En
la antigüedad, la fecundidad de la mujer era un tema de vital importancia
Escena de parto de una mujer egipcia |
En la antigüedad, la fecundidad de la mujer
era un tema de vital importancia. La finalidad de los matrimonios era la de
engendrar descendientes y perpetuar el linaje familiar, tanto así, que la
esterilidad era una posible causa de divorcio.
La falta de la menstruación era una de las señales que avisaban cuando una
mujer estaba embarazada, aunque en algunos documentos podemos evidenciar un
cierto número de pruebas que se realizaban para saber si una mujer estaba
embarazada o no. Éstas podían ser desde tomar el pulso a la mujer o realizar un
estudio del color de la piel hasta observar el efecto que tenía su orina sobre
algunos cereales como la cebada y el trigo. Esta prueba consistía en que la
mujer orinase sobre el grano todos los días. Si éste brotaba es que estaba
embarazada. Si lo hacía en primer lugar la cebada, significaba que el
nacimiento proporcionaría un varón. Si era el trigo el que lo hacía en primer
lugar, sería una niña. En el caso de que ninguno de los dos lo hiciera, es que
la mujer no estaba encinta. Éstos métodos pueden considerarse ingenuos, aunque
en su tiempo podían tener algo de validez, ya que la orina de una mujer
embarazada contiene hormonas que facilitan el crecimiento. Para evitar la
infertilidad, las mujeres se introducían dátiles en la vagina o se untaban
muslos y abdomen con sangre menstrual. Si esto no funcionaba podían pasar
noches en el templo de determinadas divinidades para ayudar a ello.
A la vez que existían estos métodos también los había para las ocasiones en que no se deseaba que el embarazo tuviera lugar, es decir, métodos anticonceptivos. Sabemos que en algunas ocasiones pudieron resultar efectivos como el uso de acacia molida, que contienen una sustancia llamada goma arábiga que produce un efecto espermicida. También sabemos del uso de la miel o del excremento de cocodrilo, que se usaban para el bloqueo del esperma hacia el útero. Vamos, una delicia.
Isis como madre |
Hay textos que contienen narraciones
sobre momento del parto, con
conjuros concernientes a la “separación del niño del vientre de la madre”. El
propósito de estos es acelerar el procedimiento para conseguir un buen
resultado para ambos. Se trataba de un momento crucial en la vida familiar.
Antes del momento, la mujer se frotaba en abdomen con aceite para conservar la
elasticidad de la piel. Daba a la luz agachada o en una estera o sentada sobre
una especie de soporte hecho con dos ladrillos o taburete. Durante el parto y
los dolores las parturientas llamaban en su ayuda a las diosas relacionadas con
el nacimiento. Algunas veces tenían lugar en una dependencia algo separada de
la casa denominada “pabellón de parto”, con la finalidad de aislar a
ambos del resto del mundo. Esto ocurría sobre todo con las familias de clase
alta. Este detalle aún lo seguimos viendo en algunas culturas hoy en día.
Los niños podían ser amamantados hasta los tres años de edad, lo que reducía las posibilidades de un nuevo embarazo en la mujer, lo que podía tomarse como otra medida contraceptiva.
La mayoría de la mujeres amamantaban a sus propios hijos, aunque sabemos que podían ser confiados al cuidado de las nodrizas, sobre todo en a realeza y familias nobles. Las nodrizas reales pertenecían a la clase alta ya que eran esposas o madres de altos funcionarios. Establecían un gran vínculo afectivo con los niños, que luego serían futuros reyes. Esta relación proporcionaba mucho prestigio, lo cual podía ayudar en la carrera de sus esposos y así poder subir de status social. Estas nodrizas debían cumplir unos requisitos: tener su propio hijo o haberlo tenido, con lo cual podían amamantar a los dos al mismo tiempo. También sabemos de la existencia de cortesanos “niñeros o nodrizos”.
Bibliografía
ROBINS, GAY. Las Mujeres en el antiguo
Egipto. Ed. Akal. Madrid, 1996.
BRESCIANI, EDDA. A orillas del Nilo.
Ed. Paidós. Barcelona, 2001.
Autora| Rebeca Alonso Para
Vía| Ver Bibliografía
Imagen 1| Escena
de parto de una mujer egipcia
Imagen 2| Isis
como madre. Wikipedia
Edición|
José Antonio Cabezas Vigara
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