Durante los meses previos a junio de
1941, Alemania movilizó a más de tres millones de soldados con el único
objetivo de invadir la Unión Soviética
Durante los meses previos a junio de 1941, Alemania movilizó a más de tres millones de soldados con el único objetivo de invadir la Unión Soviética, en una operación que Hitler bautizó como Operación Barbarroja, en homenaje a Federico I Barbarroja. ¿Por qué Stalin hizo caso omiso a las numerosas advertencias recibidas y no preparó a la URSS para la invasión?
Hitler rodeado de miembros del OKW, el Alto Mando militar alemán |
Durante los meses previos a junio de 1941, Alemania movilizó a más de tres millones de soldados con el único objetivo de invadir la Unión Soviética, en una operación que Hitler bautizó como Operación Barbarroja, en homenaje a Federico I Barbarroja. ¿Por qué Stalin hizo caso omiso a las numerosas advertencias recibidas y no preparó a la URSS para la invasión?
El enemigo
21 de
junio de 1941. A lo largo de la frontera que separa el Reich alemán de la Unión
de Repúblicas Socialistas Soviéticas, se concentran más de tres millones de soldados, pertenecientes a siete ejércitos (cuatro
“Panzergrupen” y tres “Lufflotten”), repartidos en 120 divisiones de
infantería, 19 acorazadas y 15 motorizadas, acompañados de más 750.000
caballos, 600.000 vehículos y 3.580 carros de combate. Su objetivo, la invasión
de la URSS.
Churchill y la Orquesta Roja
Al
otro de la frontera, sentado en su poltrona del Kremlin, el ex seminarista Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, más
conocido como Stalin, hace oídos sordos a las advertencias que le llegan desde
su servicio secreto (la célebre “Orquesta Roja”), en especial del espía Richard Sorge, quien le da información
precisa de los planes de Hitler, precisando incluso el día exacto del ataque.
Pero
no sólo el servicio secreto soviético alerta a Stalin del inminente peligro
procedente del Oeste, también varias representaciones diplomáticas como la
norteamericana y el propio Winston
Churchill, facilitan al secretario general de los bolcheviques detalles
precisos de los planes de Hitler. Es más, el propio embajador alemán en la URSS,
el conde Von Schulenburg, poco afín
al nacionalsocialismo y temeroso de una sangrienta derrota de Alemania en territorio
soviético, arriesga su vida reuniéndose con Dekanózov, amigo personal de Beria,
hombre de confianza de Stalin, para informarle de los planes de Hitler.
Según
el historiador norteamericano Barton Whaley, los planes de Führer son conocidos
por cientos de personas de manera oficial y varios cientos más de manera
extraoficial.
Pero
ni la entrada de tropas alemanas en el Este de Polonia, ni la ocupación de
Rumanía, Bulgaria y Hungría, impiden que Stalin firme un pacto de no agresión
con otra potencia del Eje, Japón, el 10 de abril de 1941. No contento con ello,
el líder soviético expulsa a varios diplomáticos occidentales y somete a un
mayor control a la prensa en todo lo relacionado con las noticias que hablan
del Führer y su III Reich.
¿Cómo puede ser que un hombre cauto
por naturaleza ignore los avisos recibidos desde varios frentes?
Según
el periodista Ernst Henry, en vísperas de la guerra, “Stalin estaba totalmente confundido, no escuchaba ni creía a nadie”.
Posiblemente, el bolchevique pensara que los avisos recibidos por distintas
vías no eran sino propaganda de los Aliados destinada a sembrar la discordia entre
él y su “amigo” Hitler y posicionar, de esta forma, a la URSS al lado de la
potencias capitalistas occidentales.
Quizás,
más allá de la confianza en el respeto del pacto germano-soviético por parte de
Hitler, el estratega Stalin estaba
convencido de que el Fürher no se atrevería a invadir la URSS antes de acabar
con Inglaterra.
Todavía
no sabemos con seguridad lo que pasó por la cabeza de Stalin durante esos días
inciertos de abril de 1941 y, posiblemente,nunca
lo sepamos, quedando abierta de esta forma una de las grandes incógnitas de la
historia del Siglo XX.
Autor| Óscar Hernández Hernández
Imagen| Wikipedia
Edición|
José Antonio Cabezas Vigara
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