El reino perdido de Mustang

Un trocito de pasado en Nepal

El pueblo de Kagbeni, en Mustang

A lo largo de la historia han sido muchos los casos de ciudades y reinos que se consideraron “perdidos” durante mucho tiempo; Amarna (fundada por el faraón Akhenatón), Troya, Cnossos, así como incontables edificaciones perdidas en las selvas del continente asiático. Durante siglos fueron cayendo paulatinamente en el olvido hasta que finalmente alguien logró dar con ellos. Este es el caso del reino nepalí de Mustang.

El reino de Mustang

En plena Cordillera del Himalaya, en Nepal, y situado entre el Tíbet y la India, se encuentra el legendario reino de Mustang. Esta confluencia de territorios hace que su cultura sea rica y diversa. Aquellos que habitan el reino de Mustang dominan la lengua Hindi, tibetana, nepalí e incluso china (al ser el Tíbet un territorio controlado por el gobierno chino). Esto ha sucedido en numerosas ocasiones; al estar un territorio en concreto en el cruce de caminos de rutas comerciales importantes, se ha creado una sociedad conocedora de distintas realidades, lo cual se ha expresado, sobre todo, en el lenguaje.

Fue fundado en 1380 por el Rajá (término que proviene del sánscrito, que significa “rey”) Ame Pal. Aunque el último Rajá, Jigme Dorje Palbar Bista (fallecido en 2016), de la vigésimo quinta generación, no tenía un poder efectivo puesto que el reino es controlado por el gobierno de Nepal, sí mantuvo una actividad importante para con la sociedad de Mustang y  fue profundamente respetado por sus súbditos. Desde 1795 (durante el reinado del nepalí Rana Bahadur Shah) hasta la abolición de la monarquía en Nepal en 2008, los reyes de Mustang han sido vasallos de los monarcas de este país. A partir de ese año, se considera que el reino está extinto.

El reino salió adelante gracias a encontrarse en una posición estratégica para el comercio, aprovechando la oportunidad del negocio de la sal. Hay que destacar que era zona de paso de la Ruta de la Seda, una de las mayores rutas comerciales de la Historia, que sirvió para conectar el continente asiático con Europa y que supuso darle vida a un sinfín de poblaciones que se iban asentando en su camino.

A pesar de lo severo del clima, sus gentes se han dedicado durante siglos a la agricultura y la ganadería. Llevan una vida sencilla y austera que encaja muy bien con la religión que profesan; el Budismo. Este credo religioso, fundado por el nepalí Gautama Buda en el siglo V a.C., desbancó en el siglo VIII a la primera religión que se profesó en la región de Mustang (antes de que existiera el reino): la religión animista Bön, fundada por el mítico Tönpa Shenrab Miwoche. 

No fue hasta mediados del siglo XX en que los exploradores pudieron llegar a Mustang, y fue en 1964 cuando se expidió el primer permiso, al explorador francés Michel Peissel, para que pudiese conocer Mustang sin limitaciones. Las gentes de Mustang siempre han sido muy reservadas con los visitantes.

Aunque hoy en día, el reino como tal se encuentre extinto, aún llama la atención de miles de visitantes que, paradójicamente, tienen más interés por él en su decadencia que cuando aún resplandecía.

Vía| ATHANS, S. (2014), Secrets of the Sky Caves: Danger and Discovery of Nepal's Mustang Cliffs, Minneapolis: Millbrook Press.
Imagen| Wikipedia

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