Cuando
el paquete llegó a sus dominios, Manelik se puso manos a la obra y montó a un
miserable que ostentaría el dudoso honor de ser el primer etíope ajusticiado en
la silla eléctrica
Manelik II fue Emperador de Etiopía entre 1889 y 1913 |
El mismo tratado de paz
que había servido para agradecer a Italia la limpieza del camino que había
llevado a Menelik II a ocupar el trono de Etiopía, ese mismo, valió también para
romper la amistad que unía ambos países. Todo a la vez y todo por una cuestión
de entendimiento o, mejor dicho, por causa de una mala interpretación del verbo deber:
«Su majestad el rey de
reyes de Etiopía puede/debe utilizar el gobierno de su majestad el rey de
Italia para las relaciones con otros poderes o gobiernos», rezaba su artículo
17. El jaleo se montó cuando los italianos entendieron que ese deber expresaba
obligatoriedad. Por eso, en 1894, 25 años después de la armoniosa firma, despertó
la primera guerra entre ambos países
con victoria final para el africano.
Un trono poco convencional
El emperador Menelik II
fue un hombre curioso en todos los sentidos. Respecto al que responde a
aprender lo que no se conoce, el mandamás se enteró desde Etiopía que Estados
Unidos había puesto punto y final a la
vida de William Kemmler con la silla eléctrica. A Menelik no solo le gustó
el acto de finiquitar el existir de un súbdito, sino que también se quedó
prendado del instrumento que los americanos habían utilizado para ello.
Por eso fue que encargó
tres sillas para sus quehaceres regios. Cuando el paquete llegó a sus dominios,
el emperador se puso manos a la obra y montó a un miserable que ostentaría el
dudoso honor de ser el primer etíope ajusticiado en la silla eléctrica. Pero
para su desilusión, el invento no
funcionó. Y no fue cosa de fallo técnico, sino que Manelik, que en esto no
pareció poner a punto su curiosidad, olvidó que por aquel entonces, en Etiopía
no había electricidad.
Lejos del desencanto, el emperador de Etiopía decidió utilizar las sillas eléctricas como trono
real. Un par para él, por supuesto, y otra para el doble que lo acompañaba a todas partes.
Bibliografía
SANZ ESTEBAN, J., Caballos de Troya de la Historia.
Madrid, La esfera de los libros, 2014.
Autora| Virginia
Mota San Máximo
Vía| Ver bibliografía
Imagen| The Famous
People
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