Jesús, el aliento de los más humildes

Herodes Antipas sólo lleva al desequilibrio social y a la desintegración de muchas familias que viven del campo


Herodes Antipas, a pesar de que sólo recibe la categoría de tetrarca desde Roma, intenta seguir los pasos de su padre, Herodes I el Grande. Se esfuerza, para ello, en construir también su pequeño reino dentro de la tierra de Israel. En el tiempo que dura su mandato, se encarga de reconstruir la antigua ciudad de Séforis, situada en la Baja Galilea, y de levantar Tiberíades, cuyo nombre hace honor al nuevo emperador de Roma, Tiberio. Ambas ciudades pasan a ser los centros administrativos de control de todo el reino y, además, se convierten en los lugares de residencia de las clases dominantes, las poseedoras de la riqueza, del poder y del honor.

Sin embargo, en contraste con el poderío de las urbes, la situación en el mundo rural es totalmente inversa. La gente humilde, que normalmente vive en las aldeas, sufre una fuerte presión económica para poder financiar todas las obras que se están llevando a cabo en el reino. Se ven obligados a pagar más tributos, se les suben las tasas y, en consecuencia, crece el endeudamiento. En muchos casos, esta gente llega a perder incluso sus tierras, que pasan a engrosar las propiedades de los grandes terratenientes. Asimismo, el aumento de los monocultivos de trigo, aceite y vino, para sacar un mayor rendimiento a las tierras, dificulta que los más humildes puedan encontrar los productos básicos para el mantenimiento de sus familias, por lo que su situación empeora mucho.

Del mismo modo, Antipas impulsa la difusión de la moneda, pero esta acción no beneficia en nada al campesinado, al menos a corto plazo. No hay que perder de vista que, en esta época, en mayor o menos medida, únicamente las élites urbanas disponen de dinero para poder funcionar en sus negocios. Solamente estos cabezas de la sociedad manejan el oro y la plata, y atesoran estos metales preciosos en sus arcas. No obstante, en este régimen de subsistencia, los más humildes solamente llegan a manejar, en el mejor de los casos, el bronce y el cobre.

En definitiva, la actividad constructiva que desarrolla Antipas sólo lleva al desequilibrio social y a la desintegración de muchas familias que viven del campo. Así que, ante esta injusta situación, ¿qué posición adopta Jesús de Nazaret?

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