El cirujano exhumó el cadáver embalsamado de su hija
Sala del Museo Nacional de Antropología con el busto del Doctor Velasco |
Pedro González
Velasco fue un célebre cirujano y coleccionista, fundador del Museo Nacional de
Antropología de Madrid. Velasco provenía de una aldea segoviana, de un ambiente
muy rural. Pronto se trasladará a Madrid para estudiar la carrera de medicina.
Desde sus inicios, fue un gran defensor de la disección de cadáveres (afirmaba haber diseccionado más de 8000
cuerpos).
Junto al que luego
sería un célebre pediatra, Mariano Benavente, fundó la Sociedad Económica de Embalsamamiento, que debió gozar de bastante
éxito. Aseguraban la “seguridad de sus resultados, aun cuando haya principado
la putrefacción”.
El museo que abrió
también tuvo un enorme éxito, en línea con los museos de antropología de otras
grandes capitales europeas. Entre otros objetos, la colección contaba con el esqueleto del Gigante Extremeño de 2,35 metros,más
de 500 cráneos, fetos en formol y una cabeza reducida. La vivienda del Doctor
Velasco y su familia se encontraba en el piso superior del museo.
A pesar de sus
éxitos profesionales y como coleccionista, la tragedia sorprendió al cirujano:
su única hija, Conchita, de quince años, contrajo unas fiebres tifoideas.
Mariano Benavente, su antiguo socio, se encargó de los cuidados de la niña,
pero desgraciadamente no tuvo éxito y Conchita
falleció habiendo sufrido una terrible agonía. Esto supuso el fin de la
amistad del padre con Benavente. El propio Velasco se encargó de embalsamar el
cuerpo después de la muerte.
Enterrada Conchita
en la Sacramental de San Isidro, al otro lado del río Manzanares, el médico
continuó con su vida. La pena le había hecho dimitir de su cargo en la Facultad
de Medicina, pero retiró su renuncia y continuó trabajando. A pesar de retomar
su empleo, Velasco nunca pudo superar el
fallecimiento prematuro de su hija. Llevaba su foto en la cartera, tenía su
retrato en la habitación,…
Sin motivo
aparente, once años después del trágico suceso, Velasco consiguió el permiso de
las autoridades eclesiásticas para exhumar
el cadáver embalsamado de su hija, bajo el pretexto de querer exhibirlo en
su museo. El Doctor, en compañía de su discípulo Ángel Pulido y otro hombre sin
identificar, abrió el féretro en el que se encontraba la momia de su hija.
Conservamos una
espeluznante crónica de Pulido que ofrece su versión de lo ocurrido, texto que
fue publicado en la propia revista médica del doctor Velasco. Tras revelar el
cadáver, el discípulo explica lo bien conservado que estaba, pero en modo
alguno parecía una persona viva: sus ojos están “apergaminados y rugosos”, “sus mejillas negruzcas y endurecidas”.
Pero el doctor se hallaba fascinado. Pulido reflexiona: “¿No le mata el ver que
sus miradas cariñosas resbalan sobre aquel frío y repulsivo semblante?”.
Sin embargo,
Velasco levantó el cuerpo y, doblando las extremidades de Conchita, pronunció su
célebre exclamación con respecto a las articulaciones: “¡Todavía están
flexibles! ¡Podría sentarse!”. Velasco
vistió el cuerpo de Conchita y maquilló su rostro para darle un aspecto
vivo. Y así, el cadáver permaneció en la casa de Velasco hasta su muerte, años
más tarde. Contrariamente a lo que se cree, nunca estuvo expuesto en el museo,
ni tampoco lo sentaban en la mesa a la hora de la comida, sino que permanecía
en una urna de cristal en la vivienda.
La historia del
doctor Velasco, ya de por sí macabra y novelesca, despertó todo tipo de rumores
hasta convertirse en una verdadera leyenda urbana. Se comentaba que el doctor
paseaba con el cadáver de la chica en una calesa por el parque del Retiro e
incluso que la momia de Conchita había aparecido en la Facultad de Medicina de
la Universidad Complutense. También ha
inspirado obras literarias, entre las que destaca La muñeca en la vitrina de Ramón J. Sender.
Bibliografía
SÁNCHEZ GÓMEZ, Luis
Ángel (2017): La niña. Tragedia y leyenda del Doctor Velasco. Editorial
Renacimiento, Sevilla.
V.V.A.A. (2010):
“La momia de la hija del Doctor Velasco. Disección de una leyenda”, Revista de
la Escuela de Medicina Legal, nº13, UCM, Madrid. [Disponible
en línea].
Autora| Irene Lázaro Romero
Vía| Ver
bibliografía.
Imagen| WikimediaCommons
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