Roma, como civilización clásica, heredó gran parte
de su cultura de los griegos. La música no fue una excepción pues desde los instrumentos hasta los espectáculos musicales, los
romanos adoptaron las tradiciones griegas
Imaginemos que, dentro de 2000 años,
sólo quedaran como muestra de lo que fue la música occidental algunas
partituras de Chopin, pequeños fragmentos de canciones de Brel o U2, e
instrumentos musicales dañados o rotos.
En cierta manera, ésta es la situación a la que se enfrentan los especialistas de las músicas de la antigüedad, que sólo tienen acceso a elementos incompletos.
En cierta manera, ésta es la situación a la que se enfrentan los especialistas de las músicas de la antigüedad, que sólo tienen acceso a elementos incompletos.
Cierto, tenemos gran documentación de
la música desde mediados del siglo XVII, cuando la música instrumental empieza
a tener una trayectoria independiente, pero ¿y antes? Y, más aún, ¿qué conocemos
de la música en tiempos de los romanos?
Por la información que nos ha llegado
hasta hoy sabemos que Roma abrazó la música que venía de Grecia, aunque también en menor medida del
pueblo Etrusco.
Adoptaron instrumentos musicales de
esas culturas, tanto de cuerda y viento, como percusión: la trompeta
etrusca, el syrinx (flauta pastoril), la lira (popular
per la leyenda negra de Nerón), el tympanon (pandereta),
los cymabala (platillos), crotala (sonajas) y
el scabillum (sonajas para los pies).
Gracias a las excavaciones arqueológicas,
se han descubierto vestigios de instrumentos
musicales antiguos por todo el perímetro mediterráneo. En general, los objetos
de bronce han resistido mejor el paso del tiempo. En Egipto, el clima seco del
valle del Nilo ha permitido un estado de conservación excepcional… ¡de
instrumentos de madera!
La observación de los vestigios musicales muestra una gran destreza de los artesanos (los
lutiers) y riqueza de los materiales empleados. La música cobra especial
importancia a la hora de honrar a los
dioses, ya sea para comunicarse con ellos, apaciguarlos o darles las
gracias. Era
común las danzas en los escenarios en honor a los dioses Cibeles y Baco, aunque
encontramos por excelencia a Apolo, el
dios músico y poeta.
Era igualmente popular recitar
poesía de inspiración griega. Destacan los poetas Catulo y Horacio, que
escribieron piezas para cantantes y coros, que se acompañaban de la lira, el
arpa, el laúd o la cítara.
Mosaico de Orfeo. Siglo II d.C. (Vienne, Francia) |
La mayoría de
conciertos se realizaban en el Odeón, de estructura similar a un teatro,
pero más pequeño y con mejor acústica. Sería el equivalente a los actuales
auditorios.
Allí actuaban numerosos grupos teatrales
en los que se encontraban mimos, actores, danzarines y músicos conocidos como histriones, palabra de origen
etrusco que significa danzarín. Todos ellos hacían adaptaciones de los dramas
griegos, y en los escenarios actuaban los coros y los dúos.
Paralelamente, existía otro tipo
de música, más popular, que se escuchaba en los anfiteatros, con la que se
acompañaba las luchas entre gladiadores; o en las marchas militares y procesiones
con las que se celebraban los triunfos que reafirmaban la grandeza de Roma.
En el ejército también la música tenía
un papel relevante, utilizándose sobre todo las trompetas rectas, aunque
también abundaban las trompetas curvas, de boca ancha como un dragón, etc., que
recibieron nombres como lituus, buccina, tuba o cornu.
A pesar que se considera que el Estado
no valoraba suficientementetanto la música como los músicos, hay ejemplos de
destacados mandatarios interesados por la música.
El emperador
Nerón,
además de exhibir sus propias cualidades de citarista, como apasionado de la
cultura griega, implantó en el año 60 los Festivales Sagrados, donde la
música cumplía un importante papel. Con un espíritu festivo, los músicos
participantes competían entre sí para salir vencedores del certamen, algo así
como una versión clásica de Operación Triunfo o la Voz.
La transmisión de
los conocimientos musicales se hacía de forma oral, gracias a un proceso de memorización.
Aunque es en Grecia cuando aparecen las primeras notaciones
musicales, en general, lamúsica se escribía para recordar las melodías.
Los virtuosos de la música eran respetados y considerados en todo
el Imperio. Estudiaban bajo la tutela de memorables maestros; debían llevar una
vida metódica y sana, realizando giras de conciertos por el Imperio y
recibieron pagos importantes.
Entre los músicos profesionales, había que distinguir “las
estrellas”, artistas recompensados
por los soberanos y la aristocracia; de los simples ejecutantes, cuya función
era participar enlos rituales o animar los banquetes.
En definitiva, a pesar de que la
música no fue una de las mayores aportaciones que la civilización romana hizo, sí
es cierto que durante el Imperio pasó a convertirse en espectáculo y más
adelante, en cultura.
Autor| Víctor Bertran Cortada
Imagen| Wikipedia
Edición| José Antonio Cabezas Vigara
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