¿La diosa Astarté en un mosaico ibérico de La
Manchuela conquense?
Posible representación de la diosa Astarté en el panel central del Mosaico ibero de Cerro Gil |
En el Museo Arqueológico de Iniesta, en la comarca de La Manchuela, se exhibe el llamado mosaico de Cerro Gil. Se trata de un
mosaico de casi 10 metros cuadrados, realizado con pequeños guijarros de
cuarcita, rojos, blancos y grises, de diferentes tamaños: 3,5, 2,5 y 1 cm.
El mosaico de Cerro Gil sirvió originalmente para decorar un túmulo funerario cuadrangular de grandes dimensiones. Un túmulo de
sección escalonada con tres alturas todas de planta cuadrada: una base
de 5,03 metros por 5,01 metros, un primer
nivel de 2,81 metros por 2,80 metros, un
segundo nivel 2,21 metros por 2’20
metros y, sobre éste, una tercera plataforma de menores dimensiones que las
anteriores, 1,05 por 1,04 metros. Este túmulo, realizado con adobe, mortero y
cal formaba parte de una necrópolis ibérica.
En la plataforma superior del túmulo se encontraron las urnas de cerámica con los restos incinerados de al menos cinco
individuos y sus correspondientes ajuares.
Los ajuares se componían de piezas de bronce: dos broches de cinturón, una
cuenta de collar, dos cuchillos afalcatados, dos fíbulas y un caldero.
El mosaico se halla en uno de los laterales de la primera
plataforma del túmulo citado y presenta una forma rectangular.de 5,03 por 1,40.
Se trata de un mosaico dividido en tres paneles o escenas separadas por dos
alineaciones verticales de guijarros rojos.
La escena central del mosaico de Cerro Gil representa una figura femenina en
posición frontal y sentada sobre una silla de tijeras. Esta figura alza sus
brazos y lleva en sus manos flores de
loto. Sobre la cabeza porta una diadema y torques y los extremos del
cabello aparecen vueltos. Sobre sus brazos se apoyan dos palomas. El arqueólogo Miguel
Ángel Valero Tévar considera que esta iconografía permite relacionar
directamente la imagen del mosaico de Cerro Gil con la diosa fenicia Astarté.
El origen del culto a
Astarté se remonta al tercer mileno antes de Cristo en la antigua Mesopotamia: Inanna para los sumerios e Ishtar para los acadios. Astarté es la
diosa de la fertilidad, del amor y también de los placeres carnales.
Identificada con el planeta Venus los antiguos griegos desde sus colonias de
próximo oriente la acabaron vinculando con
Afrodita y también con Démeter. De Astarté deriva el nombre
hebreo Esther y la etimología de la palabra estrella.
El culto a Astarté
en la Iberia prerromana aparece documentado en el territorio de la Turdetania y vinculado originalmente a
la cultura tartésica: bronce de Carriazo,
625-525 a.C.; tesoro de Carambolo, en torno al siglo VI a.C. Las fuentes antiguas también
citan un hoy desaparecido templo de
Astarté en Cádiz. Asimismo, se han encontrado representaciones que se
podrían relacionar con Astarté, estatuillas de terracota, fundamentalmente, en
diferentes yacimientos ibéricos.
La otra imagen conservada en el mosaico aparece en el lado izquierdo de la escena central y representa a un lobo. El animal mira hacia la figura central. El lobo aparece con frecuencia en la temática funeraria ibérica y, en esta ocasión, se representa en actitud defensiva, con las fauces abiertas y las garras perfectamente definidas.
En la mitología ibérica, el lobo es un animal relacionado con la muerte y tránsito al más allá; el lobo
también representa la fiereza, la guerra
y, por tanto, en una sociedad jerarquizada como la ibérica, en la que los
caudillos o príncipes debieron legitimar su autoridad en la fuerza militar, no es descabellado
vincular la imagen del lobo con la representación de los valores y la autoridad
de algún miembro destacado de la élite
local.
En el otro lado de la imagen central, a su derecha, debió de
haber otra imagen. Lamentablemente la acción destructiva de los expoliadores
impide establecer lo que allí hubo representado: quizás otro animal.
La
datación del mosaico
El mosaico de Cerro Gil se ha datado en torno al siglo IV a.C. Esta cronología lo convierte en uno de los
mosaicos más antiguos de la península Ibérica.
Los mosaicos más
antiguos del entorno Mediterráneo, datados en el siglo VIII a.C., se han encontrado en yacimientos de Siria y Frigia. Es a partir del siglo VI a.C. y en el ámbito helénico cuando la técnica del
mosaico alcanzará un importante desarrollo.
En la península Ibérica el desarrollo de la técnica del
mosaico se produce en el mundo Ibero a
partir del siglo IV a.C. y, como tantos otros aspectos de la cultura Ibera, cabe
relacionar su difusión como una muestra más de la influencia de griegos y fenicios
en los pueblos de la España antigua.
La calidad y la excepcionalidad del mosaico, unido a las
dimensiones del túmulo al que se asociaba, considerablemente superiores a los
de otros túmulos de la misma necrópolis, llevan a pensar que el mosaico de
cerro Gil decoró la última morada de
algún príncipe o noble guerrero acompañado de parte de sus familia o de
alguno de sus acompañantes en el combate.
Autor| Vicent
S. Rius Bañuls
Imagen| Iberia
Mágica
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