En el siglo XIV surgieron en Europa unas danzas histéricas y
contagiosas
Peregrinos bailando el
Baile de San Vito
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En 1374 en la ciudad
de Aquisgrán hubo una epidemia de
danzantes, según cuenta Peter de Herenthal en su crónica. Hombres y mujeres
provenientes de Alemania danzaban como locos en las casas, las iglesias y las
calles, sin pudor y sin darse cuenta de que la gente los observaba. Al terminar
el baile, éstos sentían fuertes dolores en el pecho. El autor los califica de
secta y la explicación que encuentra el fenómeno es que los hombres y mujeres
estaban poseídos por el diablo.
Este caso no fue un evento aislado y las danzas ominosas se extendieron por varios reinos europeos, siempre de Europa Oriental hacia Europa Occidental. Se creía que esta danza frenética estaba ligada a la picadura de la araña lobo o tarántula europea, aunque en realidad su picadura no es mucho más grave que la de una abeja. En algunas ocasiones el baile se consideraba el tratamiento para curarse de esta picadura. De hecho, en Italia existe aún en la actualidad una danza llamada Tarantela, probablemente de procedencia griega, inspirada en este fenómeno.
Este caso no fue un evento aislado y las danzas ominosas se extendieron por varios reinos europeos, siempre de Europa Oriental hacia Europa Occidental. Se creía que esta danza frenética estaba ligada a la picadura de la araña lobo o tarántula europea, aunque en realidad su picadura no es mucho más grave que la de una abeja. En algunas ocasiones el baile se consideraba el tratamiento para curarse de esta picadura. De hecho, en Italia existe aún en la actualidad una danza llamada Tarantela, probablemente de procedencia griega, inspirada en este fenómeno.
La causa de estas
coreomanías ha suscitado hipótesis distintas por parte de los investigadores.
Una idea extendida es que pudo ser consecuencia
del ergotismo. Esta enfermedad es causada por la ingesta de pan de centeno
infectado con un hongo parásito conocido como cornezuelo. El ergotismo tiene
una variedad gangrenosa y otra convulsiva, siendo esta última la que produciría
movimientos involuntarios, que en la Edad Media se veían como un baile. Esta
variante de la enfermedad se denominaba Baile de San Vito.
Estas danzas eran de
un marcado carácter popular, sin
presencia de personajes de altos estratos sociales, que no comerían pan de
centeno, sino pan blanco. Sin embargo, la coincidencia de la cronología no es
precisa, ya que los casos de ergotismo documentados son posteriores a las
epidemias de danza. Además, el hecho de que los asistentes se vieran
contagiados de la necesidad de bailar no encaja con la patología de la
enfermedad, que no es contagiosa.
También hay quien ha
relacionado el fenómeno con las epidemias
de peste negra que azotaron el continente europeo durante la segunda mitad
del siglo XIV y el XV. La sintomatología más célebre de la peste negra son los
bubones o bubas que aparecen a los enfermos en el cuello, axilas o ingles, pero
también existe una variedad de la peste que provoca espasmos y movimientos
involuntarios así como actitudes erráticas. Sin embargo, tampoco en este caso
el contagio sería inminente.
Otra causa posible es
que se tratase de una manifestación de
histeria colectiva sufrida por la sociedad. Los hombres y mujeres, ante la
impotencia de la epidemia de peste, las guerras y las hambrunas así como la
certeza de que el día del Apocalipsis estaba cerca, pudo llegar a un punto de
inflexión, del que las danzas involuntarias fueron una consecuencia. Esta es la
teoría más aceptada y estaría en relación con otros movimientos de histeria
social como el auge de las procesiones de flagelantes que se azotaban hasta
hacerse sangrar para purgar los pecados o las matanzas de judíos.
Esta histeria no se
dio solo en la Baja Edad Media, similares ejemplos son los de las epidemias de
risas y lágrimas en Tanzania en 1963 y 1966. Parece ser que se trata de
respuestas sociales a situaciones de enorme tensión. Es posible que las
representaciones artísticas de la Danza
Macabra tomasen como fuente de inspiración consciente o inconscientemente
las epidemias de danzas. La Muerte obliga a bailar a los miembros de diferentes
estamentos sociales, que tratan de resistirse, pero siempre sucumben al baile
fatal. La diferencia fundamental radica, sin embargo, en que la Danza de la
Muerte muestra a personajes de todos los estamentos sociales, mientras que las
danzas histéricas parece que solo afectaban a las clases populares.
Bibliografía
DEYERMOND, Alan David
(1968): “El ambiente social e intelectual de las danzas de la muerte”, AIH, III Actas, pp. 267-276.
INFANTES, Víctor
(1997): Las Danzas de la Muerte. Génesis
y desarrollo de un género medieval, Ediciones Universidad de Salamanca,
Salamanca.
Autor| Irene Lázaro Romero
Vía| Ver bibliografía
Imagen| Wikimedia Commons
Edición| José Antonio Cabezas Vigara
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