El pasadizo que data del siglo XV está dedicado al dios del agua y la fertilidad
El túnel recién descubierto |
Despuntaba el siglo XVII cuando tres mil indígenas, según fray Juan de Torquemada, iniciaron la construcción de un colosal dique de cuatro kilómetros, cuyo objetivo sería regular las aguas que entraban de los lagos Xaltocan y Zumpango al de Texcoco, para evitar las constantes inundaciones que asolaban a la capital del virreinato novohispano.
Anteriormente llamado Calzada de San Cristóbal, hoy conocido como Albarradón de Ecatepec, este monumento es fuente de importantes hallazgos arqueológicos. El último de ellos es un puente túnel-compuerta (de 8.40 metros de largo) con once imágenes prehispánicas, aquellas que datan de los nativos americanos que vivieron en el área antes de 1521, cuando fue conquistado por los españoles.
El pasadizo que data del siglo XV fue construido por el emperador Moctezuma I y está dedicado al dios del agua y la fertilidad: Tlaloc. Así lo ponen de manifiesto las imágenes labradas en el arco del túnel, que se compone de dos partes: un teocalli (templo) perfilado en su parte baja, y tres lóbulos en su parte alta que, a su vez, están asociados con estucos que asemejan gotas de lluvia, lo que probaría su vínculo con Tlaloc, de acuerdo con la información dada a conocer por el director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Antonio Huitrón Santoyo.
En el extremo poniente, se ubicó un glifo más cuya iconografía permanece en estudio. En esta misma área, que fue el acceso del agua al túnel, los investigadores han hallado cuatro clavos de hierro, así como dos vigas de madera de 6.50 metros de largo y un pilote del mismo material orgánico, que podían formar parte de la compuerta original del dique; se han tomado muestras de estos elementos para su posterior estudio en laboratorio.
Raúl García, coordinador del proyecto de salvamento arqueológico y puesta en valor del Albarradón de Ecatepec, ha señalado que no es inusual hallar materiales de reuso en la estructura del dique, pero sí es inédito el realce de las piedras labradas al ubicarse en la arcada.
Una hipótesis que ha apuntado este especialista es que los glifos y los estucados de las arquerías provengan de los pueblos prehispánicos de Ecatepec y Chiconautla, cuyos habitantes, se sabe, participaron codo a codo con indígenas de la región para erigir el dique en ocho meses.
En el pasaje subterráneo hallado se han encontrado materiales de relleno que van desde el periodo Formativo (900 a.C. - 150 d.C.) a la época colonial, entre ellos, vidrio, porcelana, mayólica, un metate seccionado, una escultura sedente decapitada y la base de una efigie humana hecha en basalto y que se usó como dovela.
Autoría| Redacción
Vía| ABC Cultura
Imágenes| INAH
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