El
desconocido 46 Regimiento Taman de aviadoras soviéticas en la II Guerra Mundial
Fotografía de Marina Raskova (detalle) |
"La
palabra imposible no está en el vocabulario de nuestro regimiento" eran las palabras de Marina Raskova,
creadora de este regimiento, comandado por Yevdokía
Bershánskaya, acerca de su
presencia en el Ejército Rojo. ¿Quiénes eran las Brujas de la Noche?
Durante la Segunda
Guerra Mundial, en la fase más encarnizada de la contienda, la inferioridad
aérea soviética frente a los Messerschmitt alemanes fue el detonante de la
entrada en combate en mayo de 1942 del 588 Regimiento de Bombardeo Nocturno
(Regimiento 46 desde 1943) formado por doscientas sesenta y tres mujeres. Su
lema: "Amistad, camaradería y
servicio".
Hasta ese momento, a
pesar de que la presencia femenina, aunque no reconocida, no era ajena en el
ejército, de lo que no había precedentes
en ningún ejército del mundo era de
la presencia de un regimiento íntegramente femenino. Cuando se conoció el
ataque nazi a territorio soviético, miles de mujeres dieron el paso y acudieron
a los centros habilitados para presentarse como voluntarias dispuestas a
defender el país. También fue el caso de las aviadoras formadas y entrenadas como
pilotos militares y civiles que ya existían. Y ni las mofas iniciales, ni
siquiera unos medios y aviones diseñados para hombres, a los que tuvieron incluso
que hacer artilugios para llegar a los pedales, las frenaron. Aprovecharon la
movilidad de los Polikarpov-O2, pequeños
aparatos muy ligeros, sin blindaje y con cabina al descubierto, para
realizar miles y miles de bombardeos nocturnos a las tropas alemanas.
Estrategia de combate
La ecuación era
sencilla. La superioridad aérea alemana debía contrarrestarse de alguna manera.
Este regimiento de mujeres, valiéndose de los pequeños y destartalados Polikarpov,
que dominaban a la perfección, pilotados por parejas perfectamente
compenetradas, era la herramienta ideal para sembrar el caos y el terror entre
las tropas Nazis.
¿Cómo? Conociendo el
terreno como la palma de su mano y realizando
vuelos nocturnos en los que bombardeaban sus posiciones y truncaban cualquier
avance de los alemanes. Pero no sólo eso, lo más importante era la derrota moral y psicológica que sufrían los
soldados nazis. Estas combatientes aprovechaban su conocimiento del terreno
y la maniobrabilidad de los aviones que pilotaban para realizar acercamientos a
los campamentos alemanes, apagar los motores para no dar la alarma de su
presencia y justo cuando estaban sobre el objetivo, bombardearlos. Llegaban a volar sin paracaídas para
aumentar la cantidad de bombas que podían transportar. Esta técnica de
acercamiento silencioso, absolutamente heroica por lo peligrosa y por la
destreza que requería por parte de las pilotos (volar, o más bien planear con
los motores apagados, en zonas montañosas y de noche) fue lo que les sirvió
a los soldados alemanes para darles el sobrenombre de Brujas de la Noche, Nachthexen, ya que el ruido que hacían en su aproximación
con los motores apagados, lo asociaban al sonido que en su imaginación pensaban
que podían hacer las brujas volando sobre sus escobas. Toda una bofetada no
sólo militar y estratégica, sino también a su virilidad y paradigmas
patriarcales, viendo cómo eran asediados sin cuartel y vencidos por un grupo
¡de mujeres!
En la
novela de la premio Nobel de literatura 2015, Svetlana Alexiévich, encontramos
recogidos algunos testimonios sobrecogedores de las combatientes en esta
guerra, tanto de este escuadrón como de todos los cuerpos del ejército.
Recogemos uno especialmente conmovedor:
"Durante los primeros días del entrenamiento perecieron
dos tripulaciones. Cuatro ataúdes. Todas nosotras, los tres regimientos,
lloramos a lágrima viva". "Pilotábamos aviones de caza. La altura por
sí misma ya era una enorme carga para el organismo femenino, a veces la barriga
se nos pegaba a la columna vertebral. Pero ¡las
chicas volábamos y derribábamos a los ases de la aviación! ¡Así era! ¿Sabe?,
los hombres nos observaban perplejos. Nos admiraban..." Klavdia Ivánovna
Terejova, capitana de las fuerzas aéreas.
Cada
una de ellas llegaba a realizar entre unas 9 y 15 salidas cada noche, yendo y viniendo constantemente para
bombardear al enemigo. Esta dedicación plena sirvió para que en ocasiones tuvieran
más bajas por enfermedades derivadas de la extenuación que este ritmo suponía,
que por alcances del enemigo. La fragilidad y obsolescencia de los aviones que
pilotaban, eran a la vez su gran fortaleza y debilidad. Su fortaleza, porque sus aviones volaban a muy baja velocidad y
a poca altura, lo que hacía que los cazas alemanes no pudieran igualar su
velocidad para alcanzarlas. Algo así como intentar enhebrar una aguja con unos
guantes de soldador puestos... Sin embargo, esa lentitud era su perdición si
eran detectadas por los nazis, ya que no tenían capacidad de escapar del fuego
enemigo a tiempo. Eso hizo que su número de bajas fuera significativamente
superior a otros regimientos del ejército. Ellas llevaban a cabo misiones que
otros ni soñaban, pero cuando caían, su destino era la muerte a manos del
enemigo, que las veía como un trofeo especialmente valioso, por la carga
psicológica que suponía el hostigamiento al que los sometían. Algunas preferían
suicidarse si caían antes de verse en manos enemigas.
Fotografía de Marina Raskova |
Impacto en el frente y la población
Se fueron haciendo
especialmente reconocidas y queridas por la población, que las veía como sus heroínas.
Eran un auténtico ejemplo de valor colectivo. Una perfecta simbiosis entre
pilotos-navegantes-mecánicas, todas con la misma importancia en el regimiento. Los periódicos del frente hablaban de sus
salvadoras, de las golondrinas o ángeles, para referirse a ellas como contraposición al apelativo de brujas dado por los alemanes. Cuando
aterrizaban en alguna aldea era todo un acontecimiento. Los periódicos Ilustraciones del Frente, o Alas de Victoria, hablaban con
frecuencia de sus hazañas no sólo militares, sino de la calidad humana de las
componentes del regimiento. Especial dedicación tuvieron por ejemplo con la
historia del niño de seis años que acogieron de una aldea, superviviente tras
haber sido completamente arrasada por los nazis. Se convirtió en su protegido, en
el niño de todas, al que contaban cuentos, hablaban de historia... intentando
explicar por qué los nazis habían matado a toda su familia, incluso a sus
animales.
A lo
largo de la guerra estas aviadoras realizaron
unos 24.000 vuelos de combate. Su ir y venir nocturno se estima que dejó caer sobre el enemigo alrededor de 3 millones de
kilos de bombas. Participaron en las batallas
por la liberación del Cáucaso, la península de Crimea, Polonia y Bielorrusia.
Pero no sólo participaban en misiones de combate. Su habilidad en el vuelo y la
capacidad de llegar a donde otros no podían, hizo que también tuvieran otras
misiones como transportar para los soldados soviéticos munición, alimentos y
medicamentos. Su labor era tan importante y el daño que realizaron en las filas
enemigas tan significativo, que los pilotos
nazis que lograban derribar un avión de las "brujas" eran
galardonados con la Cruz de Hierro, el premio más alto que podían obtener.
Una vez lograda la victoria sobre el nazismo, el regimiento de las aviadoras
fue disuelto, pero sus hazañas nunca serán olvidadas.
Conclusiones y memoria
Se decía con
posterioridad en la Unión Soviética que la guerra comenzó a ganarse en la
retaguardia. Es allí precisamente donde se notó más la presencia femenina. No
en vano ellas sostuvieron con su trabajo las labores agrícolas que permitieron
continuar alimentando a la población y a las tropas (constituían el 80% de la
mano de obra en el campo). Ellas con su trabajo contribuyeron notablemente a la
continuidad de la industria y demás sectores estratégicos para el país,
mientras el resto de la población era trasladada al frente. Y ellas, hicieron historia con nombre propio y por
sí mismas, ya que no había sección del Ejército Rojo en la que no hubiera
mujeres (médicos, pilotos, mecánicas, soldados de infantería, francotiradoras,
operadoras de comunicaciones,...). O como en el caso de las Brujas de la Noche,
todo en regimiento que no debe caer en el olvido.
Perdieron
31 tripulantes durante la guerra y 24 se
convirtieron en Héroes de la Unión Soviética.
Durante
los emotivos funerales por las compañeras caídas, Marina Raskova leía los
versos que se acabarían convirtiendo en el lema del regimiento:
"Desde ahora, el amor y la muerte,
como hermanas,
van a ir inseparablemente enlazados
cada día".
Las
Brujas de la Noche demostraron cómo la mujer había dado un paso al frente del
que no cabía marcha atrás. Habían demostrado cómo su valor y arrojo podía
significar un antes y un después en un territorio hasta ese momento reservado a
los hombres y que, con su astucia, valentía e inteligencia convirtieron en suyo
de pleno derecho. Las Brujas de la
Noche, el 46 Regimiento Taman, supuso un punto de inflexión en el desarrollo de
la II Guerra Mundial, que no debemos dejar caer en el olvido, porque sin su
inestimable dedicación y sacrificio, es posible que el curso de la guerra y el
devenir posterior de la historia europea hubiera sido otro.
Bibliografía
Alexiévich,
Svetlana, La Guerra no tiene rostro de
mujer, Madrid, Penguin Random House Grupo Editorial, 2015.
Cruz,
Alberto, Las Brujas de la Noche. El 46
Regimiento Taman de aviadoras soviéticas en la II Guerra Mundial, Madrid,
La Caída, 2013.
García
Muñoz-Vaquero, Rodrigo, "Las Brujas de la Noche" publicado en Abc, Madrid, 2014.
Autora| Patricia Aguilar Moya
Vía| Ver bibliografía
Imagen| Cultura bolchevique
Comentarios
Una muestra más del papel de las mujeres en la historia
Interesante y fascinante articulo
Interesante y fascinante articulo