El despliegue sobre el horizonte de una 'cola de faisán', tal y como la describió un cronista, podría haberse producido a causa de una tormenta magnética muy fuerte
Cortina de una aurora boreal en Alaska |
El registro más antiguo de un fenómeno astronómico observado en Japón dejó una huella importante en la historia y la literatura clásica nipona. Se remonta al año 620 y se conoce la fecha exacta en que ocurrió (el 30 de diciembre), pero durante siglos ha sido un enigma para los científicos saber de qué tipo de fenómeno se trató exactamente.
Una crónica comparó lo sucedido con la aparición sobre el horizonte de un "espíritu rojo" en forma de una cola de faisán "larga larga". También utilizó en la descripción dos palabras que corresponden, en otros textos históricos, a un tipo de cometa y a las auroras, según detallan los investigadores de la Universidad Sokendai (Hayama, Japón).
El equipo estudió varios aspectos de la cuestión, como los astronómicos, los geofísicos, los lingüísticos e incluso los ornitológicos (concretamente el comportamiento de los faisanes), antes de llegar a la conclusión que el fenómeno que se vio sobre Japón en el siglo VII fue la primera aurora boreal documentada.
Normalmente las auroras no se parecen a una cola de ave y en pocas ocasiones tienen un color rojizo o rojo, algo que dificultó la identificación del fenómeno. No obstante, el primer autor del estudio, Ryuho Kataoka, destacó que "hallazgos recientes han demostrado que las auroras pueden tener forma de 'cola de faisán'", y que la adoptan "específicamente durante grandes tormentas magnéticas", recogió un comunicado emitido a finales de marzo.
Sin embargo, la forma de esa aurora (que hoy en día se describiría como 'de abanico') no es el detalle más concreto de la crónica, según los científicos. El equipo consideró que el descriptor "largo largo" equivale aproximadamente a una distancia angular de 10 grados, que sería la anchura de la antigua aurora nipona.
Además, compusieron un mapa del campo magnético que tenía la Tierra en el año 620 y estimaron que el punto de observación se encontraba entonces en la latitud 33º en vez de la actual de 25º. A esa altura sería más probable ver una aurora boreal, porque se situaba más cerca del polo norte magnético.
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Autoría| Redacción
Vía| bunka.soken.ac.jp
Imagen| Hugh Rose / globallookpress.com
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