¿Cuál
fue la patología que el genial artista padecía y qué le llevó al suicidio?
Autorretrato del pintor holandés Vincent Van Gogh |
Al extraordinario pintor holandés Vincent Van Gogh, muchos autores le han realizado diversos diagnósticos, que yo voy a sintetizar en este artículo divulgativo, para, al final, intentar esclarecer un poco cuál fue, en realidad, la patología que el genial artista padecía y qué le llevó al suicidio.
El primer diagnóstico
fue la epilepsia, propuesto por el Director de la Clínica de Saint Rémy, el conocido médico doctor Peyron. Este
diagnóstico lo propuso cuando el artista ingresó en su Clínica. Se ha
especulado mucho en relación con este diagnóstico, afirmando diversos autores
que es el correcto. En este sentido, cabe citar a Evenson, que observó una
manía con alucinaciones terroríficas y que coincidía plenamente con la
definición de epilepsia como enfermedad fundamental de aquella época. Pero
Evenson no llegó a ofrecer ningún argumento a favor de este diagnóstico, si
bien lo mantuvo, ya que otras patologías, como una parálisis progresiva o una
demencia precoz le parecieron altamente improbables. No obstante, este médico
señaló que, durante su estancia en la Clínica de Saint Rémy, no tuvo ningún
ataque convulsivo epiléptico.
Otro diagnóstico fue
realizado por Gastaut, que sostuvo que la enfermedad que el artista padecía era
una epilepsia psicomotora. Morrant afirmó que se trataba de una epilepsia temporal lobular, pero
apoyándose en la afirmación de que los episodios de Saint Rémy, al contrario
que la primera manifestación en Arlés, eran ataques. La denominación de “ataque”,
no obstante, corresponde, en realidad, a un comienzo abrupto de los síntomas,
algo brusco y repentino. El argumento que se esgrimió a favor de la epilepsia
fue la pérdida de conciencia. Pero este síntoma no parece hallarse en las
cartas que Van Gogh escribió, ni tampoco en las notas del doctor Peyron. Sí
hubo amnesia, en forma de recuerdos vagos y confusión, pero no pérdida completa
de la conciencia.
Hay que pensar,
también, que el artista holandés había
abusado del ajenjo, el alcanfor u otra sustancia como una posible causa de
su enfermedad. En este sentido, ya Arnold expresaba que había ingerido colores
y sufrido excitaciones, así como ataques epilépticos. Sin embargo, los médicos
que lo trataron, como Peyron y Rey, no mencionaron nunca el abuso del ajenjo
como causa de la enfermedad que padecía, a pesar de que, en aquella época, y en
Arlés, era bastante frecuente la intoxicación por ajenjo. En cualquier caso,
para sufrir una intoxicación, habría que probar, en primer lugar, que Van Gogh
abusó, de una forma consistente y continua, del ajenjo.
Otra cuestión,
interesante y enigmática, está referida a la automutilación de su oreja derecha. Para explicar este hecho, ha
habido diversas teorías e interpretaciones. Aremberg creía que el artista había
sufrido de tinnitus y, con probabilidad, de vértigo de Meniere. A mi juicio, es
algo improbable que padeciera de esta enfermedad, ya que el vértigo limita
mucho y no habría podido desarrollar una obra pictórica de las proporciones que
conocemos. Además, el artistas, en su extenso epistolario, jamás mencionó
episodios de mareos, ni de ruidos auditivos que indicaran la existencia de un
trastorno de tinnitus. Sí relató voces y visiones, con alucinaciones complejas
y estructuradas que poco o nada tienen que ver con el vértigo de Meniere y que,
en todo caso, no explicarían las ideas delirantes, la cambiante afectividad, ni
los giros religiosos absurdos, ni las fases de felicidad y entusiasmo.
El diagnóstico de una porfiria intermitente tampoco
parece aportar gran cosa a la hora de explicar su enfermedad. Es una patología
que cursa con dolor de estómago, náuseas, anorexia, angustia y alucinaciones,
pero que, en todo caso, carece de base en los documentos, abundantes, sin duda,
que existen sobre nuestro artista. La porfiria tampoco explicaría los accesos
de entusiasmo, ni los delirios, ni las alucinaciones, ni la perturbación del
sueño con angustia. Quedaría, además, sin explicar el rápido cambio de la
sintomatología en breves instantes.
Cabe preguntarse si el
artista fue tratado alguna vez con digitálicos, si bien, al parecer, solo se
menciona el tratamiento a base de bromo y de alcanfor.
En la década de 1920,
se abrió paso la idea de que Van Gogh había padecido esquizofrenia, pero esta hipótesis ha quedado descartada también.
La sostuvo Jaspers y algún otro autor, como Riese.
Otro diagnóstico está
referido al posible padecimiento de una enfermedad
maníaco depresiva. Fue la hipótesis defendida por Hemphill. Pero los
síntomas que el artista presentaba no son concluyentes, por lo que se llegó a
pensar, meramente, que había abusado del ajenjo.
Los antecedentes
familiares de Van Gogh son, en este sentido, importantes, ya que su hermana
Wilhelmina pasó varios años en una Clínica psiquiátrica, y el hermano menor,
Cor, se suicidó. Es evidente que la familia de Van Gogh padeció de enfermedades
nerviosas, pero no está tan claro, ni evidente, que se tratara de una
enfermedad maníaco depresiva.
Fue Monroe quien se
decantó porque el artista hubiera sufrido una reacción psicótica episódica, en base a la sintomatología y al
curso de la misma. Relacionó las psicosis con las epilepsias y concluyó que la
psicosis podría ser responsable de descargas epilépticas en el sistema límbico.
En realidad, la
hipótesis más probable, la que se acerca más a la realidad, es que nuestro
artista sufrió de crisis bipolares,
que son trastornos de la personalidad, alternando fases de manía y exaltación
con otras de melancolía y de tristeza. En Van Gogh, hemos encontrado dos
criterios fiables para que esta tesis sea, hoy en día, la más plausible: una
fase depresiva, que parece una depresión mayor, con abandono de las actividades
de la vida diaria y sentimientos de culpabilidad, y, con posterioridad, se
manifiesta el episodio maníaco, con el aumento exagerado de la actividad y el
ánimo eufórico.
En la biografía del
artista, se observan con claridad episodios maníacos, ya que, antes de comenzar
su carrera artística, escandalizó a su familia, vendiendo todas sus
pertenencias y haciéndose predicador en una comunidad minera.
Otro factor a tener en
cuenta es la promiscuidad sexual del
artista, acudiendo a burdeles y enamorándose de las prostitutas que
frecuentaba, lo cual demuestra una clara conducta anómala. Cuando se cortó
parte de su oreja derecha, lo primero que hizo fue enviársela, en un paquete, a
una prostituta llamada Raquel.
Los cambios afectivos
del artista prueban a todas luces, que su personalidad se encontraba marcada
por la bipolaridad, tanto en su legado literario, abundante e interesante, como
en sus obras pictóricas.
Como conclusión, estimo
que hay que decantarse por el trastorno
bipolar como causa que desencadenó el suicidio del artista, y todas las
demás teorías citadas anteriormente han quedado, al día de hoy, desde mi punto
de vista, obsoletas, no explicando, en realidad, la sintomatología que el
pintor sufría.
Autora| Aurelia María Romero Coloma
Vía| Dialnet
Imagen| Wikipedia
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