Arqueoastronomía de la isla de Gran Canaria (II): los marcadores solares

En Gran Canaria, los arqueoastrónomos han detectados varios ‘marcadores solares’ relacionados con los fenómenos astronómicos y, entre ellos, destacan cinco

Solsticio de verano en la Cueva de Cuatro Puertas
Como veíamos en la anterior entrada, en Gran Canaria los arqueoastrónomos han detectados varios ‘marcadores solares’ relacionados directamente con ciertos fenómenos astronómicos que antiguamente anunciaban la llegada de las estaciones del año. Entre ellos, destacan cinco: el Risco Caído, la Cueva de Cuatro Puertas, las montañas de Tauro e Inagua, el Túmulo de La Guancha y el Almogarén del Bentayga.

Ciertamente, son muchas las coincidencias como para creer que estos cinco ‘marcadores solares’ son solo el fruto de la casualidad, ya que estas comunidades de agricultores y pastores dependían del conocimiento del paso del tiempo para sobrevivir. En todos los casos, las primeras luces del día y las últimas de la tarde realizan unos estudiados juegos con las muescas practicadas intencionadamente en la pared. Los destellos luminosos penetran en los rincones de las cuevas excavadas artificialmente que, a excepción de un par de días al año, permanecen en la oscuridad.

Imagen del interior de Risco Caído
En primer lugar, Risco Caído es una cueva asociada a uno de los yacimientos más importantes de la isla de Gran Canaria. El arqueólogo Julio Cuenca, especialista en estos temas grancanarios, cree que este lúgubre espacio tuvo un papel esencial en el imaginario simbólico de los antiguos habitantes del lugar.

Curiosamente, coincidiendo con los solsticios de verano, los días 21 de junio de cada año, en el Hemisferio Norte, la luz del sol se proyecta en una de las paredes de esta caverna en forma de una especie de pene luminoso que, según va ascendiendo el sol, va bajando por la pared y ‘fecundando’ a varios grabados que representan vaginas humanas. Conforme va descendiendo el fálico haz de luz, se va convirtiendo en una especie de mujer encinta.

De forma muy medida, la luz del sol sólo penetra en la cavidad entre los meses de marzo y septiembre, coincidiendo con el espacio temporal que va desde el equinoccio de primavera hasta el de otoño. Este período coincide con el tiempo de abundancia, es decir, con la época de recolección y almacenamiento de los productos agrícolas.

Interior de la Cueva de Cuatro Puertas
En segundo lugar, y ubicada casi en el otro extremo de la isla, se encuentra la Cueva de Cuatro Puertas, en Telde. Esta cavidad también pasa a ser un lugar muy especial durante una semana al año, concretamente durante un par de días antes y después del día 21 de junio. En el caso de la Cueva de Cuatro Puertas, hay que esperar a que el sol esté a punto de ponerse tras los montículos para que una rendija de luz se cuele entre el primer y segundo portalón, y avance lentamente hasta posarse en la esquina este del recinto. Todo un espectáculo luminoso.

En tercera posición, destaca las montañas de Tauro, en Mogán, e Inagua, en La Aldea, como marcadores solsticiales para varios yacimientos arqueológicos de la isla. En los Llanos de Gamona, también en el municipio de Mogán, los antiguos canarios construyeron extrañas estructuras circulares y torretas que, según la tradición que la oralidad ha dejado, son “iglesias de canarios”. Curiosamente, desde esos puntos concretos, y coincidiendo con el solsticio de verano, puede observarse como el sol se hunde justo por la cima del magnífico Teide, en la vecina isla de Tenerife.

Visitantes ven la salida del sol durante el Solsticio de Invierno en el Túmulo de La Guancha
En el norte de Gran Canaria, la Montaña de Gáldar fue uno de los referentes geográficos más destacados de los antiguos habitantes de la zona. En sus alrededores se encontraba el asiento de la corte del Guanarteme, la máxima autoridad aborigen de la isla.

En torno a esta montaña, se han hallado algunos de los yacimientos más importantes de Gran Canaria, incluso los restos de algunos grandes poblados cuyas estructuras se aproximan mucho a los entramados urbanos. Uno de estos sitios, quizás el más emblemático, es la Necrópolis de La Guancha, que domina parte del talud adyacente a la Playa del Agujero.

En esta necrópolis, y en cuarta posición, se halla el Túmulo de La Guancha. Se trata de una de las estructuras funerarias más complejas de la isla, ya que contiene un sistema de círculos, torres y cistas que, según la tradición de los autóctonos, posiblemente se usó como mausoleo de la familia real aborigen, cerca del pie de la montaña. Visto desde la tumba principal, que se encuentra en el cuerpo central de la estructura funeraria, el sol sale justo por la cima de la montaña cada 21 de diciembre, coincidiendo con el solsticio de invierno.

El Almogarén del Bentayga
Por último, en quinto lugar, podemos destacar también como sitios con una orientación astronómica premeditada el Almogarén del Bentayga, en el municipio de Tejeda, y la Necrópolis de Arteara, en San Bartolomé de Tirajana. El primero era un almogarén, o templo antiguo canario, que sirvió para determinar la llegada de la primavera y del otoño a través de una hendidura practicada en una piedra. El segundo contaba con un túmulo funerario, que ocupaba un espacio central entre un gran conjunto de cientos de tumbas, que también pudo haber hecho de ‘marcador solar’.

Como se aprecia, el sol, la vida y la muerte conforman una asociación constante y repetida en toda la geografía de Gran Canaria. Es una isla pequeña, pero que contiene más de mil quinientos yacimientos arqueológicos y, claro está, un gran número de montañas sagradas que miran al cielo.

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