El amor de Afrodita y Ares: inspiración para el mundo artístico

Este tema mitológico ha sido objeto de entusiasmo para numerosos artistas desde la Antigua Grecia hasta nuestros días

El amor de Afrodita y Ares: inspiración para el mundo artístico

Si hay un manantial del que beben los maestros de las artes plásticas constantemente a lo largo del tiempo es la mitología, especialmente los diferentes relatos y leyendas que confeccionan el universo de los dioses y los héroes griegos. La riqueza de los temas y la diversidad de caracteres representan una fuente inagotable, ya que las diferentes aventuras y la convulsa vida de los protagonistas encarnan una gran complejidad.

Sandro Botticelli, Venus y Marte, 1483

Las tramas esenciales y por las que se decantan más artistas son las de naturaleza apasionada, siendo la romántica historia de Afrodita y Ares una de las predilectas, por su amplia iconografía y significado.

Estamos ante un enrevesado triángulo amoroso que involucra a diversos personajes. Afrodita, diosa de la belleza y del amor (aunque en un sentido más bien erótico) y cuyo nombre viene a significar “surgida de la espuma”, es entregada en matrimonio a Hefesto por orden de un Zeus preocupado por si la hermosura de la diosa causaba enfrentamientos en el Olimpo. Casarla con Hefesto casi puede ser interpretado como una burla, pues el dios del fuego y la fragua es descrito a menudo como deforme, cojo e irascible.

Tiziano, Marte, Venus y Amor, 1530

A pesar de que su marido agasajaba a Afrodita con todo tipo de joyas y regalos, la miseria que sentía al verse obligada a este matrimonio hizo que buscara el consuelo en brazos de varios amantes. Pero si había alguien por quien sentía una especial debilidad era Ares, el dios de la guerra, por lo que ambos se entregan a sus deseos. Según algunos mitos, de esta unión nació Eros, dios de la atracción sexual y el amor.

Desafortunadamente, Hefesto termina siendo informado de la infidelidad de su esposa por Apolo, enloqueciendo de furia e ideando atrapar a los amantes “in fraganti” gracias a una red de oro casi imperceptible que coloca sobre la cama. Por su parte, Ares, en previsión de que Hefesto volvería al amanecer, dispone de su fiel sirviente Alectrión para que le avise mientras pasa la noche con Afrodita. Pero éste se queda dormido y la red cae finalmente sobre la pareja, dejándolos inmóviles.

Tintoretto, Vulcano sorprende a Venus y Marte, 1545

Hefesto los expone entonces ante la mirada de los demás dioses del Olimpo, que no hacen sino burlarse diciendo que se cambiarían gustosos por Ares. Ante semejante humillación, exige un castigo para ambos y la promesa de que acabarían con su relación, una promesa que quedará sin cumplir en el momento en el que se libera de la red a los enamorados y huyen juntos. Como pena por haberse quedado dormido, Ares convertirá a Alectrión en un gallo para que nunca vuelva a sucumbir al sueño.

Este intrincado drama romántico, que cuenta con varias escenas importantes y muy reconocidas, es elegido como motivo de representación para numerosas obras de arte. Ya en el período grecorromano se pueden observar multitud de frescos, bajorrelieves, altares y esculturas que muestras principalmente encuentros amorosos entre Afrodita y Ares, como los frescos hallados en Pompeya.

Veronés, Marte y Venus unidos por el Amor, en torno a 1570

Pero si hay una época en la que los artistas sienten predilección por este tema es el Renacimiento, aprovechando sobre todo que se trata de recrear atmósferas en las que hay desnudos, dado el interés por el cuerpo humano. Uno de los lienzos más famosos es Venus y Marte de Sandro Boticcelli, realizado en 1483.

Este cuadro es un perfecto alegato del triunfo del amor, personificado por una Afrodita o Venus vestida, sobre la guerra, simbolizado por un Ares desnudo, medio dormido e indefenso sin sus armas, con las que juegan varios sátiros a su alrededor. Una ambientación preciosista y bucólica con un formato apaisado en el que se puede admirar la destreza con el pincel del genio Botticcelli.

Otra obra que muestra un momento similar es la que realiza Piero di Cosimo en 105, plasmando de nuevo a los dos amantes, uno frente al otro, desnudos y en actitud serena y relajada.

Diego Velázquez, La fragua de Vulcano, 1630

El maestro Tiziano también elegirá para uno de sus lienzos los amores de Ares y Afrodita, en 1530. Aunque en esta ocasión es la diosa la que aparece desnuda y vulnerable, abrazada por Ares portando sus armas de guerra. Es una pieza excelente para estudiar la paleta y la técnica de Tiziano, especialmente la representación del desnudo femenino, una de las máximas en sus creaciones y de una extraordinaria belleza.

Por su parte, Tintoretto se decanta en 1545 por pintar otro de los momentos más famosos de este mito, cuando Hefesto sorprende a la pareja en el lecho. El dios del fuego se nos presenta aquí como un anciano que busca en la cama donde se encuentra Afrodita desnuda algún rastro de su compañero. En segundo término, nos sorprende hallar a Ares escondido bajo un mueble, mientras que un perro está a punto de delatarlo, añadiendo más tensión al episodio.

Luca Giordano, Marte y Venus capturados por Vulcano, 1670

Otro de los artistas pertenecientes a la escuela veneciana, Veronés, realizó varias pinturas que nos muestran a Afrodita y Ares en un erótico encuentro, como en el que son encadenados por el Amor, en torno a 1570. En esta obra se pueden observar los vibrantes colores que caracterizan a la paleta de Veronés.

Llegando al Barroco, sin duda una de las obras más destacadas en relación con este mito es La fragua de Vulcano, realizada por Velázquez en 1630. El genio español elige el instante en el que Apolo, el dios que todo lo ve, irrumpe en el taller de Hefesto para revelarle el adulterio de su esposa Afrodita con Ares. La expresión de asombro en el rostro de Hefesto, la figura dominante de Apolo y el estudio anatómico de los cuerpos, unido al inigualable pincel del gran Velázquez, hacen de ésta una obra única y singular.

Luca Giordano también ejecutará varios cuadros con esta temática. Uno de ellos, que data de 1670, desarrolla uno de los escenarios más dramáticos del mito, cuando Hefesto captura a los amantes bajo su red de oro y los exhibe ante el resto de los dioses, que aparecen en la parte superior del lienzo.

Círculo de Antonio Canova, Venus y Marte, 1820-1830

En el terreno escultórico cabe destacar una obra perteneciente al taller o al círculo de Antonio Canova, Venus y Marte, realizada en mármol de Carrara entre 1820 y 1830, de un gran formato. En ella, la pareja se mira tiernamente y Afrodita intenta retener a Ares para que no parta a la guerra. Hoy, esta espectacular talla del Neoclasicismo se puede contemplar en el Museo del Prado.

Son innumerables las representaciones de este mito, que normalmente se plasma como alegoría para simbolizar el triunfo del amor, siendo posible hacer un recorrido cronológico por la Historia del Arte y admirar como las diferentes interpretaciones van cambiando con el paso del tiempo a través de los diversos movimientos plásticos.

Imágenes| Wikipedia

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