Nicolás decidió pasar sus ratos de ocio en las iglesias, tratando de memorizar todos aquellos pasajes de las Sagradas Escrituras que en ellas se leían o comentaban
San Nicolás de Myra |
Hacia
finales del siglo III, nació en
Patras de Lycia, el que posteriormente se conocería como san Nicolás de Myra. Los documentos con los
que contamos al respecto de su biografía son escasos y aquellos más antiguos
datan del siglo IX. Sin embargo, Santiago de la Vorágine recoge entre las
páginas de su obra La Leyenda Dorada toda una serie de datos relativos a la vida
de este santo que, de alguna forma, pueden ser de gran interés y utilidad a la
hora de elaborar un estudio más detallado sobre el personaje.
Al
parecer, fue el patriarca griego Metodio, arzobispo de Constantinopla, quien
escribió la vida de este santo, que posteriormente fue traducida al latín y
completada con nuevos datos por un diácono llamado Juan. En cualquier caso,
según la información compilada por el autor de La Leyenda Dorada, Nicolás nació en el seno de una familia acaudalada,
fruto de la unión entre Epifanio y Juana. Se cuenta que al poco de nacer, el
niño ya dio muestras de su santidad siendo
capaz de mantenerse por sí mismo de pie en el lebrillo en el que lo lavaban. De
la Vorágine explica además, cómo en su juventud, Nicolás decidió pasar sus ratos
de ocio en las iglesias, tratando de memorizar todos aquellos pasajes de las Sagradas Escrituras que en ellas se
leían o comentaban.
Cuando
sus padres fallecieron, su carácter piadoso
le llevó a emplear en el servicio divino las cuantiosas riquezas que había
heredado. Su mayor deseo no era otro que el de destinar todos los bienes que le
habían sido legados a ayudar a
aquellos que más lo necesitaran. Sin embargo, Nicolás decidió hacerlo de forma
discreta, sin que nadie se enterase, puesto que en todo momento trataba de
evitar que sus actos y su persona se convirtieran en objeto de admiración.
En
este sentido, las fuentes nos informan de un episodio protagonizado por el
santo, quien al enterarse de que su vecino, un noble venido a menos, estaba
dispuesto a prostituir a sus tres hijas para conseguir hacer frente a la
condición de pobreza en la que se
encontraba su familia, decidió, una noche, lanzar al interior de la casa una
bolsa llena de monedas de oro a
través de la ventana:
“[…] A la mañana siguiente el vecino descubrió en el suelo de la habitación el misterioso tesoro, dio gracias a Dios y con el dinero que contenía la bolsa constituyó la dote para casar a una de sus hijas […]”
Unos
días más tarde, Nicolás se dispuso a repetir la operación, de manera que cuando
el vecino halló la segunda bolsa, lleno de felicidad y admiración, quiso saber quién era la persona que les estaba
ayudando y decidió esperar despierto durante la noche para descubrir al bienhechor. Así, días después, Nicolás
volvió a proceder de la misma forma, pero en esta ocasión, el ruido que produjo
la bolsa al caer en el interior de la habitación, alertó al vecino, quien
corrió tras el santo con la intención de averiguar la identidad de su protector.
Cuando al cabo de un rato consiguió darle alcance, descubrió que su favorecedor
no era otro que Nicolás y en ese mismo instante se postró ante sus pies con la
intención de besarlos en señal de adoración.
Sin embargo, el santo le ayudó a levantarse del suelo y le suplicó que no
contara a nadie lo ocurrido.
Tras
la muerte del obispo de Myra, hacia el 314, san Nicolás fue elegido para ocupar
el cargo de su antecesor. Sin embargo, la adquisición de tal título en la
jerarquía eclesiástica no llevó al santo a abandonar sus antiguas costumbres,
más bien al contrario, perseveró en sus prácticas de humildad, seriedad de conducta y caridad con los más necesitados.
San Nicolás de Myra |
Ahora
bien, ¿qué tiene que ver san Nicolás de Myra con Santa Claus?
Del santoral cristiano a los spots de
Coca-Cola
La iconografía se convierte, llegados a
este punto, en una de las claves para dar respuesta a la cuestión anteriormente
planteada. Es por ello que el análisis de los atributos de cada uno de estos
personajes, podría permitirnos dilucidar cuál es la relación entre ambos.
San
Nicolás, siempre suele aparecer representado como un hombre maduro con la barba
y los cabellos blancos. Sobre su cabeza, porta la mitra, símbolode su condición de obispo de Myra y va ataviado con
una casulla roja. Con una de sus manos sostiene el báculo y en la otra suele llevar lo que ha acabado por convertirse
en su principal atributo: tres esferas de
oro que representan las tres bolsas llenas de monedas con las que el santo
ayudó a su vecino evitando que sus tres hijas hubieran de prostituirse. También
podemos encontrar representaciones de san Nicolás en las que las esferas de oro
han sido sustituidas por tres manzanas
o incluso por dulces.
Por lo
que respecta a la etimología del nombre de este santo, resulta de gran interés
el comentario que al respecto nos lega en su obra Santiago de la Vorágine quien
explica que Nicolás podría presentar tres significados diferentes,
aunque relacionados entre sí. En primer lugar, el autor de La Leyenda Dorada afirma que podría derivar de las palabras de
origen griego nikós(victorioso) y laos(pueblo). De esta forma, el
significado del nombre del santo sería el de “vencedor sobre los vicios
populares” o mejor aún “vencedor del
pueblo”, en cuanto a que fueron muchas las personas a las que ayudó a
triunfar sobre los vicios y pecados mediante la transmisión de su doctrina. En
segundo lugar, podría derivar de nikós(victorioso)
y laos (alabanza), en cuyo caso,
significaría “alabanza victoriosa”. Y
en tercer y último lugar, De la Vorágine ofrece una nueva hipótesis: el nombre
de Nicolás, podría provenir del griego nitor
que significa “blanco” y de laos,
que, como hemos indicado anteriormente, significa “pueblo” y que combinadas,
harían referencia a la blancura del
pueblo, entendida como el resultado de un proceso de purificación de las
almas de todos aquellos que escucharon la palabra divina del santo.
De lo
que no cabe duda es de quela figura de san Nicolás fue tan popular en la Antigüedad que son más de dos mil templos los que a lo largo de los
siglos se han consagrado bajo su advocación
en todo el mundo. El culto al santo
debió empezar en Oriente en fechas muy tempranas ya que sabemos que en el siglo
VII ya contaba con un santuario en Constantinopla. Fue de hecho, el Imperio Bizantino el que extendió su culto por Occidente, cuando el
emperador Constantino IX Monómaco, ordenó en el siglo XI la construcción de una
iglesia dedicada al santo en la ciudad de Bari,
al sur de Italia. Sin embargo, no fue hasta finales de este mismo siglo cuando
la devoción por san Nicolás en
territorio italiano experimentó su máximo auge, propiciado este por el traslado
de sus restos de Myra a Bari el 9 de mayo de 1087 con la intención de
protegerlos de las invasiones turcas. A partir de entonces, comerciantes y
marineros griegos, llevaron su culto hasta Rusia,
país que tiene como patrón a san Nicolás.
Supongamos
pues, que el nombre con el que se conocería al santo en territorio ruso y en
general, en la zona de Europa del Este fuera el de Nikolaus y que con el paso del tiempo se extendiera bajo la forma
de Klaus o Claus. Teniendo en cuenta que el santo dedicó su vida a ayudar a aquellos
que más lo necesitaban y que se preocupó especialmente por proteger a los niños, sería lógico pensar que la
figura de san Nicolás se asociara a la infancia. De hecho, por lo que respecta
al episodio de su vida en el que el santo decidió ayudar a su vecino para
evitar que prostituyera sus hijas, existen otras versiones de esta historia que
afirman que san Nicolás no lanzó las bolsas llenas de monedas al interior de la
casa del vecino a través de la ventana, sino por la chimenea.
San Nicolás de Bari |
Santa
Claus se convertiría así en un personaje icónico, no solo para la marca de
bebida estadounidense, sino para todos aquellos niños –y no tan niños- que cada
año siguen esperando su visita llenos de ilusión.
Bibliografía
De la
Vorágine, J. (2016), La Leyenda Dorada,
1. Madrid, España, Alianza Editorial.
Carmona
Muela, J. (2011), Iconografía de los
Santos, Madrid, España, Akal Editorial.
Autora│
María José
Montesinos Guzmán
Vía|
Ver Bibliografía
Imagen│
Parroquia San Martín, Pinterest
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