1.500 generaciones de moscas llevan viviendo
a oscuras desde que Syuiti Mori comenzase su
experimento evolutivo en noviembre de 1954
El estudio evolutivo de Mori es uno de los más largos de la historia |
Hablando en términos humanos, esas 1.500 generaciones
de moscas se corresponderían con 30.000
de nuestros años, todos y cada uno de ellos a oscuras. Casi nada.
El encerrar a unas moscas y sus descendientes durante
más de seis décadas no se ha hecho por capricho, sino en respuesta a unas
necesidades surgidas de inquietudes
científicas. Son estudios evolutivos, en particular, el más largo en el
tiempo hasta día de hoy.
Mori y su equipo de la Universidad de Kyoto querían
comprobar cómo evolucionaban estos insectos en un corto espacio de tiempo. Un
progreso exitoso que ha hecho que las que en 1954 eran moscas de la fruta, Drosophila melanogaster,
hayan pasado hoy a denominarse Dark-fly, una nueva especie perfectamente adaptada a la oscuridad, y que en
muchas ocasiones presenta características genéticas de mejor calidad que las
que tenían sus ancestros. Aunque sus ojos no han variado de tamaño, entre esas
mutaciones genéticas estarían, por ejemplo, ventajas competitivas en la
reproducción, cerdas más largas y mayor sensibilidad a según qué olores.
Respecto a la primera ventaja, la reproductiva, los
investigadores mezclaron en las viales colonias de moscas de la fruta con las
Dark-fly allí existentes. El resultado fue que «con cada generación, esas
moscas que produjeron la mayor descendencia contribuyeron con más de sus genes a la colonia en su conjunto».
Y como el resto, aún a oscuras, esas moscas tienen que
comer. Por eso, cada vez que se ha hecho y se hace necesario acudir hasta los
viales en los que los insectos pasan su día a día, los científicos iluminan la
estancia con una tenue luz roja solo
perceptible, de las dos especies de la sala, por la humana: «Las moscas de la
fruta no pueden ver esta luz porque la especie carece de esas proteínas
receptoras que absorben longitudes de onda roja».
Aunque externamente el tiempo se haya quedado corto en
lo que a evolución se refiere por cuanto las dos especies siguen siendo idénticas,
y aunque en Nature uno de los
actuales investigadores aseguraba en 2016 que la continuidad del experimento
dependía de su trabajo en la Universidad de Kyoto, las colonias de Dark-fly
continuarán definiéndose como uno de los
patrimonios científicos más importantes de la historia.
Autora| Virginia
Mota San Máximo
Vía| Science
Daily
Imagen| Indojo
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