El dragón en el arte de la Edad Media era muy distinto del dragón
actual
Dos dragones en una miniatura de finales de la Edad Media |
El dragón es una de
las criaturas legendarias más importantes en la cultura popular actual. En
nuestros días lo conocemos como un gran reptil, normalmente alado, de cuatro
patas que exhala fuego. Sin embargo, el dragón en sus orígenes era una criatura muy distinta de cómo
la imaginamos actualmente.
En griego, la palabra draco es un sinónimo de la palabra griega para serpiente, ofis. Así, la criatura que custodiaba el jardín de las Hespérides en la Argonáutica era una gran serpiente, no un dragón, a pesar de que se traduzca así. En el arte clásico, los dragones podían tener cuernos, barba e incluso alas, pero en todos los casos tenían cuerpo de serpiente.
En griego, la palabra draco es un sinónimo de la palabra griega para serpiente, ofis. Así, la criatura que custodiaba el jardín de las Hespérides en la Argonáutica era una gran serpiente, no un dragón, a pesar de que se traduzca así. En el arte clásico, los dragones podían tener cuernos, barba e incluso alas, pero en todos los casos tenían cuerpo de serpiente.
Una particularidad del
dragón clásico, que pervivió hasta la Edad Media era el combate de estos con los elefantes, que se consideraban sus
enemigos mortales. Según las fuentes clásicas y los bestiarios medievales, el
dragón atacaba al elefante, enroscándose en torno a su cuerpo y asfixiándole.
El elefante, al debilitarse, caía sobre el dragón, matándole también. En este
combate ambos animales perecían.
La imagen del dragón
fue evolucionando a través del arte, estando su origen en la decoración que
poblaba los márgenes de los códices miniados. El primer texto en el que se
empezó a representar motivos decorativos figurativos en los márgenes fue el
Libro de Kells. Se representan unos felinos
con cuerpo extremadamente alargado y enrollado luchando con otras
criaturas. Estos gatos o leones estilizados presentan ya un vientre abultado
como el que caracteriza al dragón de la cultura popular y son su primer
antecedente artístico.
A medida que la
decoración marginal se fue haciendo más variada y rica, el dragón adoptó todo tipo de formas posibles, los miniaturistas
desarrollaron su creatividad en estas figuras. A través de estas imágenes
decorativas se consolidó el dragón del Románico, que tiene unas características
muy concretas: no es de gran tamaño y tiene un rostro de rasgos cánidos, cuerpo
de reptil y patas de mamífero. Este modelo tuvo una gran difusión y perduró dos
siglos, extendiéndose también a Bizancio.
El dragón y la
serpiente en el arte medieval siempre han estado identificados con el mal y el demonio. Las representaciones la
leyenda de San Miguel matando al dragón fueron las que permitieron que esta criatura
legendaria empezase a cobrar protagonismo, ya no solo aparecía como motivo
decorativo sino que tenía una razón para ser representada. A partir de ahí fue
conformándose su iconografía. Los artistas góticos aprovecharon este tema
iconográfico para crear todo tipo de animales fantasiosos. De estas criaturas
fantásticas, la que más éxito tuvo fue el dragón como lo conocemos hoy en
día.
La leyenda de San
Miguel también dio paso a los relatos de
caballerías en los que los caballeros debían matar un dragón, el más famoso
de estos caballeros fue San Jorge. En estos casos, la muerte del dragón es una
hazaña heroica pero también un símbolo de dominar las propias pasiones.
El naturalista alemán
Herbert Wendt consideró que la evolución del dragón-serpiente al dragón como lo
entendemos en la actualidad fue el descubrimiento
de huesos de dinosaurios en la Edad Media. La sociedad se dió cuenta de que
estos huesos no eran de serpientes, sino de reptiles de gran tamaño, y así se
originó el dragón como lagarto gigante.
Bibliografía
Ponencia de Miguel
Ángel Elvira Barba en el seminario “Animales fantásticos y dónde encontrarlos
en la Edad Media” celebrado en la Universidad Complutense de Madrid.
WENDT, Herbert (1982):
El descubrimiento de los animales.
Planeta, Barcelona.
Autora| Irene Lázaro Romero
Vía| Ver bibliografía
Imagen| Wikimedia Commons
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