado equilibrio entre la ortodoxia religiosa y su pasión por la filosofía. No obstante, sus escritos en este campo no son tan conocidos como los filosóficos, pero revelan una mente profundamente comprometida con su tiempo y con su sociedad.


El ocaso del filósofo y su legado en el pensamiento moderno

Al final de su vida, Averroes cayó en desgracia. Los almohades, que en un principio habían patrocinado sus estudios y escritos, se volvieron contra él, probablemente condicionados por la creciente influencia de los juristas más conservadores. El filósofo fue desterrado a Lucena y muchos de sus libros fueron quemados públicamente. Sin embargo, incluso en este ocaso, la llama de su pensamiento no se extinguió. Irónicamente, mientras sus obras eran quemadas en Al-Ándalus, en las bibliotecas de París y Bolonia se copiaban y discutían fervorosamente.

La herencia de Averroes, pese a las controversias y condenas a lo largo de los siglos, es fundamental en la historia del pensamiento. Sin su intervención, gran parte de la obra de Aristóteles podría haberse perdido para el mundo occidental. Su insistencia en la capacidad de la razón para alcanzar la verdad fue clave para el desarrollo de la filosofía moderna. No en vano, Dante Alighieri lo situó en el Limbo de su "Divina Comedia", junto a otros grandes paganos, como un testimonio de la grandeza de su legado.

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