La vida de los piratas era muy igualitaria en algunos aspectos
La captura del pirata Barbanegra |
La piratería
anglo-americana entre los años 1716 y 1726 tuvo como consecuencia una crisis
del comercio internacional. En la actualidad se estima que había entre 1800 y
2400 piratas activos. Los ataques y saqueos que hacían a los barcos de
mercaderes y sus enfrentamientos con la Marina Real Británica los convirtieron
en un gran problema social.
El sistema de jerarquía del barco pirata retaba en cierto modo las convenciones de una sociedad de la que estaban excluidos. Lo más habitual es que la piratería fuera una opción de vida escogida voluntariamente. Por los interrogatorios de piratas capturados, se sabe que la gran mayoría de éstos habían sido mercaderes o habían trabajado en barcos mercantes. Sorprendentemente en muchos casos los piratas también habían sido antiguos miembros de la Marina Real Británica.
El sistema de jerarquía del barco pirata retaba en cierto modo las convenciones de una sociedad de la que estaban excluidos. Lo más habitual es que la piratería fuera una opción de vida escogida voluntariamente. Por los interrogatorios de piratas capturados, se sabe que la gran mayoría de éstos habían sido mercaderes o habían trabajado en barcos mercantes. Sorprendentemente en muchos casos los piratas también habían sido antiguos miembros de la Marina Real Británica.
En los barcos de
mercancías, la vida era difícil: los salarios eran bajos y las raciones de
comida escasas. A esto se sumaban las enfermedades, la vida expuesta a los
elementos, la posibilidad de naufragios y catástrofes naturales y una
disciplina violenta que a veces llevaba a la muerte. Cuando el barco era tomado
por los piratas, el capitán preguntaba a los miembros de la tripulación si
estaban dispuestos a unirse a la
piratería. Muchos de ellos comenzaban así su andadura bajo la bandera de
Jolly Roger.
Los piratas en ningún
caso habían sido campesinos. Para ejercer la piratería era necesario conocer
los rigores de la vida en barco y carecer de lazos que los atasen a tierra. La
evidencia conservada es difícil de interpretar, pero parece que la mayoría de
ellos no tenían propiedades en tierra
ni familias que les esperasen. Además, los piratas veían con muy malos ojos a
los landlubbers, los amantes de la
tierra.
La edad de los piratas
que se conoce está entre los 17 y los 50
años, teniendo la mayor parte edades comprendidas entre los 20 y los 30
años de edad. Esta dispersión es, a grandes rasgos, equivalente a la de los
marineros de barcos de mercancías.
Dentro del barco
pirata, la tripulación elegía a su
propio capitán, normalmente un hombre de fuerte temperamento y gran
capacidad para navegar. Asimismo, podía ser destituido por cobardía, crueldad o
por negarse a atacar un barco inglés. Este capitán tenía pocos privilegios, su
ración de comida y bebida no era mayor que la del resto ni disponía de una
cabina propia para dormir. Los prisioneros a menudo se sorprendían de que cada
miembro de la tripulación durmiera en una hamaca donde le apetecía, incluido el
capitán. Un espacio propio para comer y dormir eran privilegios que marcaban el
orden social en otros barcos.
El capitán, en cambio,
sí que tenía plena autoridad en la
batalla así como en las persecuciones y huídas. Para el resto de
decisiones, en cambio, se tenía en cuenta la opinión de la mayoría, normalmente
teniendo en cuenta el voto de todos los hombres del barco. El capitán no osaba
contradecir la decisión de la mayoría.
Quizá lo más llamativo
de la jerarquía en el barco pirata sea la distribución
del botín. Esta se hacía de acuerdo a la habilidad y experiencia del
marinero. El capitán normalmente obtenía en torno a media parte o una parte del
botín mientras que el resto de la tripulación se llevaba un cuarto. Se
reservaba un porcentaje para compañeros heridos, compensando especialmente la
pérdida de visión y las amputaciones consecuencia de la batalla. Este reparto
era muy equitativo, difícilmente parangonable con cualquier oficio de la época.
Esto parece apuntar a que los capitanes se daban cuenta del riesgo y las
habilidades de sus subordinados, y más que un fuerte sistema jerárquico, había
camaradería entre ellos.
Bibliografía
REDIKER, Marcus
(2004): Villains of all Nations: Atlantic
Pirates in the Golden Age, Verso, Londres.
REDIKER, Marcus
(1987): “The Seaman as Pirate” en Between
the Devil and the Deep Blue Sea, Cambridge University Press, Cambridge.
Autora| Irene Lázaro Romero
Vía| Ver bibliografía
Imagen| Wikimedia Commons
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