El escándalo de Lady Flora Hastings

Una mujer y una enfermedad que casi arrebatan el trono a la joven Victoria

Retrato de Lady Flora Hastings
Son muchos los inconvenientes a los que tuvieron que hacer frente aquellos y aquellas jóvenes a quienes se entregaba el trono siendo aún inmaduros. La reina Victoria no fue una excepción. Siendo coronada con tan sólo 18 años de edad, le fue difícil entender la diferencia entre ser reina y poder hacer lo que le placiera. Tuvo que aprender del modo más duro, cuando un fatal error respecto a una de las mujeres de la corte le supuso darse cuenta de las responsabilidades que conlleva la corona.

Juventud y primeros años en la corte de Lady Flora

Lady Flora era la hija mayor de Francis Rawdon-Hastings, primer Marqués de Hastings, y de Lady Flora Mure Campbell, quien ostentaba el derecho de Condesa de Loudoun. El padre de Flora recibió el título de Marqués cuando ella contaba con once años, debido a sus victorias militares y su buena relación con el que entonces era Príncipe Regente, el futuro monarca Jorge IV. Flora pasó gran parte de su infancia rodeada de institutrices en el Castillo de Loudoun (Escocia), desde donde enviaba enternecedoras cartas a sus progenitores.

En 1826, contando ya con 20 años de edad, su característico físico ya estaba plenamente maduro. Se trataba de una mujer realmente delgada y alta, con una figura esbelta y un cuello largo y delgado. Llevaba ya un año viviendo en la corte, rodeada de aristócratas y políticos, pero si recibió propuestas de matrimonio no hay vestigios materiales de ello. El estar en contacto con este tipo de personas hizo que se fuera fraguando su ideología, inclinada al partido Tory (conservador), a pesar de que su padre había sido un Whig (liberal). En cualquier caso, queda constancia de una carta que le escribió a su madre en 1832 en la que le aseguraba que aunque viviera mil años no sería capaz de entender la política.

Dama de compañía de la Duquesa de Kent

Aunque ya había conocido a Victoria-de Sajonia-Coburgo-Saalfield, la madre de la futura reina Victoria, unos años atrás, no fue hasta 1834 cuando se le ofreció ser su dama de compañía. Flora contaba entonces con 28 años de edad y seguía siendo soltera. Semejante puesto dentro de la corte le daría una vida emocionante y además aliviaría la carga económica sobre su propia familia. Pero no fue a parar precisamente a un “hogar feliz”, pues la relación entre la Duquesa y su hija era realmente tormentosa.

Mientras la relación madre-hija se iba rompiendo, la Duquesa halló en Lady Flora la sustituta ideal de una hija que la había privado de amor filial. A pesar de que Victoria quería deshacerse de las órdenes de su madre, tampoco le hacía gracia que nadie tomara el lugar que le correspondía en el corazón de ésta. Victoria no había olvidado que la Duquesa, junto a su administrador Sir John Conroy, la mantuvo encerrada durante años en el Palacio de Kensington bajo estrictas normas para hacerla más vulnerable e influenciable. Conroy había sido amigo del padre de Flora, lo que hizo que entre ambos también surgiera una buena amistad que la joven reina (coronada en 1837) era incapaz de ver con buenos ojos.

Lady Flora Hastings
El escándalo

En enero de 1839 Lady Flora regresó al Palacio de Buckingham aquejada de un horrible dolor de estómago, tras haber pasado una temporada con su familia en Escocia acompañada de Sir John Conroy. Tras consultar al médico de la corte, Sir James Clark, éste le ordenó un tratamiento que no tuvo efecto alguno. De la noche a la mañana, el vientre de la dama comenzó a crecer de forma desmesurada, por lo que empezaron a hacerse oír los rumores de que estaba embarazada y que el padre debía ser sin duda alguna Conroy.

Hay que tener en cuenta las influencias que existían sobre la joven reina. Lord Melbourne, Primer Ministro whig y confidente de Victoria, no tenía precisamente en estima a Flora. Por otro lado, las damas de compañía de la reina eran esposas de miembros del partido de Melbourne, por lo que detestaban a Flora y a sus ideas tories. Victoria estaba convencida de que Flora tenía algo que ocultar, de modo que ordenó que la dama de compañía de su madre recibiese un examen médico por parte de Clark. El resultado determinó que no había embarazo alguno. En realidad, se acabó determinando que sufría una enfermedad terminal.

La familia de Flora exigió una disculpa pública y la dimisión del médico de la reina en base a que el honor de la mujer había quedado en entredicho injustamente. Al encontrarse con la negativa, apeló a la opinión del pueblo, que pronto se volvió en contra de la reina. Además, el escándalo fue el caldo de cultivo perfecto para que los partidos whig y tory se enfrentasen, apoyando el primero a la reina y el segundo a la dama de compañía de la Duquesa. Melbourne incluso se vio obligado a dimitir, dejando paso a su oponente conservador Robert Peel, lo cual destrozó el ánimo de la reina.

El arrepentimiento de Victoria

Unos días antes de la muerte de Flora, en julio de 1839, la joven reina acudió a visitarla demostrando su profundo arrepentimiento. Años después, Victoria aseguró que entonces era muy joven y que en caso de haber tenido que volver a actuar respecto a una situación así, seguramente lo habría hecho de manera distinta.

Bibliografía

BERNARD, R., Enter rumour: four early victorian scandals. Nueva York, Faber and Faber, 2012.

Vía| Telegraph
Imagen| Alchetron

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