Sea como fuere, todos esos chicos iban a acabar al mismo lugar, al reformatorio Arthur G. Dolzier
Cruces en el Colegio Arthur G. Dozier |
En La Florida del siglo XX, más concretamente en Thallassee, existía
un refugio para los jóvenes rebeldes de la época; aquellos chicos que se habían
escapado de sus casas o, simplemente, aquellos cuyos padres pensaban que
necesitaban una dosis especial de disciplina durante las vacaciones.
Sea como fuere, todos esos chicos iban a acabar al mismo lugar, al
reformatorio Arthur G. Dolzier.
Por fuera, el colegio no tenía nada que envidiar a cualquier
campus universitario. Poseíamgrandes jardines, pabellones para los chicos, un
campo de fútbol y hasta piscina olímpica.
Colegio Arthur G. Dozier |
Durante
el período en el que el colegio estuvo en funcionamiento, de 1900 hasta 2011,
las sospechas sobre los malos tratos hacia los jóvenes por parte de sus
responsables estuvieron siempre presentes.
Roger Dean Kiser,
alumno de la escuela entre 1959 y 1961, cuenta que llegó allí con tan sólo 12
años. Al poco de llegar, dos cuidadores le agarraron por los brazos y le
arrastraron hasta el edificio con los muros de cemento al que llamaban la “Casa Blanca” en el que se torturaba a
todo aquel que se saltara las reglas.
Primero
le golpearon, luego le asfixiaron y por último le dieron latigazos por todo el
cuerpo hasta que se desvaneció inconsciente.
En
los registros oficiales de la escuela consta que fallecieron allí 31 de los
chicos internos. Sus cruces, hechas con PVC, pueden verse aún en el lugar, en un pequeño cementerio situado en el jardín trasero del
complejo.
Antropólogos trabajando en el Colegio Arthur G. Dozier |
Estos restos pertenecen a los niños que perdieron su vida por
accidentes o causas naturales, incluídos los que murieron abrasados en el
incendio de 1914 o los que fallecieron víctimas del brote de gripe de 1918.
Sin embargo, hubo varios de ellos que simplemente desaparecieron y
las únicas respuestas que obtenían los familiares era que seguramente se
hubieran vuelto a escapar.
Pero
no fue hasta 2009, con la publicación del libro de Roger “Los
niños de la Casa Blanca, una tragedia americana”, cuando las cosas empezaron
a tomarse en serio. Como
consecuencia de la publicación, se inició una profunda investigación en la que, los antropólogos de la Universidad del Sur de
Florida, encontraron más de 50 cuerpos, esparcidos por los jardines y con
claros signos de haber sido torturados.
En
la actualidad, se sabe que son más el número de cuerpos encontrados, pero para
exhumarlos se necesita la autorización de las familias de las víctimas que
pasado ese tiempo algunas son difíciles de encontrar lo que hace que el proceso
se alargue.
Autora| Raquel Martínez Cabo
Vía| La
Información
Imagen| Supercurioso
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