El cuento original de 'La bella durmiente'

Las versiones más antiguas de este cuento incluyen abuso sexual y canibalismo

Ilustración de La bella durmiente de los Hermanos Grimm por Walter Crane

Los cuentos son, desde la Antigüedad, historias usadas para reafirmar una serie de valores sociales. Estos cuentos, al ser transmitidos de forma oral, son muy cambiantes, especialmente antes de quedar plasmados en el papel a través de la imprenta, por tanto, existen varias versiones del mismo cuento de mano de distintos autores en diferentes países y a lo largo de las épocas. Las versiones de los cuentos que repetimos en la actualidad están muy dulcificadas por Disney y las editoriales infantiles. Por eso, resulta muy sorprendente conocer los temas tan oscuros contenidos en los cuentos tradicionales.

En el caso de la bella durmiente, aunque sus precedentes se puedan rastrear hasta la Antigüedad, el germen de la historia está en el siglo XIV, en un volumen sobre la historia de Inglaterra. Las versiones más antiguas de esta historia son muy similares entre sí. En ellas, la princesa sufre una maldición por parte de un hada vengativa cuando es un bebé. Ya de adulta, se pincha con una rueca y un fragmento de lino se queda clavado en su dedo, lo que le hace sumirse en un sueño profundo.

Hasta aquí la historia es similar a la que conocemos, sin embargo pronto adquiere un matiz sexual. Su padre la encierra en una torre, donde duerme desnuda. Un hombre entra por casualidad en la torre y abusa de ella aprovechándose de las circunstancias. En algunas versiones la diosa Venus está junto al lecho y es la que incita al hombre, aunque en otros textos él lo hace por iniciativa propia. Como consecuencia de esto, la princesa queda embarazada y da a luz dormida. El bebé, buscando el pecho para mamar, succiona el lino del dedo de su madre, haciendo que se despierte. En la versión más antigua, la princesa está preocupada por haber perdido la virginidad antes del matrimonio pero descubre que tiene un anillo en el dedo, lo que se considera un final feliz a pesar de la violación sufrida a manos de su marido.


La versión del cuento escrita por Basile en el Pentamerón toma un giro aún más macabro. El violador, en este caso, es un rey casado que, una vez despierta, se lleva a la princesa y a sus hijos gemelos a una casa en su reino. Su mujer se entera de esto y pide al cocinero real que cocine a la bella durmiente y a sus hijos y se los dé de comer a su marido. El cocinero se apiada de ellos y mata a unos animales, haciendo los guisos con ellos. La reina se da cuenta del engaño y enciende una pira para quemar viva a la princesa, pero el rey al final tira a su esposa a la pira y se casa con la bella durmiente, consiguiendo así lo que el autor considera un final feliz.

Estos cuentos resultan por lo menos inquietantes al lector moderno. La moraleja que los niños debían extraer es que si una violación acaba en matrimonio, entonces se trata de un final feliz. No hay que olvidar que la educación que se daba a los niños hasta el siglo XIX era muy cruda, desde leerles los crímenes de los asesinos más infames, recogidos en el PennyDreadful, hasta llevarles a las ejecuciones públicas. Los cuentos de hadas se insertan en un contexto en que la instrucción a través de la violencia era común y recomedable.

La versión de La bella durmiente que ha llegado a nuestros días está inspirada por la de los Hermanos Grimm, que se esforzaron en suavizar los cuentos de hadas que recopilaron. Además, introdujeron el elemento de las zarzas que rodean el palacio, convertidas en flores ante la presencia del príncipe. Aunque esto no deje de ser una metáfora sexual, ciertamente es mucho más sutil que las versiones previas.

A pesar de que la versión de Disney ha eliminado los elementos más sórdidos de la historia, lo cierto es que aún se puede hacer comentario de género sobre la adaptación cinematográfica. Aurora es la protagonista de Disney que menos habla, solo tiene dieciocho líneas en toda la película. Afortunadamente, Disney y otras compañías cinematográficas se esfuerzan en la actualidad por mostrar protagonistas femeninas más activas e independientes, tomando elementos prestados de la tradición popular pero actualizándolos y adaptándolos a los valores actuales. Esta adaptación contemporánea forma parte de la constante metamorfosis de los cuentos de hadas. 

Bibliografía

BASILE, Giambatista (ed. 2005): Pentameron: El cuentod de los cuentos, Siruela, Madrid.

TATAR, Maria (2003): Los cuentos de hadas clásicos, Ares y Mares, Madrid.
  
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