Un
siglo de la mal llamada gripe española
La gran mortandad de 1918 |
El
11 de noviembre de 1918 daría fin la Primera Guerra Mundial con la pérdida de unos 25 millones de
vidas humanas. Sin embargo, a lo largo
de este año se produjo un acontecimiento mucho más cruento: una epidemia de gripe que llevó a la tumba a prácticamente al
doble de personas en todo el mundo. Aproximadamente, unos 40 millones perecieron, de los que al menos, un cuarto de
millón eran españoles.
Curiosamente, el origen
de la epidemia no tuvo su escenario en España, sino en Estados Unidos,
concretamente en un regimiento norteamericano ubicado en Kansas, cuyos
soldados, al llegar a Francia transmitieron la gripe, desde donde se expandió
al resto del mundo.
Tan solo tres décadas
antes, España había padecido procedente de Asia, lo que se denominó “catarro relámpago” por su rápida transmisión. En nuestro país se le bautizó como
“trancazo”, dada la similitud de los estragos de la enfermedad con una
paliza propinada con puños y estacas. Y, cuando la gripe del 18 llegó se la rebautizó humorísticamente con el
nombre de “soldado de Nápoles”, por ser este coro el que interpretaba “La
canción del olvido”, tan pegadiza como la gripe.
En
julio de ese año se produjo un segundo rebrote en Alemania y fue entonces
cuando se le llamó “gripe española”,
lo que causó auténtico asombro en nuestro país, cuando no comentarios
humorísticos, como el del diario La Acción en su edición del 12 de julio:
“En el Extranjero, a la
epidemia de gripe la llaman ahora «gripe española». ¿En qué se lo han conocido?
¿En el acento o en que a los atacados le gustan los toros?”
La
gripe llegó a España en septiembre y pronto la traspasó a América, donde la llamaron irónicamente “El
beso de la raza”. Mientras tanto, el
gobierno, inoperante ante la tragedia apenas hizo nada por mejorar la
asistencia médica y las condiciones de vida de la población en riesgo. Y,
cuando el 25 de noviembre se comenzó a debatir el tema, ya era tarde. La
epidemia empezaba a remitir a la par que crecía el descontento social en las
calles, y que obligó a Maura a abandonar el poder.
Aun habría a comienzos
de 1919 una tercera oleada letal, y todavía en 1920 una cuarta que se ensañó
con los niños menos de un año que no habían conocido los anteriores brotes.
El descenso demográfico
fue brutal. Las defunciones superaron a
los nacimientos y crecieron los matrimonios entre viudos en los años
posteriores. La humanidad, en su afán de autodestrucción mediante guerras,
había conocido como colofón su propia debilidad ante cataclismos como el de la
gripe, pero pronto ya estaba en marcha una nueva catástrofe en forma de guerra.
La humanidad parecía haberse acostumbrado a tener la muerte como compañera.
LOSADA, Juan Carlos. “La epidemia más grave del siglo XX. La gripe española”, en La Aventura de la Historia, 56, 2003, pp. 36-42.
Bibliografía
LOSADA, Juan Carlos. “La epidemia más grave del siglo XX. La gripe española”, en La Aventura de la Historia, 56, 2003, pp. 36-42.
Autor| Manuel Martínez Martínez
Vía| Ver bibliografía
Imagen| Vida marítima. 20-09-1918,
página 17
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