Breve historia de los panoramas

Esta curiosa creación causó todo tipo de expectación e invitó al observador a participar de forma activa en la experiencia

Grabado en el que podemos contemplar el interior de la rotonda del Boulevard de Capucines

A finales del siglo XVIII asistimos a un cambio fundamental en el modo de percibir el mundo: la figura del espectador va a cobrar un papel fundamental, situándolo en el eje central de todo, consiguiendo de esta manera el control sobre lo que le rodea.

El sujeto deja de ser un mero espectador, ya que gracias a esta nueva forma de visión no hay ningún detalle que pueda desvanecerse, es una mirada llena de poder. Una de las creaciones en las que se confirma este cambio de visión es el panorama.

Panorama de Londres, Robert Barker

El origen del panorama

La historia del nacimiento del panorama es inseparable de la historia de la observación urbana: es aquí donde encontramos sus primeros brotes, que hay que situar en 1787 en Calton Hill (Edimburgo). La autoría del panorama se la debemos al pintor inglés Robert Barker (1739-1806), un pintor poco conocido de retratos y miniaturas del que no se tienen demasiados datos antes de la creación de esta peculiar invención. Barker se encontraba un día en 1787 dando un paseo por Calton Hill, una colina situada al este de la ciudad de Edimburgo que ofrece una vista excepcional de la misma. En esos momentos, contemplando la ciudad en todo su esplendor, se le ocurre una forma de poder trasladar todo lo que está percibiendo a una pintura: una representación circular que no esté limitada por un marco, que ofrezca una vista completa de 360º. El 19 de junio de 1787 Barker registra su patente a la que llama La nature à coup d ́oeil, pues en efecto va a reproducir “la naturaleza de un vistazo”. Plasma la vista de Edimburgo desde Calton Hill y planea colocarla en un edificio circular para que se consiga una vista completa desde el centro. Se establece en Londres y exhibe el Panorama de Edimburgoen su propia casa, donde solo consigue tener una vista semicircular y no logra demasiado éxito.

Panorama de Edimburgo, Robert Barker

Decide realizar un segundo panorama y con la colaboración de su hijo, el también pintor Henry Aston Barker, elabora una pintura de la vista de Londres desde Albion Mills. Este panorama es temporalmente expuesto en un edificio de Castle Street que tampoco reunía las condiciones necesarias; pero gracias a esta exposición esta nueva forma de mostrar la ciudad comienza a ganar fama, consiguiendo Barker las ganancias necesarias para poder construir al fin un lugar específico para albergar su creación.

Le encarga al arquitecto Robert Mitchell el diseño del mismo, que situarán en Leicester Square. Mitchell construye una rotonda permanente de dos plantas para que sepuedan exhibir dos panoramas al mismo tiempo, conteniendo dos plataformas para observarlos, como se aprecia en los planos diseñados por el arquitecto. En el tejado se colocan unas cristaleras para que los panoramas puedan ser contemplados con la luz natural. Así mismo, los espectadores entrarían por un pasillo oscuro para que al llegar al centro el impacto causado fuera mayor.

A partir de este momento el éxito será indiscutible y el espectáculo que ofrece el panorama de Barker estará en boca de todos. En enero de 1792 se anuncia en The Times esta impresionante y novedosa representación bautizada finalmente como panorama; además del asombro causado por las dimensiones de la pintura, lo realmente novedoso es la ilusión que logra en el espectador, que parece realmente estar contemplando la ciudad desde lo alto de una colina. El espectador se convierte en el protagonista de la escena, situado en el centro, controlando absolutamente todo lo que ocurre a su alrededor; puede viajar sin tener que trasladarse a ningún otro sitio y conocer lugares en los que nunca antes había estado, algo que para la clase media resultaba imposible de concebir.

Plano de la rotonda diseñada por Robert Mitchell

A la muerte de su padre, Henry sigue trabajando sin descanso en el negocio familiar, pero pronto la competencia hará su aparición: pintores como Robert Ker Porter, Thomas Girtin o John Bufford comienzan a realizar sus propios panoramas y los exponen con éxito en Leicester Square. En 1827 un nuevo edificio aparece en Londres, en Regent ́s Park, para albergar panoramas: el Colosseum, que se inaugura con la vista panorámica de Londres que realiza el pintor Thomas Hornor, la cual había realizado tras tomar numerosos bocetos y pinturas desde un observatorio improvisado situado en una de las torres de la Catedral de St. Paul.

El éxito más allá de Inglaterra

Ya que los panoramas sufrían un gran deterioro al intentar ser trasladados y la fama que estaban adquiriendo en Europa era innegable, era necesario comenzar a crear panoramas propios fuera de Inglaterra. El ingeniero americano Robert Fulton fue el primero en conseguir unalicencia de la patente del panorama en 1799, y como confirman varios estudiosos se traslada a París donde construye junto a James Thayer dos rotondas para exponer panoramas. Así llega el panorama a París, y en 1799 es posible contemplar View of Paris from the Tuileries realizado por varios pintores entre los que destacan Pierre Prevost y Constant Bourgeois. Prevost va a convertirse en uno de los pintores de panoramas más célebres de toda Francia, pero París necesitaba una rotonda de mayores dimensiones para las exposiciones, así que en 1808 Prevost y Thayer inauguran una nueva rotonda en el Boulevard de Capucines capaz de albergar panoramas de 30 metros de diámetro y 16 metros de altura.

En 1816, Prevost decide realizar un viaje para conseguir vistas y pinturas de otras ciudades y poder traerlas a París. Viaja por Atenas, Jerusalén y Estambul durante tres años, realizando a su vuelta espectaculares panoramas, dando al público la oportunidad de poder sentirse por un momento en el centro de estas ciudades exóticas y desconocidas. Desgraciadamente morirá en 1823 sin poder terminar el panorama de Estambul.

Grabado del interior del Colosseum

En 1831 Charles Langlois, soldado francés y pintor, inaugura una rotonda de increíbles dimensiones cerca de la actual Place de la République para exponer panoramas de carácter bélico, obteniendo un gran éxito. Pero los panoramas también se extenderán por otras ciudades europeas. En Berlín el primer panorama se exhibe en 1800, una vista de Roma realizada por Johann Adam Breysig, aunque sin demasiado éxito; algo que no le ocurrirá a Karl Friedrich Schinkel con su Panorama de Palermo en 1808, que si gozará de una gran notoriedad. Los panoramas llegarán incluso a Estados Unidos, que contarán con su centro de producción en la ciudad de Nueva York.

A España estos grandes espectáculos pictóricos no llegarán hasta el último tercio del siglo XIX, pero se conoce su existencia desde 1837, pues aparece una referencia al mismo en el Semanario pintoresco español acompañado de varios dibujos que explicaban su funcionamiento.

Pero el concepto de panorama caló mucho en la literatura costumbrista a partir de 1830; hay que destacar la obra escrita por Ramón Mesonero y Romanos en 1835, Escenas Matritenses. Tras visitar París y Londres y conocer los panoramas de primera mano, escribe esta obra que se lee como si fuera un panorama de la ciudad de Madrid, con todo lujo de detalles en las descripciones.

En definitiva, estamos ante una creación que cambia por completo el concepto del espectador, que deja de tener un papel pasivo para situarse en el centro de la acción y adquirir el rol principal. Nadie mejor que Walter Benjamin para dejarnos con una importante reflexión sobre la importancia de los panoramas, en su Libro de Pasajes.

Los panoramas, que anunciaron una completa transformación de la relación del arte con la técnica, son a la vez expresión de un nuevo sentimiento vital. El habitante de la ciudad, cuya superioridad política sobre el campo se expresa de múltiples maneras en el transcurso del siglo, intenta traer el campo a la ciudad. La ciudad se extiende en los panoramas hasta ser paisaje, como de un modo más sutil hará luego para el flâneur.

Bibliografía

BORDINI, Silvia. Storia del panorama: la visione totale nella pittura del XIX secolo.Nuova Cultura, Roma, 2006.

COMMENT, Bernard. The panorama. Reaktion Books, London, 1999.

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Imágenes| Aryse

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