La
transición del período del forrajeo y la caza a la agricultura y pastoreo
representa el hecho más significativo en la historia de la humanidad
Recreación de una sociedad neolítica |
La transición del período
del forrajeo y la caza a la agricultura
y pastoreo, situada en un intervalo de entre hace 13.000 y 8.000 años,
representa el hecho más significativo en la historia de la humanidad, siendo, a
su vez, el mayor agente transformador del medio ambiente.
En 2019, arde el
Amazonas, arde Indonesia, arde la taiga rusa, arde la selva centroafricana,...
En definitiva, arde el planeta Tierra.
Son tiempos convulsos a nivel medioambiental, donde las noticias de extensos,
permanentes e incontrolados incendios azotan a nuestros bosques y selvas, sin
que haya una solución (o más bien voluntad) efectiva de erradicarlos, todo lo
contrario.
Todas las miradas se
dirigen a los intereses de unas élites
económicas y políticas de los
respectivos países donde arden, a fin ampliar sus territorios para su ganado y
campos de cultivo con tal de satisfacer la creciente demanda de carne y soja,
logrando un escaso margen de beneficio a corto plazo al mismo tiempo que un
incalculable e irreversible daño ambiental que a medio plazo se traduce también
en grandes pérdidas económicas.
Este autodestructivo ciclo económico podría
tener su inicio hace más de 10.000 años, coincidiendo con la Revolución
Neolítica.
Hasta hace
relativamente poco existía la firme creencia de que la revolución neolítica
representó un paso más -el fundamental- en una misma dirección de progreso en
la humanidad. Es lo que se ha denominado como visión progresivista o progresivismo. Como expone, Jared Diamond,
de la Universidad de California, en los últimos años, los grandes avances en la
arqueología, ampliando su carácter de ciencia pluridisciplinar con apoyos
importantes de otros campos, sobre todo tecnología, han ido realizando nuevos y
constantes descubrimientos, que han puesto en duda la versión anteriormente
descrita del neolítico.
Cazadores del Paleolítico |
Lo más llamativo de
algunos de estos nuevos enfoques es lo antagónicamente opuestos que resultan en
relación al hasta hace pocos años consolidado pensamiento entre el mundo
científico acerca de la revolución neolítica. En este sentido, se señala que la
adopción de la agricultura, en
detrimento de la caza y recolección, supuso un grave error, quizás el mayor,
del cual la humanidad jamás se ha recuperado.
Vaya por delante que
entendemos como agricultura la total dependencia hacia la domesticación de
plantas o animales.
Como veremos más
adelante, algunas investigaciones recientes indican que con la agricultura
aparecieron una serie de problemas, lamentablemente muy comunes hoy en día,
como las desigualdades sociales, la desigualdad de género, las enfermedades y
epidemias, así como el despotismo y autoritarismo.
Ello demuestra que el
mundo en el que vivimos es fruto y consecuencia directa de la revolución
neolítica y la adopción de la agricultura (hoy en día sólo unas pocas tribus, establecidas en territorios aislados todavía
sobreviven como cazadores recolectores). Así, mediante unas novedosas técnicas,
como los test indirectos, se desmintieron algunas bases del punto de vista del
progresivismo, que apoyaban que las vidas de los pueblos que abandonaron la
caza y recolección para abrazar la agricultura, mejoraron sustancialmente.
Dichos estudios
concluyen que, hoy en día, pueblos como los
Kalahari bushmen, en África, disfrutan de más tiempo libre, mejor dieta y
un trabajo menos duro que aquellos vecinos suyos que trabajan la agricultura, a
menudo sometidos a una gran presión productiva por parte de poderes externes,
así como un alto riesgo de sufrir hambruna en caso de malas cosechas.
La arqueología ha hecho
avances exponenciales los últimos años y gracias a nuevas técnicas como la paleopatología podemos analizar más
profundamente los pueblos y comunidades del neolítico y llegar a conclusiones
que hasta ahora sólo se apoyaban en hipótesis. Por ejemplo, podemos fechas de
forma bastante exacta el momento en el que muchas comunidades hicieron el clic
o cambio a la agricultura. ¿Cómo? Diferenciando entre los desechos de basura,
los restos de plantas y animales salvajes de aquellos que fueron domesticados.
Paralelamente, analizando las heces encontradas junto
como los huesos se puede identificar el peso, altura, edad de los esqueletos
encontrados, así como hasta posibles enfermedades que padecieron.
Todos estos análisis,
realizados en diferentes hallazgos, tras compararlos entre comunidades
cazadoras recolectoras de aquellas otras granjeras, han mostrado que las
primeras tenían una salud superior a
las segundas, las cuales sí sufrieron episodios de estrés y nutricional y
enfermedades infecciones que afectaron seriamente su supervivencia.
Se cree que la
agricultura y la domesticación de animales apareció al menos en seis regiones
independientes en el mundo, el África subsahariana, Sudeste asiático, Este de
Norteamérica, Mesoamérica y Sudamérica, aunque de todos ellos sobresalió por su
riqueza energética, el creciente Oriente
Medio, con gran concentración tanto trigo, cebada, lentejas, higos como de
vacas, cerdos, cabras y ovejas.
Ello hizo que estos
pueblos, con una mayor concentración de
recursos, fueran favorecidos en relación al resto, iniciándose así las
primeras diferencias en su evolución y desarrollo entre los pueblos.
Recreación de una sociedad neolítica |
Se considera que hubo
al menos tres razones que refuerzan
la idea de que el paso a la agricultura fue nocivo para la salud de los
humanos. En primer lugar, con la agricultura se redujo mucho la dieta, limitada a partir de entonces a pocos
cultivos. Más del 80% del aporte calórico lo ofrecían básicamente el trigo y la
cebada. En segundo lugar, dicha dependencia a un limitado número de cultivos
incrementó el riesgo de sufrir hambrunas
si estas fallaban (muchas semillas maduraban y recogían los cultivos al mismo
tiempo a la vez, con lo que si fallaban la población quedaba en una situación
crítica por muchos meses). En tercer lugar, la agricultura permitió la
concentración de personas con la creación de sociedades apiñadas, con lo que
facilitó la propagación de las enfermedades
infecciosas entre sus miembros.
A eso habría que
añadirle a la aparición de profundas divisiones
de clase, pues anteriormente esto no era posible, ya que al no haber
posibilidad de almacenaje no había desigualdades entre los miembros. Con la
existencia de miembros sí que habían tenido la fortuna de tener importantes
excedentes, se llegó a la creación de una élite cada vez más rica, a su vez,
que una mayoría de la población mucho más pobre.
Finalmente, el paso a
la agricultura trajo consigo también una profunda
desigualdad entre los sexos, puesto que al abandonar el nomadismo y por
consiguiente las cargas de los críos a lo largo de muchos kilómetros un par de
veces al año, las mujeres tuvieron mayor tiempo para la crianza de sus hijos
que, junto con la presión de producir más recursos humanos que trabajaran el
campo, influyeron notablemente en el importante aumento del número de hijos por
mujer y como consecuencia un deterioro en su salud al mismo tiempo que una
gradual reclusión a las tareas más domésticas y fatigantes.
La mayoría de problemas
derivados de la concentración de la población, así como la degradación ambiental tienen su raíz en el origen de la
agricultura. Así, se puede concluir que la agricultura podría ser la
responsable de la expansión de la estratificación social, las economías de
mercado y la producción industrial. Lo
que está claro es que, con su aparición, cambió la relación de los humanos con
la naturaleza.
Bibliografía
Domestication
and early agriculture in the Mediterranean Basin: Origins, diffusion, and
impact. Proceedings
of the National Academy of Sciences of the United States of America PNAS 105.
Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America
PNAS 105. p 11597-11604. ISSN 278424
Winterhalder, B.;
D.J.Kennett.; Behavioral Ecology and the
Transition from Hunting and Gathering to Agriculture. Berkeley: University
of California Press, 2006. 394p. ISBN 9780520246478
Hernando, Almudena. El proceso de neolitización, perspectivas
teóricas para el estudio del neolítico. En: Zephyrus, 1994, n. 46. p.
123-142. ISSN 0514-7336.
Diamond, J. The worst mistake in the history of the
human Race. Vol.333 no.6042 pp.560-561.
Mannion, A.M. Domestication and the origins of
agricultura: an apparisal.
Douglas J. Cohen. History of the world in two hours.
Autor| Víctor Bertran Cortada
Vía| Ver bibliografía
Imágenes| Wikipedia
Edición| José Antonio Cabezas Vigara
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