En los últimos años
del siglo XIX el barrio parisino vivirá una auténtica efervescencia artística
que tendrá en el afamado cabaret un foco principal
El encanto bohemio que tiene lugar en la inconfundible
colina de Montmartre a partir de la década de 1880 es irresistible: el Moulin
de la Galette, los espectáculos de cancán y de circo, la absenta inundando las
calles y los bares donde se dan cita los artistas del momento, las revistas
humorísticas, etc. Son, sin duda, referentes
que han quedado para siempre representados en el imaginario colectivo y en la
historia. Las normas y las convenciones desaparecen, mientras que la
libertad y la belleza se revelan como protagonistas.
Uno de los lugares donde
surgirá con más pasión este nuevo espíritu de Montmartre es Le Chat Noir,
que se convertirá en todo un mito. Sus afamados clientes serán los responsables
de la consolidación del barrio como centro artístico y literario.
El origen de Le
Chat Noir
El emblemático cabaret se inaugura el 18 de noviembre de
1881. Su creador será Rodolphe Salis,
el cual soñaba con un espacio donde se pudieran fusionar el arte y la dinámica
de un bar. El contexto histórico de la Belle Époque favorece que empiecen a
surgir este tipo de locales, ya que se goza de nuevas libertades y estabilidad.
La primera etapa de
Le Chat Noir tiene lugar en un
establecimiento bastante humilde, pues Salis necesitaba que fuera barato en un
primer momento. Con solo dos habitaciones, se situaba en el número 84 del
Boulevard Rochechouart. La idea era crear un café al estilo Luis XIII, con
elegantes lámparas bizantinas donde todo el mundo fuera bienvenido. Beberían
absenta o hipocrás (vino caliente con
miel y especias) en copas de oro.
Pero esta primera imagen quedó algo distorsionada debido
al carácter básico del local y los pocos
recursos de Salis. Le Chat Noir comenzó sirviendo vino peleón y tenía una decoración pseudo-gótica
menos sofisticada que la que había imaginado su dueño. Sin embargo, había
colocado en la puerta de entrada un guardia suizo ataviado con una indumentaria
dorada para recibir a sus invitados. Adolphe
Willette se encargó de diseñar el representativo letrero: un gato negro
sobre una media luna.
El nombre de Le Chat Noir se le ocurrió a Salis durante
las obras de apertura, pues cuentan que vio a un gato negro merodeando por los
alrededores. Aunque el aspecto del local no fuera muy distinguido, el éxito fue prácticamente inmediato debido
a la notable clientela que lo frecuentaba. Unos años atrás Salis había
conocido al periodista Émile Goudeau, fundador del club literario Les
Hydropathes (literalmente, “a los que el agua pone enfermos). Esta
agrupación tuvo un gran éxito entre 1878 y 1884, dando cita a jóvenes y
radicales escritores entre los que se llegó a contar con más de 300
participantes. Personalidades como Alphonse Allais, Jean Rameau o André Gill
formaron parte de este grupo, el cual se reunía en casa de Goudeau cuando Salis
les convenció para que trasladaran sus veladas a Le Chat Noir.
Fotografía de Henri Rivière, en la que se ve a Georges Auriol, Alphonse Allais y Henri Jouard desayunando en Le Chat Noir, 1887 |
Será este el lugar donde debutará también el Salon des
ArtsIncohérents, organizado por el escritor Jules Lévy. Se trataba de
una especie de asociación proto-surrealista, cuyos miembros practicaban el fumisme,
un tipo de humor pensado para contrarrestar la hipocresía que se apoderaba de
gran parte de la sociedad. Estos Incohérents
llevaron a Le Chat Noir un espectáculo absurdo que anticipaba el dadaísmo. Las
sombras chinescas, las exposiciones, los monólogos y los bailes les hicieron
brillar.
En la pintoresca decoración cabe destacar las lámparas neo-medievales que había
diseñado Eugène Grasset. Gracias a todos estos participantes y a otros
importantes personajes, como el cantautor Aristide Bruant, el poeta simbolista
Albert Samain, el inconfundible Toulouse-Lautrec o la bailarina Jane Avril, los
admiradores de Le Chat Noir aumentaron rápidamente. Hay que añadir, igualmente,
la importante difusión gracias a la
revista del mismo nombre creada por Salis y Goudeau. En este semanario que
se publicaba cada sábado se publicaban obras literarias, actividades, poemas,
caricaturas, sección de espectáculos, etc. En ella participaron eminencias como
Guy de Maupassant, Paul Verlaine o Carand’Ache.
El crecimiento de su popularidad hizo que pronto se
tuviera que trasladar el cabaret a un
local mucho mayor.
Fotografía de Henri Rivière, donde se ve a los trabajadores con las figuras de zinc que proyectan las siluetas del teatro de sombras, sobre 1887 |
La época dorada de
Le Chat Noir
El 10 de junio de 1885 el nuevo establecimiento abre sus
puertas en el número 12 de la Rue Victor Masse. En esta dirección se situaba la
antigua mansión del pintor Alfred Stevens, un edificio de tres plantas que
Salis decoró suntuosamente. Los artistas
Henri Rivière y Carand’Ache se encargaron de la ornamentación, llenando de
diferentes cuadros las paredes de Le Chat Noir.
Además, Rivière
construirá una gran pantalla para celebrar auténticos espectáculos de teatro de
sombras, una de las aportaciones esenciales de este cabaret y por el que
será más recordado. A finales de 1887 se representará con esta gran escenografía
La Tentación de san Antonio,de una
manera nunca vista. Rivière elabora una compleja puesta en escena, casi
cinematográfica, llena de color, música y voz. Será todo un éxito. Gracias a la
colaboración de artistas asiduos a Le Chat Noir, se consiguió que estas
funciones fueran excitantes y dinámicas. Salis era el narrador de estas
historias y en alguna ocasión, incluso Debussy llegó a tocar el piano.
En este espacio
único se crea el cabaret artistique, el inicio de un tipo de local que pronto se extendió a
otros como Les Quat’z’Arts. El famoso teatro de sombras hizo posible que Le
Chat Noir realizara varios tours por toda Francia a partir de 1892. Con motivo
de estas giras Théophile Steinlen
crea en 1896 el archiconocido cartel en el que se anunciaba “la tournée du Chat
Noiravec Rodolphe Salis”, una imagen que se ha convertido en todo un icono
cultural. Siendo uno de los lugares más asombrosos del mundo en aquel momento,
el cabaret se irá acercando poco a poco a su desenlace.
El final de Le Chat
Noir
En enero de 1897, Le Chat Noir ofrecerá su último
espectáculo de teatro de sombras, al igual que se hará un tour ese invierno con
la compañía. Tras esta gira, Salis estaba pensando en trasladar el cabaret de
nuevo. Desgraciadamente, morirá antes de poder llevar esta empresa a cabo, el
20 de marzo de 1897. Con él, el alma de
Le Chat Noir desapareció. Su sarcasmo, su excentricidad y su carácter
mordaz eran el auténtico corazón del mítico cabaret. La elocuencia y la
personalidad de la que hacía gala era la que se metía al público en el
bolsillo.
El establecimiento reabrirá sus puertas en el Boulevard
de Clichy y seguirá siendo famoso hasta la década de 1920, pero ya nada será
igual. Le Chat Noir fue un espacio irrepetible
en el que se fraguó el espíritu de Montmartre gracias a sus vanguardistas
clientes. Un sitio donde se celebraba el arte y la cultura. Un lugar en el que
se fomentó la estrecha relación entre la música, la poesía, la pintura y el
teatro.
Autora| Begoña Ibáñez Moreno
Vía| Begoña Ibáñez Moreno
Imágenes| Wikipedia
Comentarios