El hallazgo de 1997 de los restos de un supuesto guerrero rodeado de cinco cráneos bajo el suelo de una iglesia ha podido ser explicado en parte tras un análisis genómico
Dos calaveras desenterradas en la parroquia de Portmahomack, Reino Unido. Vía: Adrian Evans / Universidad de Bradford |
Los genomas secuenciados de seis restos mortales hallados bajo el suelo de una vieja iglesia en Escocia han permitido desentrañar, al menos en parte, un enigma medieval: ¿qué podía significar este insólito enterramiento de un hombre rodeado de varias calaveras?
El hallazgo se remonta a 1997, cuando un grupo de arqueólogos desenterró en una parroquia de la aldea de pescadores de Portmahomack un esqueleto íntegro y cinco cráneos separados, que fue bautizado por la prensa como 'el jefe de seis cabezas'.
Las excavaciones posteriores descubrieron que en realidad había dos esqueletos completos, uno colocado encima del otro. Uno de ellos tenía una horrible herida en la cara, probablemente ocasionada por una espada que le fracturó algunos huesos y pudo acabar con su vida. Se trata de hombre que tenía cerca de 40 años cuando murió y una estatura inusual para la Edad Media: más de 175 centímetros. Por todo ello, los investigadores creen que era un destacado guerrero caído en el campo de batalla.
Mientras tanto, el otro cuerpo fue colocado años después en la misma tumba, según una investigación realizada por el grupo de arqueólogos FAS Heritage que recoge Live Science. La datación por radiocarbono reveló que ambos fueron enterrados entre finales del siglo XIII y comienzos del XIV. Y es aquí donde el análisis genómico aporta la información que no se podría conseguir de otra manera: el segundo sepultado resultó ser sobrino del supuesto guerrero o su primo.
Cripta familiar con reliquia del pasado
El análisis comparativo del ADN de ambos restos con el extraído de las calaveras convierte al conjunto funerario en una tumba familiar, pero con una excepción.
Uno de los cráneos pertenecía al padre del segundo hombre sepultado y junto al mismo yacía el de su madre, mientras que el cráneo de su abuelo se hallaba depositado al otro lado de la cabeza del nieto. Solo la cuarta calavera no encajaba en el patrón: pertenecía a una persona fallecida cientos de años antes, entre los siglos VII y IX.
Legitimación de un liderazgo
La manera de enterrar a estas personas subrayando su linaje y su enlace familiar con un guerrero hace pensar a la investigadora Shirley Curtis-Summers que se trate de un intento de "legitimar su sucesión al asumir el liderazgo de la comunidad". Por alguna razón desconocida, el grupo vivía en una "situación muy estresante, supuestamente estaba en tiempos de guerra", dijo a Live Science. Después de la violenta muerte de su líder, cree que les fue necesario "legitimar a quienes lo sustituyeron".
Mientras la identificación efectiva del guerrero y su sobrino (o primo) todavía está por completar, el estudio deja claro que ambos fueron enterrados junto al altar de la iglesia por méritos propios y que pertenecer a su linaje era un orgullo para sus descendientes.
Los métodos contemporáneos de análisis refutan una de las principales hipótesis iniciales que se plantearon sobre este insólito entierro 'de seis cabezas'. En un primer momento, se suponía que los restos del personaje principal pertenecían a uno de los protagonistas de la batalla de Tarbat, librada cerca de ese lugar entre dos clanes escoceses en 1480. Sin embargo, la muerte llegó a todos los sepultados al menos un siglo y medio antes de esa fecha, por lo que la conjetura no cuadra con los hechos establecidos.
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Autoría| Redacción
Vía| RT Actualidad
Imagen| Adrian Evans / Universidad de Bradford
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