El museo debe ser el motor que permita a la
sociedad perseguir un futuro más humano y caritativo
El museo del Prado, si no el primero, es el más importante y conocido museo español |
Está muy estudiado, pero no por
ello resulta una obviedad. Los museos nacieron en tiempos de la Ilustración para
poner al alcance de las élites el
conocimiento y el disfrute que proporcionan el saber y la cultura. Más
tarde se extendió al conjunto de la “nación” con el fin de proporcionar la
visión idílica de una sociedad homogénea. Hoy, esta visión, si no superada, quizás
deba superarse por cuanto a la llamada nación (que nunca fue homogénea) se le
han superpuesto otras instituciones y organismos que democrática o no democráticamente
hacen inútil el discurso de la nación autosuficiente y gobernada para sí misma.
Pero así como el museo del siglo XVIII reflejaba un momento social propio de su
tiempo el museo del siglo XXI deberá adaptarse un nuevo discurso social.
Muchos son los estudios, pero en
España el más importante es el que emana del Laboratorio Permenante de Púbico de Museos que sostiene que el museo deberá
ser un centro dinamizador de la sociedad abierto al diálogo con los diversos
movimientos sociales, así como de un actor de cambio social y de conciencia
crítica, y una institución abierta a la participación del derecho ciudadano al
acceso a la cultura y al patrimonio. De esta forma, el museo del siglo XXI será
aquél que consiga conjugar los siguientes objetivos.
El museo intercultural debe de poner en virtud la existencia de una sociedad abierta, plural en sus ideas y formas culturales |
En
primer lugar, debe ser un museo abierto
asociado al ocio familiar y al tiempo libre. Un museo proactivo que buscará
atraer al público abriendo sus puertas y construyendo actividades adaptadas al
interés del visitante. Para que todos entiendan y se acerquen, hablará más
idiomas, mejorará su relato e imagen gráfica y adecuará sus condiciones de
acceso y visita. En segundo lugar, será
un museo accesible que elimine las
barreras físicas, sensoriales e intelectuales para garantizar una óptima
accesibilidad, tanto a sus instalaciones como a sus contenidos a las personas
con discapacidades físicas, sensoriales e intelectuales, a enfermos
hospitalizados, a población mayor en residencias e incluso a probación reclusa
o en programas de reinserción. Lugar que convierta al museo en un espacio de
integración y sin barreras adaptado a
todos los colectivos que quieran ir a disfrutar del museo. En tercer lugar,
también será un museo intercultural
que fomente las relaciones entre culturas y grupos sociales y ponga en valor la
dimensión intercultural del patrimonio. Para ello adoptará un lenguaje
incluyente, difundirá rasgos identitarios de los colectivos inmigrantes y
organizará actividades que ayuden a comprender los procesos migratorios.
En cuarto lugar, será un museo inclusivo capaz de favorecer la cohesión social y combatir la
exclusión, la discriminación y la desigualdad. Para ello se dirigirá a personas
con trastornos mentales, drogodependientes, o personas que se encuentren por
debajo del umbral de la pobreza. Se trata de hacer del museo un espacio de conocimiento, interacción, comunicación y
proyección al servicio de toda la sociedad, donde todos los colectivos socialmente vulnerables encuentren programas adaptados a sus necesidades.
Y, por último, será un museo sostenible
capaz de comprometerse con el medio ambiente y de conservar el patrimonio para
las generaciones futuras, buscando concienciar y difundir hábitos sostenibles.
Para ello hará visible una política ambiental en el museo (mejorando su
gestión, reciclando y buscando la eficiencia energética) y contribuirá a
concienciar sobre la protección del
medio ambiente organizando actividades
sostenibles. Para lograrlo se profundizará en la implantación de hábitos
sostenibles basados en la reducción del consumo, la reutilización y el
reciclaje y la implantación de sistemas de gestión ambiental.
La nueva sede de la Academia de las Ciencias de California, ubicada en el parque Golden Gate (EEUU) y diseñada por Renzo Piano, es el museo más sostenible del mundo en la actualidad |
De esta forma si como sugiere Hugues de Varine “no tiene otros límites que no sean los límites
del hombre”, el museo del siglo XXI debe estar al servicio de una sociedad
dedicada a perseguir un futuro mejor y no únicamente al deleite visual de unos
pocos.
Autor| Álvaro Plaza Sánchez
Vía| mecd.gob.es
Imágenes| El Cultural, El Universo, Karen Lerin
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