Analizamos este mosaico
de época cretense, uno de los más populares del Palacio de Cnossos y representante
de la cultura minoica
Fragmento de ‘El Príncipe de los Lirios’ |
La imagen del Príncipe
de los Lirios es una de esas que se quedan grabadas en la memoria por lo
que tiene de colorida, estilizada y por su poder de asociación a un lugar (Creta) y una cultura concreta (la minoica),
aunque a fuerza de ser sinceros se trata de una imagen tan restaurada y
reconstruida sobre criterios tan fantasiosos que difícilmente tenga mucho que
ver con la imagen original.
En la Isla de
Creta, situada casi a medio camino
entre Grecia y Turquía (lo que la convierte en un enclave ideal para la
comunicación entre Asia y Europa) se desarrolló la cultura minoica entre el 3000
y el 1100 a.C. Según los estudiosos se trataría de un pueblo pacífico
dedicado fundamentalmente al comercio. Fue Sir
Arthur Evans (Nash Mills, 8 de julio de 1851 – Boar Hill, 11 de julio de 1941),quien
acuñó el término de cultura minoica,
pues no le costó mucho relacionar la extraña estructura laberíntica del Palacio de Cnossos, que él mismo
descubrió hacia el año 1900,con el
mito del Rey Minos y el Minotauro.
Imagen de ‘El Príncipe de los Lirios’ |
Actualmente la reconstrucción que Evans hizo del Palacio
de Cnossos (que él creía que era el Palacio del propio Rey Minos) con paramento
de hormigón es tan discutida como visitada por infinitud de turistas, gracias a
sus 1500 habitaciones y sus 17000 metros cuadrados construidos. Lo mismo ocurre con una de sus figuras más famosas,
el Príncipe de los Lirios, que puede
verse en el museo del Heraclion. Se
trata de un fresco, un relieve en estuco de aproximadamente 1,20 metros de alto,
representa a un joven de perfil, aunque con el ojo de frente (rasgo típico de
la influencia de la pintura egipcia), ataviado con un faldín, un collar y un
tocado de lirios que denota su categoría social.Sobre un fondo liso vemos
representados también unos lirios y una mariposa.
La imagen está trazada utilizando líneas claras muy marcadas, a pesar de la rigidez de la figura y de
su postura hierática, heredada sin duda de la cultura egipcia, la claridad narrativa y sobre todo la aplicación del color en tintas planas y muy
contrastadas dotan a la imagen de una gran expresividad.
En realidad no conocemos quién puede ser el personaje que
representa la figura, pero Evans dejó volar su imaginación y lo convirtió en un
príncipe-sacerdote, probablemente el Rey Minos. En realidad los únicos restos que se conservan de la
pintura original son tres pequeños trozos pertenecientes al tocado, al
torso y partes de una pierna. Hoy en día la teoría que se maneja es que la
imagen representaría a varias figuras.
Autor| Ana Rebón Fernández
Vía| Ana Rebón Fernández
Imagen| Wikipedia
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