Dos hermanos siameses en la corte de Felipe IV
Grabado de los hermanos Lázaro y Juan Bautista Colloredo |
Lázaro y Juan
Bautista Colloredo nacieron el 20 de marzo de 1617 como hermanos siameses. Lázaro realizaba todas las funciones vitales
mientras que Juan Bautista apenas podía moverse, colgaba del abdomen de su
hermano y carecía de todos los sentidos excepto del tacto. Según las fuentes,
no podía abrir los ojos, sólo tenía una pierna y no dejaba de expulsar espuma
por la boca. Juan Bautista era el gemelo parasitario de Lázaro, dependiendo del
cuerpo de su hermano para sobrevivir.
Sus padres,
Baptista y Pellegrina Collaredo, habían tenido otros hijos que no presentaban
ningún problema de salud. Exhibieron a
los hermanos siameses prácticamente desde su nacimiento, algo habitual
entre los padres con hijos considerados “monstruosos”. Esta exposición de los
niños con malformaciones consistía muchas veces en el único medio de sustento
de la familia que, a través de limosnas o cobrando al público morboso que
acudía a verlos, podía subsistir.
Desde su nacimiento
hasta 1623, estuvieron en la ciudad de Roma, donde resultaron una gran atracción tanto por su apariencia como por el
hecho de que estuvieran creciendo sanos, muchas de las personas con
enfermedades de este tipo no conseguían sobrevivir a la infancia.
A la edad de doce
años, los hermanos fueron llevados a la
corte de Felipe IV. Los Austrias estuvieron muy interesados en las personas
de apariencia inusual como los enanos, los gigantes o las mujeres barbudas.
Estas figuras se convirtieron en habituales en la corte, se consideraban a
medio camino entre cortesanos y mascotas y formaban parte de la familia,
entendida como las personas que vivían bajo un mismo techo. Un ejemplo de ello
fue Eugenia
Martínez Vallejo, la Monstrua, que residía en el Alcázar madrileño.
En la corte
española, los hermanos Colloredo produjeron admiración y espanto a partes
iguales. Resultaba especialmente sugerente el hecho de que Lázaro fuera caballeroso y bien parecido, de cabellos rubios y con
gran educación.El contraste con su hermano gemelo parasitario era, por tanto,
mayor. Tuvieron un gran éxito entre la nobleza española.
Sin embargo,
sorprendentemente la mayor preocupación de los miembros de la corte fue el doble bautismo de los hermanos Colloredo,
tanto Lázaro como Juan Bautista habían tenido su propio bautismo. Esto se
consideró excesivo ya que compartían un único cuerpo, y por ello debían haber
sido bautizados una única vez. El rey acudió al erudito Juan Eusebio Nieremberg
para que arrojase algo de luz sobre el caso.
Él examinó a los
hermanos y resolvió que muchas personas creían
que tenían una sola alma, ya que Lázaro era el gemelo activo mientras que
Juan Bautista se limitaba a sobrevivir. En su opinión, en cambio, cada uno
actuaba de manera independiente y aquello era una prueba de que tenían dos
almas separadas, por este motivo el doble bautismo estaba
justificado.
A partir de este
momento, los hermanos fueron de una corte a otra, mostrando su anatomía inusual
por toda Europa. Posteriormente, se les
pierde la pista. Fuentes más tardías nos refieren que Lázaro se casó y tuvo
varios hijos, ninguno de los cuales presentaba anomalías. Nada más sabemos de
estos hermanos que, de reino en reino, fueron recibidos con muestras de
repugnancia y curiosidad.
Bibliografía
FLORES DE LA FLOR,
María Alejandra, (2015): “La exhibición de seres deformes (monstruos) en España
durante la Edad Moderna” en PIÑOL LLORET, Marta (ed.): Monstruos y monstruosidades. Del imaginario fantástico medieval a los
X-Men, Sans Soleil, Barcelona.
Autor| Irene Lázaro Romero
Vía| Ver
bibliografía
Imagen| Wikimedia
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