El presente instrumento pretende
acrecentar la calidad democrática, en tiempos electorales, generando al
ciudadano la posibilidad de que adelante su voto
Propuesta de reforma democrática: el voto anticipado |
El presente instrumento pretende acrecentar la calidad democrática, en tiempos electorales, generando al
ciudadano la posibilidad de que adelante su voto, el sufragio, el pacto tácito
que realiza con sus representantes, a los efectos ulteriores de que el sistema
político se adapte, se amolde, a las necesidades actuales de la ciudadanía
contemporánea, y no en sentido contrario, como se acostumbra que sea el
ciudadano el que se vuelva a adaptar a un sistema que cada vez le exige más sí,
pervirtiendo de esta manera la razón de ser una forma de gobierno que se define
como la que dimana del pueblo mismo, defendiendo los intereses de este.
Al establecer la posibilidad de un voto
anticipado, se conseguirían modificaciones sustanciales, giros copernicanos
en la política cotidiana, que al constituirse en concomitantes, complementarias
o en paralelo, con el voto o sufragio clásico y tradicional, de ningún modo
significara una ruptura conflictiva, una instancia revolucionaria traumática,
sino simple y llanamente la consolidación de la democracia misma,
resignificando, desde lo electoral su definición histórica como etimológica.
El voto anticipado, permitirá que el ciudadano, en los tiempos actuales en
donde considera un valor positivo el compartir sus gustos, preferencias y
elecciones, ante sus semejantes, por intermedio de plataformas virtuales o de
redes, haga lo propio con su preferencia electoral o política. El voto o sufragio clásico, que en
varias aldeas occidentales, sigue amparado por ley, para que se lo respete en
su condición secreta, fungió con utilidad hace décadas atrás, cuando las
realidades sociales y existenciales no habían sido gravitadas por la explosión
del mundo digital y de la cada vez más influyente inteligencia artificial.
Sería más que una falta de tino el señalar, como se vio modificada la vida
diaria del occidental promedio, de dos décadas a esta parte, más bien, es
incomprensible como aún no se haya generado, hasta esta oportunidad, la
posibilidad para que el ciudadano moderno, pueda hacer visible, pueda
exteriorizar sus elecciones políticas, y en el caso de que lo decida que lo
comparte y difunda, tal como lo hace con todos los otros (al menos tiene tal
posibilidad) aspectos de su vida que no solo son considerados públicos, sino
también áreas o zonas privadas.
El voto anticipado se acendra sobre el valor por antonomasia que brindan
las democracias, en crisis, actuales. Sí algo cumple lo democrático, en todas y
cada una de las aldeas occidentales en la que se presenta como tal, es que con
cierta, normal y respetada, periodicidad, se vota, para elegir gobernantes o representantes. Esta única certidumbre que
brinda la democracia actual, llega a tal punto de consecución, que hasta las
fechas electorales en muchos distritos se sostienen, totémica como
inamoviblemente. Los martes de noviembre, en el norte, como los agosto y
octubre en años impares en Argentina, son citas irrenunciables, que rubricadas
por la norma y avaladas por la costumbre, se replican en casi todos
los lugares (variando las fechas claro está) en donde la democracia cumple con
el único requisito que promete, y mediante tal cumplimiento se sostiene en gran
medida como un sistema que respeta y promueve las libertades.
El voto anticipado surge desde
la perspectiva ciudadana, como si fuese una flor silvestre es más fruto del
azar entendido como necesidad, que producto de un laboratorio académico. A
diferencia de teorías y propuestas políticas, realizadas (como pagadas) por
intelectuales para el poder reinante, o para la facción pretendiente de tal, el
voto anticipado surge a solicitud de la desesperanza y la desazón colectiva que
dimana del fenómeno democrático y que paradojalmente nos insta a que
democráticamente reformemos la democracia.
El voto anticipado, lograra modificar sustancialmente el eje desde el cual
se realizan, frustradamente todos los intentos hasta ahora de dotar de mayor
calidad y participación a las democracias actuales.
El voto anticipado permitirá que el tiempo corra del lado, o transcurra en favor del ciudadano y no del sistema,
que por más que semánticamente se denomine democrático, atenta contra la
democracia ciudadana, tal como está diagramado en la actualidad, en donde se
abre, se genera, se insta a una suerte de periodo de caza, en donde la única
víctima termina siendo el mismo ciudadano para el que supuestamente se hubo de
abrir el período electoral que se constituye en la cárcel en donde perece la
libertad política ciudadana.
El voto anticipado fungirá en paralelo con el voto tradicional o clásico,
es decir que la existencia del mismo no significará, como expresamos la
anulación de lo existente, sino que se da, como una instancia democrática más,
para que el ciudadano, en caso de que así lo considere, haga uso de ese derecho
que le permitirá, dar a conocer su preferencia electoral, manejar los tiempos
políticos a su buen entendimiento y no quedar preso de las estructuras que
determinan lo democrático y lo político, y finalmente, contribuir a que lo electoral sea más transparente a nivel
financiamiento como distendido y claro a nivel publicitario.
El voto anticipado, en función de lo expresado en esta suerte de versión
sintetizada, funcionaria de la siguiente manera que detallamos.
A los noventa de días de finalizada una elección, es decir del último
comicio o jornada electoral, se abre un registro, que orbitará dentro del
organismo electoral pertinente de cada distrito, en donde los candidatos que pertenezcan a los diversos partidos existentes,
como los independientes (es decir que no están afiliados o anotados a ningún
partido) se podrán registrar, en forma voluntaria, en caso de que deseen
recibir votos anticipados. Bajo un registro sencillo, los candidatos solo
deberán inscribirse en la categoría escogida (a diputado, presidente,
gobernador) a la que desean presentarse, siendo esta única como inmodificable)
y bajo juramento declarar que los gastos que le demanden la campaña, jamás
podrán superar en total los cien salarios mínimos de un trabajador de su
distrito. Al mes de haberse abierto el registro, el mismo se cierra, dando a
conocerse el listado final de los que compiten. El período de recepción de voto
anticipado se posibilitará hasta cien días antes de las elecciones
establecidas, tradicionales y clásicas, en donde podrán sumarse, todos los
candidatos que no hayan hecho uso de la opción de recibir los votos
anticipados. El cómputo de sufragios o resultados obtenidos del voto
anticipado, formalizará únicamente cómo candidatos efectivos, es decir que
puedan conmutar como votos traducibles en la elección final, a todos aquellos
que superaron en cantidad el cinco por ciento de los votos totales anticipados
emitidos. Los ciudadanos que hayan hecho uso de la opción del voto anticipado,
así finalmente sus candidatos no hubieran de lograr el cinco por
ciento, no podrán volver a votar, dado que el voto seguirá siendo único,
posibilitando solo, el hacerlo tiempo antes de la elección o en el modo
tradicional y clásico en el momento mismo.
Todos los ciudadanos que no hayan hecho uso de la opción del voto
anticipado, votarán el día de la elección tradicional, en donde podrán votar o
sufragar por los candidatos que hubieron de haber superado el porcentual de cinco
por ciento, teniendo la cantidad de
votos anticipados obtenidos como piso, como por los candidatos que
decidieran no hacer uso de esta opción (estará en ellos el de establecer sus
respectivas conveniencias, la posibilidad está dada para que elijan desde su
buen entendimiento) y en caso de los cargos ejecutivos, ganará quién obtuviese
la mayor cantidad de votos sobre los totales, es decir los anticipados y los
clásicos. En caso de los cargos o lugares legislativos, se distribuirán las
bancas o espacios, por el sistema de representación que impere el distrito
(D´Hondt o el que fuese) y la cuestión partidaria o partidocrática, será
determinante más luego, en el ejercicio propio de la representación
y no antes (es decir se supone que los que se presenten por un mismo partido
tendrán una comunión de ideas o empatía que sólo será comprobable en el
hipotético ejercicio sí es que llegan más de dos de una misma expresión
política).
Finalmente, y más allá de todas y cada una de las adaptaciones o ajustes
que se puedan realizar al voto anticipado, destacamos, esta condición de personalización que le
brinda al votante esta irrupción del voto anticipado, más allá de todo lo
narrado, también podrá votar por la candidatura o el candidato que desee (y no
condicionado por listas, por anexos, por decisiones partidarias previas), en
una nueva y cabal muestra más, que esta propuesta promueve e insta a que sea el
sistema el que se amolde a la decisión del ciudadano y no viceversa, en tren de
una restauración de lo democrático, desde su semántica, su etimología, su
valoración, su conceptualización, su adaptabilidad y las condiciones de
libertad política que debiera generar al solo mencionar su nombre que con
propuestas como la presente se consuman en grado sumo.
Imagen| Huffpost
Comentarios