Le chat noir y la libertad creativa de Montmartre

En los últimos años del siglo XIX el barrio parisino vivirá una auténtica efervescencia artística que tendrá en el afamado cabaret un foco principal

Detalle de la portada del periódico semanal de Le Chat Noir

El encanto bohemio que tiene lugar en la inconfundible colina de Montmartre a partir de la década de 1880 es irresistible: el Moulin de la Galette, los espectáculos de cancán y de circo, la absenta inundando las calles y los bares donde se dan cita los artistas del momento, las revistas humorísticas, etc. Son, sin duda, referentes que han quedado para siempre representados en el imaginario colectivo y en la historia. Las normas y las convenciones desaparecen, mientras que la libertad y la belleza se revelan como protagonistas.


Uno de los lugares donde surgirá con más pasión este nuevo espíritu de Montmartre es Le Chat Noir, que se convertirá en todo un mito. Sus afamados clientes serán los responsables de la consolidación del barrio como centro artístico y literario.

Caricatura de Rodolphe Salis realizada por Bognet, 1890

El origen de Le Chat Noir

El emblemático cabaret se inaugura el 18 de noviembre de 1881. Su creador será Rodolphe Salis, el cual soñaba con un espacio donde se pudieran fusionar el arte y la dinámica de un bar. El contexto histórico de la Belle Époque favorece que empiecen a surgir este tipo de locales, ya que se goza de nuevas libertades y estabilidad.

La primera etapa de Le Chat Noir tiene lugar en un establecimiento bastante humilde, pues Salis necesitaba que fuera barato en un primer momento. Con solo dos habitaciones, se situaba en el número 84 del Boulevard Rochechouart. La idea era crear un café al estilo Luis XIII, con elegantes lámparas bizantinas donde todo el mundo fuera bienvenido. Beberían absenta o hipocrás (vino caliente con miel y especias) en copas de oro.

Boceto de Eugène Grasset para la fachada de Le Chat Noir, en torno a 1890

Pero esta primera imagen quedó algo distorsionada debido al carácter básico del local y  los pocos recursos de Salis. Le Chat Noir comenzó sirviendo vino peleón y tenía una decoración pseudo-gótica menos sofisticada que la que había imaginado su dueño. Sin embargo, había colocado en la puerta de entrada un guardia suizo ataviado con una indumentaria dorada para recibir a sus invitados. Adolphe Willette se encargó de diseñar el representativo letrero: un gato negro sobre una media luna.

El nombre de Le Chat Noir se le ocurrió a Salis durante las obras de apertura, pues cuentan que vio a un gato negro merodeando por los alrededores. Aunque el aspecto del local no fuera muy distinguido, el éxito fue prácticamente inmediato debido a la notable clientela que lo frecuentaba. Unos años atrás Salis había conocido al periodista Émile Goudeau, fundador del club literario Les Hydropathes (literalmente, “a los que el agua pone enfermos). Esta agrupación tuvo un gran éxito entre 1878 y 1884, dando cita a jóvenes y radicales escritores entre los que se llegó a contar con más de 300 participantes. Personalidades como Alphonse Allais, Jean Rameau o André Gill formaron parte de este grupo, el cual se reunía en casa de Goudeau cuando Salis les convenció para que trasladaran sus veladas a Le Chat Noir.

Fotografía de Henri Rivière, en la que se ve a Georges Auriol, Alphonse Allais y Henri Jouard desayunando en Le Chat Noir, 1887

Será este el lugar donde debutará también el Salon des ArtsIncohérents, organizado por el escritor Jules Lévy. Se trataba de una especie de asociación proto-surrealista, cuyos miembros practicaban el fumisme, un tipo de humor pensado para contrarrestar la hipocresía que se apoderaba de gran parte de la sociedad. Estos Incohérents llevaron a Le Chat Noir un espectáculo absurdo que anticipaba el dadaísmo. Las sombras chinescas, las exposiciones, los monólogos y los bailes les hicieron brillar.

Representación de un teatro de sombras en Le Chat Noir. Louise Tinayre, 1887

En la pintoresca decoración cabe destacar las lámparas neo-medievales que había diseñado Eugène Grasset. Gracias a todos estos participantes y a otros importantes personajes, como el cantautor Aristide Bruant, el poeta simbolista Albert Samain, el inconfundible Toulouse-Lautrec o la bailarina Jane Avril, los admiradores de Le Chat Noir aumentaron rápidamente. Hay que añadir, igualmente, la importante difusión gracias a la revista del mismo nombre creada por Salis y Goudeau. En este semanario que se publicaba cada sábado se publicaban obras literarias, actividades, poemas, caricaturas, sección de espectáculos, etc. En ella participaron eminencias como Guy de Maupassant, Paul Verlaine o Carand’Ache.

El crecimiento de su popularidad hizo que pronto se tuviera que trasladar el cabaret a un local mucho mayor.

Fotografía de Henri Rivière, donde se ve a los trabajadores con las figuras de zinc que proyectan las siluetas del teatro de sombras, sobre 1887

La época dorada de Le Chat Noir

El 10 de junio de 1885 el nuevo establecimiento abre sus puertas en el número 12 de la Rue Victor Masse. En esta dirección se situaba la antigua mansión del pintor Alfred Stevens, un edificio de tres plantas que Salis decoró suntuosamente. Los artistas Henri Rivière y Carand’Ache se encargaron de la ornamentación, llenando de diferentes cuadros las paredes de Le Chat Noir.

Además, Rivière construirá una gran pantalla para celebrar auténticos espectáculos de teatro de sombras, una de las aportaciones esenciales de este cabaret y por el que será más recordado. A finales de 1887 se representará con esta gran escenografía La Tentación de san Antonio,de una manera nunca vista. Rivière elabora una compleja puesta en escena, casi cinematográfica, llena de color, música y voz. Será todo un éxito. Gracias a la colaboración de artistas asiduos a Le Chat Noir, se consiguió que estas funciones fueran excitantes y dinámicas. Salis era el narrador de estas historias y en alguna ocasión, incluso Debussy llegó a tocar el piano.

En este espacio único se crea el cabaret artistique, el inicio de un tipo de local que pronto se extendió a otros como Les Quat’z’Arts. El famoso teatro de sombras hizo posible que Le Chat Noir realizara varios tours por toda Francia a partir de 1892. Con motivo de estas giras Théophile Steinlen crea en 1896 el archiconocido cartel en el que se anunciaba “la tournée du Chat Noiravec Rodolphe Salis”, una imagen que se ha convertido en todo un icono cultural. Siendo uno de los lugares más asombrosos del mundo en aquel momento, el cabaret se irá acercando poco a poco a su desenlace.

El famoso cartel para el tour que Steinlen realiza en 1896

El final de Le Chat Noir

En enero de 1897, Le Chat Noir ofrecerá su último espectáculo de teatro de sombras, al igual que se hará un tour ese invierno con la compañía. Tras esta gira, Salis estaba pensando en trasladar el cabaret de nuevo. Desgraciadamente, morirá antes de poder llevar esta empresa a cabo, el 20 de marzo de 1897. Con él, el alma de Le Chat Noir desapareció. Su sarcasmo, su excentricidad y su carácter mordaz eran el auténtico corazón del mítico cabaret. La elocuencia y la personalidad de la que hacía gala era la que se metía al público en el bolsillo.

El establecimiento reabrirá sus puertas en el Boulevard de Clichy y seguirá siendo famoso hasta la década de 1920, pero ya nada será igual. Le Chat Noir fue un espacio irrepetible en el que se fraguó el espíritu de Montmartre gracias a sus vanguardistas clientes. Un sitio donde se celebraba el arte y la cultura. Un lugar en el que se fomentó la estrecha relación entre la música, la poesía, la pintura y el teatro.

Imágenes| Wikipedia

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