Una
mujer cuya inteligencia brilló en su carrera como actriz y en sus hallazgos
como ingeniera
Fotografía de Hedy Lamarr |
Seguramente muchas de las personas que leen
los artículos de esta revista lo hacen conectadas a alguna red WiFi. Invento
magnífico que nos permite acceder en segundos y casi en cualquier sitio a la
información que queramos a través, entre otros, de nuestro teléfono móvil.
El mérito de haber creado la tecnología
necesaria para desarrollar tal avancese lo debemos a la actriz Hedy Lamarr,
cuya fascinante vida nos sorprende en facetas tan diversas, que bien merece
unas líneas en el mes de marzo.
Juventud en su Austria natal
Hedwig Eva Marie Kiesler, conocida por su
nombre artístico, HedyLamarr, destacó desde joven por su inconformismo y su
fuerza creadora. Nacida en Viena, desde
muy pequeña sus profesores identificaron la extraordinaria inteligencia que
poseía, considerándola desde temprana edad como superdotada.
Comenzó a estudiar la carrera de ingeniería, estudios que abandonó para dedicarse a su
carrera artística. Con 17 años ya protagonizó su primera película, y no
tardó en dar el salto a Hollywood de la mano de la productora MGM. Este primer
acto de rebeldía, dejando su prometedora carrera como estudiante por su carrera
como actriz, no fue el único a lo largo de su vida.
No en vano, fue la primera mujer en atreverse a protagonizar un desnudo en el cine,
y a simular un orgasmo (Éxtasis, Gustav Machatý, 1933. https://www.youtube.com/watch?v=3R_sVeezhpY).
Se la consideró la mujer más bella del
mundo. Sin embargo, en 1933 fue
obligada a casarse con Friedrich Mandl, empresario acérrimo seguidor de
Hitler y su principal proveedor de armas durante la Segunda Guerra Mundial.
Celoso del éxito de Hedy como actriz, y de las escenas que había protagonizado
en sus películas, decidió mantenerla encerrada
y apartada de carrera artística.
Como forma de hacer más llevadera la
situación de encierro de cuatro años a la que se vio sometida, decidió retomar la carrera de ingeniería.
Imagen de la patente del salto de frecuencia |
Huida a Estados Unidos y desarrollo del ‘salto de frecuencia’
Por fortuna, conseguiría escapar a Estados Unidos en 1937. No solo ella, sino
también la importante información que había ido acumulando durante el encierro
impuesto por su marido. El mismo que proveía de armas a Hitler. El mismo que se
rodeaba por tanto de la cúpula militar del Tercer Reich.
Llegó a sus oídos que, durante la guerra,
uno de los mayores problemas a los que se enfrentaban los aliados era que los
enemigos interceptaban muy fácilmente información importante que les permitía
anticiparse a las estrategias desarrolladas durante la contienda.
Con su inteligencia, y la ayuda del compositor George Antheil, amigo suyo, consiguió desarrollar un sistema de comunicación secreta que revolucionó la inteligencia militar, pues permitía que la información no fuera interceptada. Crearon el sistema conocido como “salto de frecuencia”. Este fenómeno hace cambiar la información de un lugar a otro constantemente, de manera que es muy difícil, casi imposible, para el enemigo, atraparla ya que mediante saltos constantes de frecuencia por parte tanto del transmisor, como del receptor, era imposible saber dónde estaba.
En 1942 inscribió la patente, pero el ejército de Estados Unidos, a
quien se la regaló, no utilizó su
invento en ese momento, sino muchos años después, durante la Crisis de los
Misiles.
Su legado
Sirvió como base para crear nada menos que la red WiFi, el GPS y el Bluethooth.
Tan relevante fue su aportación a la
ciencia, que no solo fue una de las mujeres que más premios recibieron por sus
inventos, sino que incluso el día del
inventor, el 9 de noviembre, conmemora precisamente en el día de su nacimiento.
Autora| Patricia
Aguilar Moya
Imágenes| Hedy Lamarr
(obtenida del diario ABC) e imagen de la patente del salto de frecuencia.
Edición| José Antonio Cabezas
Vigara
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