El
ensayo de Ortega y Gasset que marcó el siglo XX, con puntos en los que se esté
de acuerdo o en desacuerdo, es una obra que no ha pasado de moda y aplicable a
nuestros días
La
rebelión de las masas, ensayo
más importante del filósofo español Ortega y Gasset, disecciona el tiempo en el
que vivió el autor y permite entender el nuestro. En esta obra se entremezclan
asuntos políticos, sociales, morales y filosóficos marcados por el advenimiento
del hombre masa.
El hombre masa u hombre
medio, caracterizado por opinar sobre todo y pensar que todo le es debido,
sustituye a esas minorías auténticas que huyen de la trivialidad. Al final, se
acaban imponiendo las opiniones (que no ideas) del hombre masa con ese derecho
de la vulgaridad. La imposición de lo vulgar provoca que ser diferente sea
indecente, donde quien no piense como todo el mundo corre el riesgo de ser
arrollado por la masa.
“La rebelión de las
masas”, como llama Ortega a este fenómeno, es el germen de que el mundo sufra
una desmoralización que se manifiesta en Europa, continente que no sabe si
sigue mandando en el planeta. La duda europea sobre si continúa ejerciendo el
poder sume en un caos al resto del mundo, pues no sabe si sigue mandado por
ésta.
1. “Me
llama poderosamente la atención…”
En el primer capítulo
titulado El hecho de las aglomeraciones llama
la atención el modo con el cual la muchedumbre abraza el conocimiento: a través
de la sorpresa.
“El que se sorprende y extraña,
comienza a entender”, comenta el autor. La siguiente reflexión recuerda a esa
bendita curiosidad como fuente del saber que menciona Unamuno en su obra Contra esto y aquello, a esa capacidad
de asombrarse que nunca debe de perderse. La sorpresa y el asombro ante algo
que es desconocido recuerdan a ese afán de los pensadores griegos por acercarse
a la Verdad, aunque ellos mismos no querían alcanzarla en su totalidad bajo la
creencia de que esa Verdad Absoluta nada más la poseían los dioses. Stanley, según cita Unamuno en su obra ya
mencionada, dice que “los griegos fueron los verdaderos filósofos, los
verdaderos amantes del saber o, mejor dicho, amantes de la caza del saber, ya
que trataban de correr tras ella para no alcanzarla nunca.
Gotthold E. Lessing,
escritor alemán del siglo XVIII, para cerrar este primer parecer, se refería
así para describir la caza del saber griego: “Si Dios tuviera encerrada en su
mano derecha toda la verdad y en su izquierda el único impulso que mueve a
ella, y me dijera: “¡Elige!”, yo caería, aun en el supuesto de que me
equivocase siempre y eternamente, en su mano izquierda, y le diría: “¡Dámela,
Padre! ¡La verdad pura es únicamente para ti!”.
En segundo lugar, cabe
destacar la explicación que propone Ortega sobre la violencia como único modo
de intervención de las masas, que fomentará movimientos políticos como el
sindicalismo y el fascismo. Esta explicación es válida para intentar comprender
el auge en algunos países del mundo del conocido como “populismo” y de los partidos políticos
o personajes considerados como extrema derecha.
El mundo actual sigue
sumido en la rebelión de las masas donde se resaltan la vulgaridad intelectual
y el jaque a la verdad mediante opiniones. Estos factores anulan los principios
de cultura, conduciendo a la barbarie, que a su vez desemboca en fanatismo.
El fanatismo creado por
la barbarie son el caldo de cultivo para estos movimientos políticos que
imponen sus opiniones sin dar razones y sin tener razón (el autor del ensayo lo
define como “la razón de la sinrazón”.
Estas tendencias políticas incitan a la convivencia bárbara, en las que
tarde o temprano se acaba desatando la violencia (la “acción directa”).
Y puede ser una “casualidad o la acción del
enemigo” como decía James Bond, pero el filósofo coloca a América como el
paraíso de las masas donde ellas triunfan y, por tanto, también sale victoriosa
la violencia, que se implanta como la
única “ratio”, la única doctrina. En una especie de profecía, este apartado
sirve en la actualidad más que nunca, donde el binomio Trump y Estados Unidos
se ha convertido en la metáfora de “un loco gobernando el manicomio”.
En último lugar, el
filósofo español, tras analizar esa llegada a la dirección de la vida pública
de las masas y extrapolar el fenómeno a un ámbito global, es interesante la
solución que plantea: construir una gran nación con el grupo de pueblos
continentales.
Ortega y Gasset sugiere
la creación de Europa como un gran Estado nacional, donde exista un proyecto
iniciativo de colaboración exento de nacionalismos que sigan aumentando la
decadencia de Europa. Es inevitable que el lector conecte esta proposición con
la creación de la actual Unión Europea como si de un antecedente a ésta se
tratara. Esta unión de diversos países del continente europeo tuvo lugar para
intentar evitar que se produjera otra catástrofe producto de la constante
tensión entre países. Por tanto, ¿se fijaron personajes como Schuman o Monneten la resolución final de La rebelión de las masas para concebir
la Unión Europea? O dicho de otro modo: ¿podría ser considerado a Ortega y
Gasset como “padre indirecto” de la Unión Europea?
2. “A
riesgo de ser vulgar…”
A riesgo de enarbolar
la bandera de la vulgaridad, toca buscar pequeños resquicios de una obra tan
magna que invita cuanto menos a la reflexión del autor. Son pocos los
“renuncios” que tiene Ortega y Gasset en La
rebelión de las masas, y esos ínfimos detalles se basan en opiniones y no en ideas, pues no se han
aceptado las reglas del juego que impone la verdad.
El autor mantiene ser
“anti-algo” es anterior a ese “algo”. Es difícil de comprender esta idea, ya
que para estar en contra de alguna situación o fenómeno, primero debe existir
esa situación o fenómeno. Es un orden ilógico donde se intenta situar antes el
efecto que la causa.
No se puede ser, por
ejemplo, anticomunista sin que el comunismo haya surgido. Tampoco se puede ser
antitaurino sin que una plaza de toros abarrotada de público albergue lo que
para los amantes del toreo es una “representación artística del combate entre
el Hombre y la Bestia”.
También manifiesta que
el español medio se ha adaptado al encanallamiento y a los tópicos que de él se
cuentan. Si bien existe una mayoría que, de forma increíble, sigue considerándose como heredera de la picaresca
del aquel Lázaro del Tormes, aún resiste una “minoría absoluta” que no solo
conoce la abulia y el marasmo de nuestros días, sino que intenta encontrar ese
nuevo orden que con su implantación tergiverse a ese sistema tradicional. Entre
ese español masa hay individuos que son conscientes de la enfermedad que sume a
su país e intentan hallar el remedio para erradicarla. Aunque sea una minoría
diferente e indecente, la claridad de sus cabezas permiten que vean el caos
para poderse enfrentar a él. La visión de esos pocos individuos que se
encuentran camuflados en la muchedumbre española se definen por las
obligaciones y exigencias de revertir lo que acontece; por tanto, equivalen a
esforzados o excelentes que contradicen a ese derecho de la vulgaridad que se
ha incrustado en la vida del ciudadano debido a esa “rebelión de las masas”
advertida por Ortega. Rebelión que tiene sus reverberaciones en el mundo
actual…
Autor| Álvaro
Anula Pulido
Vía| Álvaro
Anula Pulido
Imagen| Irreverendos
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