La huella del al-Ándalus sigue presente en muchas de las costumbres
españolas
Al-Ándalus era el Estado
musulmán que establecieron los árabes tras la invasión de la Península en el
siglo VIII y que sobrevivió casi ochocientos años hasta la unificación de
España en el siglo XV por los Reyes
Católicos tras enfrentarse al último bastión árabe, Granada.
Como consecuencia de esta penetración en el siglo VIII, en el país hubo
tres religiones: la cristiana, la musulmana y la judía, que convivieron pacíficamente.
Esta mezcolanza permitió crear una gran civilización gracias a las influencias
mutuas que se transmitieron todos estos habitantes. Además, al-Ándalus se
convirtió en uno de los mayores focos culturales de Europa.
Los habitantes del al-Ándalus eran muy hospitalarios, alegres y divertidos
a pesar de la rigidez de los preceptos que marca la religión islámica. Una de
las fiestas más importantes de esa época era el Ramadán, una festividad que se celebraba en el noveno mes del año
musulmán y que consiste en abstenerse de alimento, bebida, relaciones sexuales,
etc. desde el amanecer hasta la puesta del sol. En ese tiempo las calles
estaban desiertas, únicamente interrumpidas por el sonido de la llamada a la
oración del muecín desde los
alminares de las mezquitas abarrotadas de fieles. Las tiendas de los artesanos
y comerciantes permanecían cerradas para dar paso a un período de oración y de
lectura. Esta prohibición se detenía desde la puesta del sol hasta el alba.
Otra de las fiestas religiosas más importantes de este Estado era la Fiesta del Sacrificio o Eid al-Ahda,
que se celebraba en el doceavo mes del calendario islámico. Se trataba de una
fiesta familiar, así que después de la oración especial se sacrificaba un
animal, normalmente un cordero, dirigiendo su cabeza hacia la Meca y dejando
que su cuerpo expulsara toda la sangre. Ese día, se cocinaban platos especiales
y por la noche había música y baile en la calle abarrotada de gente.
Había una tercera fiesta religiosa llamada Ashura, que consistía en un día de ayuno. Estas fiestas eran
celebradas por cristianos y judíos, al igual que los hispanomusulmanes
festejaban otras cristianas como la Navidad o el Año Nuevo.
Había otras fiestas de carácter popular más animadas que festejaban la
entrada de la primavera y el verano, el Nayruz
y Mahrayan donde se encendían hogueras, se preparaban platos típicos, se
hacían regalos, bailaban al son de la música e incluso se disfrazaban.
Encontramos paralelismos entre el Mahrayan y la fiesta cristiana de San Juan
que preludia el verano.
En el día a día la gente ordinaria
tenía otros quehaceres como ir a las tabernas a beber té, dar largos paseos por
la ciudad, entretenerse visitando el zoco donde los juglares contaban
historias, etc. Sin embargo la gente
pudiente, se distraía jugando al polo o a un juego de cañas en el que se
dividían en dos quipos de jinetes, aunque su actividad predilecta era la caza.
A partir del siglo X se dedicaron a organizar luchas de animales en un terreno
cercado lo que nos recuerda a las corridas de toros actuales que parecen hundir
sus raíces en el siglo X.
¿Sabías de la existencia de estas fiestas?
Autora| Rosa
Mª Huertas Franco
Vía| Ugr
Imagen| Páginas
árabes
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