Durante el siglo I en la tierra donde vivió Jesús hay
constancia de que se utilizaban las lenguas aramea, hebrea, griega y latina
Los estudios acerca del trasfondo lingüístico de los evangelios apuntan a que las palabras recogidas en ellos fueron pronunciadas originalmente en una lengua semítica. |
Es
común estudiar qué dijo Jesús de Nazaret, pero ¿en qué idioma lo dijo? Durante el siglo I en la tierra donde vivió
Jesús hay constancia de que se utilizaban cuatro lenguas: arameo, hebreo,
griego y latín.
De
todas ellas, la oficial y a la vez la menos empleada era el latín. La usaban casi exclusivamente
los funcionarios romanos al conversar entre sí, y la conocían algunas personas
cultas. No parece probable que Jesús hubiera estudiado latín ni que lo emplease
en su conversación ordinaria o en su predicación.
Por
lo que respecta al griego, no sería
sorprendente que Jesús se sirviese alguna vez de él, ya que muchos de los
campesinos y artesanos de Galilea conocían esta lengua, al menos los rudimentos
necesarios para una sencilla actividad comercial o para comunicarse con los
habitantes de las ciudades, que eran en su mayoría gentes de cultura helénica.
También se empleaba en Judea: se
calcula que, de los habitantes de Jerusalén, hablarían en griego entre el ocho
y el quince por ciento. Pese a todo, no se sabe si Jesús empleó el griego
alguna vez, ni es posible deducirlo con certeza de ningún texto, aunque tampoco
cabe desechar esa posibilidad. Es probable, por ejemplo, que Jesús hablara con
Pilatos en esa lengua.
En
cambio, las repetidas alusiones de los evangelios a la predicación de Jesús en
las sinagogas y a sus conversaciones con fariseos sobre textos de la Escritura
hacen más que posible el que conociera y empleara en algunas ocasiones la lengua hebrea.
Sin
embargo, aunque Jesús conociera y usara a veces el hebreo, parece que en la
conversación ordinaria y en la predicación, Jesús hablaría de ordinario en arameo, que era la lengua más normal para
el uso diario entre los judíos de Galilea. De hecho, en algunas ocasiones el
texto griego de los evangelios deja en arameo algunas palabras o frases sueltas
puestas en boca de Jesús: talitha qum
(Marcos 5,41), corbán (Marcos 7,11), effetha (Marcos 7,34), geenna (Marcos 9,43), abbá (Marcos 14,36), Eloí, Eloí, ¿lemá sabacthaní? (Marcos
15,34), o de sus interlocutores: rabbuni
(Marcos 10,51).
Los
estudios acerca del trasfondo
lingüístico de los evangelios apuntan a que las palabras recogidas en ellos
fueron pronunciadas originalmente en una lengua semítica: hebreo o, más
posiblemente, arameo.Se nota en la peculiar textura del griego usado en los
evangelios, que trasluce una matriz
sintáctica aramea. Pero también se puede deducir del hecho que palabras
puestas por los evangelios en boca de Jesús cobran especial fuerza expresiva
traducidas al arameo, y de que hay palabras que son utilizadas con una carga
semántica distinta a la habitual en griego, derivada de un uso semitizante.
Incluso, en ocasiones, al traducir los
evangelios a un lenguaje semítico se perciben en ellos algunos juegos de
palabras que quedan ocultos en el original griego.
Bibliografía
VARO,
F., Rabí Jesús de Nazaret. Madrid,
B.A.C., 2005.
Autor| José Antonio Cabezas Vigara
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