Su autora fue una
de las pocas mujeres que formó parte del Expresionismo alemán
Gabriele Münter, Kandinsky y Erma Bossi sentados a la mesa, 1912 |
La escena que se nos presenta, en la intimidad de un
salón, con dos personas sentadas a la
mesa, no destaca mucho más que por los vivos colores utilizados. Pero al
conocer que la figura central es Wassily
Kandinsky el cuadro comienza a tomar interés, nos asaltan preguntas como
con quién estará hablando, qué tema estarán tratando, o en qué lugar se
encuentran.
Fotografía de Kandinsky con sus alumnos en la Escuela de Arte Phalanx, con Gabriele Münter en el centro, 1902 |
La curiosidad termina de atraparnos cuando descubrimos
que esta singular obra pictórica la realizó la artista Gabriele Münter, representante femenina del Expresionismo alemán. Este cuadro, Kandinsky y Erma Bossi sentados a
la mesa, es casi un dato biográfico e íntimo de la vida de esta
pintora.
Münter nació en Berlín el 19 de febrero de 1877, en el seno de
una familia adinerada gracias a la cual desde muy pronto tuvo maestros para
desarrollar su educación artística. Pronto asiste a una escuela de arte para
mujeres en Düsseldorf, emprendiendo después un viaje por Estados Unidos junto a
su hermana que se prolongará durante dos años.
Wassily Kandinsky, Retrato de Gabriele Münter, 1905 |
A su regreso en 1901 se establece definitivamente en Múnich, y ya que la Academia de Bellas
Artes no permitía el acceso a mujeres decide continuar su formación en una
escuela femenina. Pero, harta de tener que restringir su educación a
asociaciones que no le ofrecían nada más interesante para aprender, decide
apostar por la Escuela de Arte Phalanx,
de claro corte progresista. Esta escuela constituía una agrupación de artistas
formada en Múnich en 1901, que se oponía a la visión conservadora del arte.
Entre sus miembros fundadores destacaba el pintor ruso Wassily Kandinsky, director de la
escuela cuando Münter entra a formar parte de ella. La atracción entre ambos
artistas fue prácticamente inmediata, sus intereses
comunes y su pasión artística eran evidentes: “cuando comienzo a pintar, es
como sumergirme de repente en aguas profundas, y nunca se de antemano si podré
nadar. Fue Kandinsky quien me enseñó la
técnica de la natación, me ha enseñado a trabajar lo suficientemente rápido
y con confianza en mí misma, para ser capaz de conseguir este tipo de grabación espontánea de los momentos de
la vida”, escribirá Münter en su diario, donde comprobamos el fuerte influjo
que tendrá Kandinsky en el desarrollo de su estilo artístico.
Wassily Kandinsky, Retrato de Gabriele Münter, 1905 |
Pasó rápidamente de ser su simple alumna a su amante y en
el verano de 1903 se comprometen en matrimonio, a pesar de que Kandinsky ya
estaba casado con Anna Chinyakina. Bajo la promesa de un divorcio que nunca
llegaba, los dos enamorados comienzan a vivir
juntos abiertamente, algo completamente atrevido a principios del siglo XX,
pero que a ellos no parecía importar mientras estuvieran juntos.
Gabriele era su musa, su absoluta admiradora, su
colaboradora. Kandinsky, que apenas desarrolló el retrato a lo largo de su carrera, hizo una excepción pintando a su
amada, donde nos presenta a Münter con un semblante serio y casi inexpresivo,
aunque con una profunda mirada, fija en el espectador, que deja entrever todo
lo que tiene en su interior.
Fotografía de Münter y Kandinsky juntos en Sèvres, 1906 |
Comenzaron a viajar juntos por toda Europa y el norte de
África, pasando por Francia, Holanda, Italia o Túnez. Será en una de sus
primeras estancias en París, entre
1906 y 1907, cuando Münter entra en contacto con la obra de Matisse y otros pintores fauvistas, un
hecho que le hará cambiar su estilo, desarrollando una pintura abstracta propia
y única, simplificando las formas. Se inicia en pintura casi con una pincelada
impresionista tardía, pero pronto va evolucionando hacia la sencillez y la
abstracción.
En uno de sus múltiples viajes se había quedado
totalmente prendada del paisaje de la localidad de Murnau, en Baviera, a orillas del lago Staffelsee; así que en 1909
decide comprar aquí una casa donde pasar los veranos junto a Kandinsky. En ella
recibirían a multitud de artistas pertenecientes al movimiento vanguardista
muniqués, como Alexei von Jawlensky, August Macke, Franz Marc o Marianne von
Werefkin. Pronto se la conocería como “la
casa de los rusos”.
Gabriele Münter, Autorretrato, 1908 |
Será aquí donde iniciarán parte de su proyecto Neue Künstlervereinigung
München (“Nueva Unión de Artistas de
Múnich”), con Kandinsky, Münter y los artistas mencionados como miembros
fundadores y que será el origen del posterior movimiento Der Blaue Reiter, apostando por un arte espontáneo, intuitivo y espiritual.
En estos años el estilo artístico de Münter se desarrolla plenamente y adquiere personalidad propia, alejándose de la influencia que Kandinsky
ejercía sobre ella. Utiliza colores brillantes sin mezclarlos, con unas formas
fuertemente delineadas en negro, donde se puede comprobar el impacto que el
Fauvismo había significado para ella. En su diario, en 1911, recordará como
“tras un breve período de experimentación, di un salto trascendental en Murnau, pasando de pintar al natural,
de una manera más o menos impresionista, a sentir
que había un contenido y a abstraer, a representar un extracto”. En Murnau
alcanzará su madurez expresionista, descubriendo sus calles, sus paisajes, sus
colores.
Gabriele Münter, La casa amarilla, 1908 |
Un estilo que podemos contemplar claramente en cuadros
como Kandinsky
y ErmaBossi sentados a la mesa, realizado en 1912, cuando la artista se
encontraba en pleno auge creativo. La pareja se encontraba en Murnau unos días
de descanso y reciben la visita de la pintora italiana Erma Bossi, también
relacionada con los movimientos de vanguardia que estaban teniendo lugar.
La escena que decide plasmar Münter nos muestra a
Kandinsky, llevando una chaqueta de un fuerte color azul y unas extrañas
tobilleras verdes, charlando y tomando café con su querida amiga Erma, que se
nos presenta en una claro segundo plano, de lado, con unos colores mucho más
neutros. El momento tiene lugar en el salón de su querida casa de Murnau, que
plasma sin gran detalle ni artificio,
casi con una pincelada infantil, con una fuerte intencionalidad de que sea la
figura de Kandinsky la que domine el cuadro, en la que el espectador pose su
mirada primero. El cuadro se puede visitar hoy en la Galería Lenbachhaus de Múnich.
Gabriele Münter, Jawlensky y Werefkin, 1908 |
En diciembre de 1911 se inaugura la Primera Exposición de Der Blaue Reiter, donde Münter participa
junto a Kandinsky y Franz Marc, entre otros. Por estas fechas Kandinsky decide
finalmente divorciarse de Anna Chimyakina, pero nunca llegará a casarse con
Münter.
En 1912 se publica el Almanaque
de Der Blaue Reiter, con más de 140 reproducciones de obras de arte y 14
artículos; el movimiento se encontraba en plena ebullición. Pero con el estallido de la Primera Guerra Mundial,
Münter abandona Alemania junto a Kandinsky y se mudan a Suiza en 1914, lo que
supondrá el principio del fin después de más de una década juntos.
Wassily Kandinsky, Paisaje de Murnau, 1909 |
Debido a la guerra, Kandinsky se ve obligado a regresar a
Moscú ese mismo año, y Gabriele regresará a Múnich sola, pero pronto se
trasladará a Escandinavia, manteniendo contacto con su amado únicamente por
carta. Será en Estocolmo en 1916, cuando tendrá la oportunidad de ver a
Kandinsky por última vez; a partir de este momento, el pintor romperá todo contacto con Münter, que se enterará tiempo
después de que él se había casado con la rusa Nina Andreevskaya.
El duro golpe que supondrá para Münter, unido al desastre
de la guerra, hará que la artista entre en un estado de profunda depresión y letargo creativo, abandonando su trabajo
durante un largo período, viviendo desde 1920 entre Colonia, Múnich y su amada
Murnau.
Pero en 1927, durante una estancia en Berlín, conoce al filósofo e historiador del arte Johannes
Eichner, que se convertirá en su compañero sentimental el resto de su vida.
Eichner reconoció su talento como pintora, gracias a él y a una temporada en
París entre 1929 y 1930, Münter vuelve a
recuperar su pasión.
Gabriele Münter, Murnau, 1924 |
En 1932 regresa a Murnau con Eichner, donde se instalan a
vivir definitivamente. Sus composiciones se centrarán ahora sobre todo en la naturaleza, vistas de la casa y formas
más abstractas. Pero en 1937 los nazis le prohíben exponer su obra pictórica, retirándose
de la vida públicade manera forzada debido a la llegada del nazismo, que consideraba el estilo
expresionista como un tipo de “arte
degenerado”.
A pesar de que la persecución de los artistas de
vanguardia era cada vez mayor, Münter seguirá pintando con la misma dedicación,
y durante la Segunda Guerra Mundial
llegó a salvarmás de 80 pinturas y 300
dibujos de Kandinsky y otros pintores de Der Blaue Reiter, escondiéndolas y
evitando así su destrucción, convirtiéndose en toda una heroína. Aunque llegó a pasar grandes penurias en estos años,
Münter nunca se deshizo de estas creaciones, que atesoró a lo largo de su
carrera, consciente del gran valor
que llegarían a tener en el futuro. Estas obras, además de algunas propias, las
regaló a la ciudad de Múnich en 1957, donde hoy son exhibidas en la Galería
Lenbachhaus.
Fotografía de Münter en sus últimos años, en su casa de Murnau |
Münter murió el 19 de mayo de 1962 en su casa de Murnau, que hoy en día se ha convertido
también en casa-museo de la artista,
donde se conservan muchos de sus trabajos. Su obra, que estuvo siempre
eclipsada por la estela de Kandinsky, está adquiriendo poco a poco el lugar que
se merece. Esta singular y excepcional artista tiene cada vez un mayor reconocimiento,
quedando aún un largo camino por recorrer.
Bibliografía
HELLER, R., Gabriele
Münter: Theyears of Expressionism, 1903-1920. New York, Prestel, 1997.
WRIGHT, B., Gabriele
Münter: Thesearchfor Expression, 1906-1917. London, Courtauld Institute Art
Gallery, 2005.
Autora| Begoña Ibáñez Moreno
Vía| Ver bibliografía
Imagen| WikiArt
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