Esta cultura tiene una forma muy inusual de inhumar a sus
muertos
Tumba Zapoteca donde aparece el difunto con su ajuar |
Monte Albán es un enclave, que se encuentra en México, en el que existió una civilización que se enmarcó cronológicamente dentro del periodo clásico
mesoamericano. Allí se desarrolló una cultura que dará
lugar a un centro ceremonial muy interesante que va a destacar, sobre todo, por
sus tumbas y por sus enterramientos.
Al ser una zona sísmica, los edificios que se construyeron son
bajos, con una gran base y casi sin decoración, a excepción del tablero
escapulario. Este centro ceremonial se edificó encima de una montaña que se
aplanó para dar cabida a un espacio dedicado a Pitao cocijo (dios de la lluvia),
el cual estaba articulado a través de una gran plaza que se colocó en el medio y
que estaba enmarcada por una serie de construcciones menores y mayores que siguen
la máxima del urbanismo mesoamericano.
El enclave lo completaba un juego de pelota o tlachtli, un
edificio de planta pentagonal que al parecer fue un observatorio astronómico y
la necrópolis, donde se han localizado más de 150 tumbas.
Los zapotecas tenían un ritual funerario doble. Cuando
alguien fallecía lo enterraban rodeado de sus pertenencias y de ajuares
menores, pero no incineraban a sus muertos porque pensaban que esa práctica
destruía el alma.
Este enterramiento primario duraba unos cuatro años, pasado
ese tiempo lo exhumaban, se celebraba una ceremonia solemne y se pintaban los
huesos de rojo.
Finalmente, se realizaba el enterramiento definitivo y se
acompañaba al difunto, entre otras cosas, con piezas cerámicas, vasijas y urnas que adoptaban la
forma de algunas divinidades.
¿Qué te parece el doble enterramiento de los zapotecas?
Autor| Rosa Mª Huertas Franco
Imagen| Emaze
Comentarios