Este es el baile que prohibió Felipe II
Felipe II |
Por
todos es de sobra conocido el hecho de que en la época de Felipe II la
rectitud moral estuvo a la orden del día, al menos de forma oficial. Ni la
corte ni el pueblo debían desviarse lo más mínimo de los preceptos religiosos,
especialmente los de castidad y pureza, tanto física como verbal. Es por ello
que mucho se ha discutido sobre el verdadero origen de la zarabanda, que muchos
autores sitúan en 1588 pero no sin encontrar oposición en aquellos que ven en esa
afirmación una fuerte contradicción con lo expuesto anteriormente, puesto que
el baile era de todo menos casto y puro.
La
zarabanda
El
funcionario español ligado al ámbito cultural de la Ilustración española,
Casiano Pellicer, en su obra Tratado histórico sobre el origen y progreso de
la comedia y del histrionismo en España (1804) asegura efectivamente que el
baile lo inventó una histrionisa (mujer de la farándula y mundo teatral)
sevillana o indiana (es decir, hispanoamericana). Para ello toma referencia
de la obra De Spectaculis, del conocido Padre Mariana, teólogo del Siglo
de Oro. Siempre es descrito como un baile lascivo, que además se
acompañaba de canto y que tenía movimientos que recordaban a la impureza y la
debilidad de la carne.
En
su Tratado, Pellicer no deja claro si el origen del baile es
hispanoamericano o puramente castellano, y tampoco termina de aclarar por qué
se llamaba así, aunque dice que existe la posibilidad de que la palabra zarabanda
derivase del nombre de su inventora. Hace referencia este autor
también a la sospecha del Obispo de Avranches Daniel Huecio de que la palabra zarabanda
hace referencia a la palabra syrventra (“sirvienta”), asegurando que
esto sería debido a que las sirvientas eran precisamente las que más lo bailaban
para entretener a sus señoras.
Sebastián
de Covarrubias, capellán de Felipe II, en su Tesoro de la lengua castellana
o española (1611) afirmaba que la palabra provenía del “verbo hebreo Zara”,
que significa “esparcir, ventilar, andar a la redonda”, y que por tanto la
mujer que la bailara incitaría con sus movimientos a que los que la miraran la
imitaran. También decía que provenía de un baile llamado la Encorvada,
que se realizaba torciendo el cuerpo y las extremidades. Otras interpretaciones
sugieren que en realidad “zarabanda” derivaba de la voz persa serbend,
la cinta de un tocado para mujer, o incluso de sarao, que significa
“entretenimiento de danza” y que dejaría claro que el origen del baile estaba
en España.
La
prohibición
Tales
eran las críticas recibidas desde las altas esferas eclesiásticas y las más
relevantes figuras moralistas de la época que el Supremo Consejo de Castilla se
vio obligado a prohibir la zarabanda a finales del siglo XVI; bajo duras
penas se encontraría aquél que la bailase o la cantase. El caso es que pronto
se olvidó dicha prohibición; Pellicer asegura que a la altura de 1640 se seguía
interpretando en las corralas y los teatros de Madrid. De esta manera tuvieron
las autoridades que reprimirlo mediante la fuerza, mayores penas y los censores
de teatros, puesto que los bailarines y actores hacían caso omiso a las leyes.
El
propio Padre Mariana la describía como “un baile y cantar tan lascivo en las
palabras, tan feo en los meneos que basta para pegar fuego aun a las personas
más honradas”. Asegura que era una “representación de lo que se veía en los
burdeles”. Pero esto no entró en contradicción con que se hiciera popular entre
algunos miembros de la corte. Si bien es cierto que se interpretaba de forma
más “suave”, incluso el cardenal Richelieu lo bailó frente a Ana de Austria
para ganarse su confianza.
La
heredera
La
zarabanda, además de seguir interpretándose, dejó una hija, la
llamada chacona. François Bertaut, diplomático e hispanista francés
del siglo XVII, en su viaje a España en 1659 asegura cómo en la iglesia del
convento de los franciscanos de Valladolid se interpretó este baile,
también considerado lujurioso por las autoridades de la época. En plena
Nochebuena, y en principio para acudir a misa, un tropel de personas se
agolparon en el lugar para bailar la chacona y después cantar villancicos
populares.
Según
un poema de Lope de Vega, la chacona provenía de las Indias y había sido
traída a España por los conquistadores. Aunque en un principio se criticó por
ser tan parecida a la zarabanda en lo que más detestaban las autoridades, al
igual que ésta con el tiempo y según en qué espacios se suavizó y transformó en
una danza apropiada a los ojos de aquéllos que la habían detestado. La
interpretaron figuras de la talla de Monteverdi o Bach, aunque en el siglo
XIX perdió toda su popularidad siendo desbancada por las nuevas ideas del
movimiento romántico.
Bibliografía
BASTÚS,
J. (1862), El trivio y el cuadrivio o la nueva Enciclopedia. Barcelona.
CASTELLANOS
DE LOSADA, B. (1854), Discursos histórico-arqueológicos sobre el origen,
progresos y decadencia del baile español. Madrid.
DENIZEAU,
G. (2008), Los géneros musicales: una visión diferente de la historia de la
música. Barcelona: Manontroppo.
MARKESSINIS,
A. (1995), Historia de la danza desde sus orígenes. Madrid: Librerías
deportivas Esteban Sanz Martier.
PELLICER,
C. (1804), Tratado histórico sobre el origen y progresos de la comedia y el
histrionismo en España. Madrid.
Rodríguez
Cuadros, Evangelina (1997), Disparate y gala de ingenio: Calderón y su teatro
breve. Calderón: testo letterario e testo spettacolo, Actas del primer
seminario internacional del Siglo de Oro. Florencia: Alinea Editorial.
Autora|
Ariadna Muriel Humanes
Vía|
Ver bibliografía
Imagen|
Wikipedia
Comentarios